II.- La Dinastía Bush «Un gobernante puede ignorar la chusma y consagrarse a los intereses de la clase dominante, engañando a la mayoría inerte que constituye los gobernadosSAhora que le encuentro sentido a todo esto (encima que se gastaron todo el dinero en comprar la elección del 2000) ésta no es una familia que tiene […]
II.- La Dinastía Bush
«Un gobernante puede ignorar la chusma y consagrarse a los intereses de la clase dominante, engañando a la mayoría inerte que constituye los gobernadosSAhora que le encuentro sentido a todo esto (encima que se gastaron todo el dinero en comprar la elección del 2000) ésta no es una familia que tiene un compromiso particularmente fuerte con la democracia. Su juicio de cómo ganar las elecciones sale de un manual de la CIA, no de la Declaración de Independencia o la Constitución.» Kevin Phillips, parafraseando a Maquiavelo.
Al momento de la inaguración de su 2da presidencia y la consiguiente proclamación del imperio estadounidense sobre el planeta, ninguna de las históricas familias de políticos estadounidenses han tenido tantos intereses económicos, como los que tienen los Bush, en el petróleo y en la industria armamentista.
Desde la Primera Guerra Mundial, una historia de cuatro generaciones han convertido a la familia en una poderosa y peligrosa «dinastía.» Esta es una telaraña de conexiones que pasan desde el Ivy League (un consorcio de universidades en donde estudian hijos de familias pudientes), banqueros millonarios, financistas de todo tipo, la industria del petróleo, el complejo industrial de la guerra, hasta los intereses de inteligencia y seguridad nacional.
Uno de los trabajos mas substanciales sobre la familia Bush lo ha escrito un republicano; Kevin Phillips. Todo, mas las dudosas maniobras políticas para llegar a la Casa Blanca y remecer los pilares constitucionales en los cuales se funda la democracia norteamericana, son abultadamente ejemplificados por Phillips quien trata de demostrar la aparición de esta nueva dinastía y la peligrosa alianza entre los intereses económicos de los Bush y amigos y el surgimiento de una nueva política neoconservadora de superioridad mundial. El Libro se llama American Dynasty: Aristocracy, Fortune, and the Politics of Deceit in the House of Bush / Dinastía Americana; Aristocracia, Riqueza y la Política del Engaño en la Casa de Bush. (Viking Penguin. Febrero del 2004)
Bush no solo fue llevado en andas al negocio del petróleo sino a todos los negocios en que se ha envuelto incluido la presidencia. Su familia y sus amigos siempre lo socorrieron en sus fracasos y lo apuntalaron en sus lucrativas movidas financieras como en los casos de sus empresas petroleras y el equipo de futbol, Texas Rangers.
El Príncipe de Maquiavelo podría parecer un memoramdum de la Casa Blanca. «Un gobernante puede ignorar la chusma y consagrarse a los intereses de la clase dominante, engañando a la mayoría inerte que constituye los gobernadosSescribió Phillips parafraseando al filósofo italiano (1469-1527).
Con justa razón, puede que Madison y Jefferson estén revolcándose en sus tumbas horrorizados. Phillips argumenta que la aparición de esta nueva dinastía se logra a la sombra de la ignorancia de un público estadounidense que no conoce los detalles de las cuatro generaciones Bush, La característica principal de los Bush políticos tiene que ver la concentración del poder, el compadrazgo, la influencia, el engaño y el secreto político.
La condición de ex republicano convertido en independiente le da a Phillips, ex consejero de Richard Nixon, cierta autoridad al levantar sus argumentos basados en detallados análisis y descripciones históricas de la familia. La relación de los Bush con los árabes-sauditas, por ejemplo, esta descrita en deliciosos detalles que recuerdan cuando la pareja Reagan-Bush-padre negociaron un arreglo para que los rehenes en Irán no fueran liberados hasta que Reagan asumiera la presidencia.
La fortuna de los Bush comienza con los empresarios comerciales Samuel Bush y George Herbert Walker, quienes profitaron ostensiblemente de la carrera armamentista generada después de la Primera Guerra Mundial hasta convertirse en importantes personajes dentro del complejo militar industrial del planeta.
George Herbert Walker bisabuelo de Bush-Presidente y Averill Harriman llevaron adelante variados negocios en Rusia y Alemania durante los años veinte. En los treinta tenemos a Prescott Bush, yerno de Walker y abuelo de Bush, quien, como director del Union Banking Corporation mantuvo relaciones comerciales con la Alemania nazi. Esta compañía fue tambien conocida como una especie de banco mundial para el lavado de dinero.
Son casi ocho décadas de ligazón de los Bush con agencias de inteligencia y de relaciones internacionales. Como director de la División Armas Cortas, Municiones y Órdenes del Consejo de la Industria de Guerra Samuel Bush, el otro bisabuelo, estuvo involucrado en asuntos de inteligencia y temas de seguridad nacional. Antes que Bush-padre ocupara el cargo de Director de la CIA, su compañía Zapata Offshore Oil era uno de los frentes mas importantes de la CIA.
En el Medio Oriente, la ingerencia e influencia politica de Bush data de los años veinte, cuando George H. Walker, a la cabeza de la compañía W.A. Harriman & Co. participó en la reconstrucción de los campos petroleros de Baku, capital de Azerbaiján en la costa oeste del Mar Caspio (200 millas al norte de Irak). Prescott Bush fue director de Dresser Industries, una compañía que ahora es parte de Halliburton. Prescott también se involucró en negocios con el Medio Oriente después de la Segunda Guerra Mundial.
Pero fue George H.W. Bush, padre del actual Presidente, quién asentó los lazos más fuertes entre esa región y la dinastía familiar. Como director de la CIA (enero 76 – enero 77), como vicepresidente y luego como Presidente fue el primer político con intereses personales en la industria del petróleo. Esto explica, concluye Phillips, la constante casi obsesionada inclinación hacia el Medio Oriente, las operaciones clandestinas y la creación de oscuras instituciones bancarias internacionales como es el caso del Banco de Crédito y Comercio Internacional (Bank of Credit and Commerce International, BCCI).
Desde cada puesto público en que estuvo, Bush abogó por la ingerencia de la CIA en casi todo el Medio Oriente incluidos Irán, Arabia Saudita, Pakistán y Afganistán, convirtiendo a la región en el principal cliente internacional para la compra de todo tipo de armas.
Bush-padre trabajó cercanamente con el jefe de la inteligencia saudita Kamal Adham, yerno del Rey Faisal y muy cercano al Banco BCCI. Después de dejar la CIA fue presidente del consejo ejecutivo del banco First International Bancshares en los Estados Unidos e Inglaterra. En el libro False Profits / Ganancias Falsas, sus autores Peter Truell y Larry Gurwin, sostienen que Bush-padre viajó en nombre del banco ofreciendo sus servicios a instituciones financieras en Europa y el Medio Oriente.
A Bush-padre tampoco le faltaron los apellidos gates y otros grandes escándalos. En la conocida operación Sorpresa de Octubre de 1980, Bush-padre y los republicanos negociaron, a cambio de armas, con el gobierno de Irán para mantener a los rehénes estadounidenses presos hasta después de las elecciones presidenciales y así ayudar a la elección de Reagan. Como vicepresidente de Reagan y luego como Presidente, Bush-padre tuvo de alguna forma relacionado directa o indirectamente con el «Iran-Contragate;» la entrega ilegal de armas a los contras de Nicaragua a través de Irán y mas tarde el «Irakgate;» cuando vendió armas a Saddam Hussein durante los ochenta. Algunas de las entregas ilegales de armas a los contras nicaragüenses, un grupo anti-sandinista financiado por Reagan, fueron financiadas también por el banco BCCI.
El fiscal Lawrence E. Walsh concluyó durante una extensa investigación del Iran-Contragate que Bush tuvo que ver con variados actos ilegales, tuvo pleno conocimiento de la compraventa de armas, se negó a entregar su diario con apuntes relevantes al caso, y se negó a ser entrevistado por el fiscal. Como Presidente, en 1992 Bush otorgó indulto presidencial a la mayoría de los involucrados en el caso, entre ellos Caspar W. Weinberger, Duane R. Clarridge, Clair E. George, Alan D. Fiers, Elliot Abrams y Robert C. McFarlane. Todos ellos fueron acusados por entregar testimonios falsos, conspiración para defraudar al país, perjurio, obstrucción judicial y destrucción de documentos. (Reporte Final. Lawrence E. Walsh. Agosto 4, 1993)
«Cada vez se hace mas claro que George H.W. Bush, operando detrás de las cortinas durante los ochenta, inició y apoyó gran parte de la ayuda financiera, militar y de inteligencia que convirtió al Irak de Saddam en un poder agresor que eventualmente el mismo EEUU tuvo que destruir.» (Ted Koppel, Nightline ABC. Junio, 1992. Citado por Phillips). Irakgate tuvo que ver con la ayuda militar encubierta a Hussein cuando este combatia en contra de Iran. Mientras los EEUU le entregaban material biológico para desarrollar las famosas armas, Donald Rumsfeld (actual Ministro de Defensa) le daba la mano y se fotografiaba con Saddam Hussein.
Los cuatro hijos de Bush-padre no se quedaron atrás. George, Jeb, Neil y Marvin también disfrutaron de los beneficios financieros y los contactos realizados por su padre con hombres de negocios en Arabia Saudita, Kuwait, Bahrain y BCCI. Con el millonario tejano James Bath, Bush-hijo comenzó a realizar sus primeras conexiones en la zona. Bath fue el representante para los Estados Unidos de dos billonarios sauditas: Salem bin Laden y el banquero y asiduo del BCCI Khalid bin Mahfouz, ambos familiares de Osama. Phillips nos recuerda que, quizás usando fondos de estos dos en 1979, Bath se puso con 50 mil dólares para la compañía petrolera de Bush-hijo, Arbusto.
El banco BCCI y Harken Energy comenzaron a tener una estrecha relación especialmente cuando esta última compró (1986) la compañía Spectrum 7 cuyo presidente era Bush-hijo. Phillips cita un artículo del periódico Wall Street Journal: «El mosáico de las conexiones del BCCI con Harken Energy pueden solo testificar cuan omnipresente eran las conexiones de este delictivo banco. Pero el número de contactos del BCCI que negociaban con Harken – desde que George W. Bush comenzó trabajar allí – podría significar de que se trataba mas de un esfuerzo para amistarse con el hijo presidenciable.»
En 1993, después de dejar la Casa Blanca, Bush-padre viajo a Kuwait acompañado de su esposa Bárbara, sus hijos Marvin y Neil y el ex Secretario de Estado James A. Baker III. Neil se quedó un tiempo mas largo para hacer negocios. A su regreso se asocia con el comerciante sirio Jamal Daniel con el cual instalan una compañía de programas educativos computacionales. La empresa cuenta con la participación de tres poderosas familias del Golfo Pérsico. Pero mas tarde, Neil se haría conocido por el escándalo producido por la corrupción en la financiera Colorado’s Silverado Savings & Loan.
Tal era el interés y la intromisión de Bush-padre en el Medio Oriente que durante el gobierno de Reagan, fue conocido como «el vicepresidente Saudita.» Por otra parte un artículo en la revista New Yorker (24/03/03) describe al embajador saudita como «casi un miembro de la familia (Bush)»
Después de perder las presidenciales para su re-elección en 1993, Bush-padre se une a la compañía Carlyle Group en la cual ya trabajaban su ex Secretario de Estado James A. Baker III, el ex Ministro de Defensa Frank C. Carlucci y el ex Director del Presupuesto de la Casa Blanca Richard Darman. Con la presencia de estos experimentados hombres muy cercanos a la dinastía Bush y al gobierno, Carlyle Group se especializó en la compra y venta de compañías de la industria de la defensa. (Vale recordar que en diciembre del 2003, Baker III fue contratado por el Presidente Bush para pedir la condonación de las deudas internacionales de Irak y limosnear dineros para su reconstrucción, misión que terminó en un rotundo fracaso.)
Despues de dejar la Casa Blanca Bush-padre comenzó de inmediato a sacarle provecho personal a los contactos realizados como Presidente. Se convirtió en accionista principal de Carlyle y fue miembro de su Consejo Consultor para Asia comenzando su tarea de buscar inversionistas y clientes para la compañía. Doce de las familias más ricas de Arabia Saudita incluidos los Bin Laden fueron inversionistas de Carlyle. Según el Washington Post «sauditas millonarios cercanos al Príncipe Sultán y a su padre el Ministro de Defensa sauditaS fueron alentados para que pusieran su dinero en Carlyle como un favor al viejo Bush.» (Washington Post (WP). 11/02/02). El Príncipe Bandar bin Sultán, fiel amigo de la familia Bush, es el actual embajador de Arabia Saudita en Washington.
Una familia que siguió los consejos financieros de Bush-padre fue bin Laden – millonarios en el negocio de la construcción junto a Osama – invirtiendo dos millones de dólares. Después del once de septiembre Carlyle se las arregló para devolver el dinero. Si Bush-padre recibía comisiones por los inversionistas que obtenía para Carlyle, podríamos concluir sin temor a equivocarnos que también recibió dineros de los bin Laden.
En el mismo artículo el WP informa que según Brad Bourland, economista del Banco Saudi-Americano, la familia real saudita, compuesta por 40 mil personas incluidos 8 mil príncipes, tiene un capital de entre 700 billones y 1 trillón de dólares en inversiones de todo tipo fuera del país, especialmente en Europa y los Estados Unidos. Los sauditas por lo general invierten tres cuarto de su dinero en los Estados Unidos y el resto en Europa y Asia. Para la economía estadounidense Arabia Saudita significa entre 500 y 700 billones de dólares.
Pero una mano sucia inevitablemente ensucia la otra. Dos de las personas que habrían secuestrado aviones durante los ataques del once de septiembre del 2001, Khalid al-Mihdhar y Nawaf al-Hazmi, recibían mensualmente $3,500 dólares de dos estudiantes en los Estados Unidos a través de una cuenta bancaria a nombre de la Princesa Haifa al-Faisal, esposa del Embajador Sultán e hija del fallecido Rey Faisal. El comité del congreso que comenzó a indagar sobre estos atentados fustigó al FBI y a la CIA por no seguir agresivamente las conexiones que pudieron ligar a Arabia Saudita con los secuestradores. (BBC, Londres. 24/11/02).
«Parece haber una estrategia sistemática de consentir y esconder cuando se trata de los saudíes,» dijo el Senador Charles E. Schumer quejándose sobre las 28 páginas que el gobierno no quiso dar a conocer en el informe del Congreso sobre los ataques de septiembre. Estas páginas tenían que ver con el rol y la información que Arabia Saudita tenía de los hechos. A pesar de esta gran historia, el Presidente Bush siempre ha tratado de desviar la atención cuando se trata de los lazos de su familia con los Bin Laden. Mientras Pakistán fue capaz de construir una bomba atómica con dineros sauditas, en París se reunían estos mismos billonarios sauditas para ponerse de acuerdo en «quien tenía que pagar que a Al Qaeda y a Osama bin Laden.» (Greg Palast entrevista con Buzzflash.com 11/03/02)
En un artículo de Los Angeles Times (11/01/04) Kevin Phillips concluye: «No hay ninguna evidencia para sugerir que los eventos del 11 de septiembre pudieran haberse prevenido o descubierto de antemano si otro, no Bush, hubiese sido el Presidente. Pero evidentemente hay bastante para sugerir que décadas de enredos y búsqueda de dineros de la dinastía Bush en el Medio Oriente han creado un gran conflicto de interés que merece ser parte del debate político del 2004. Ninguna presidencia anterior ha tenido algo remotamente similar. Ninguna.»
Phillips fue consultor político durante el Gobierno de Richard Nixon. Escribe periódicamente para Los Angeles Times, National Public Radio y para las revistas Harper’s y Time. Phillips también ha escrito los libros The Politics of Rich and Poor / La Política de los Ricos y Los Pobres y Wealth and Democracy / Riqueza y Democracia.
Fernando A. Torres es periodista independiente radicado en California, EEUU
El Arbusto que no deja ver el Bosque
Bush y su Gobierno
Fernando A. Torres (24-09-2004)