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Cacicadas y racismo en Canarias

Fuentes: Rebelión

En el debate del llamado Plan Ibarretxe, CC ha demostrado que carece de un discurso político que vaya más allá de pedir dinero: excenciones fiscales, se consideren ayudas de Estado o no, fondos de cohesión, estructurales, etc., etc. Cogidos en plena ola del debate de la reforma constitucional, las propuestas que vienen a hacer, una […]

En el debate del llamado Plan Ibarretxe, CC ha demostrado que carece de un discurso político que vaya más allá de pedir dinero: excenciones fiscales, se consideren ayudas de Estado o no, fondos de cohesión, estructurales, etc., etc.

Cogidos en plena ola del debate de la reforma constitucional, las propuestas que vienen a hacer, una vez en las islas, son demagógicas y, como siempre, caracterizadas por el victimismo. Ahora piden las competencias en materia de inmigración, aunque no sean capaces de explicar cómo piensan evitar la llegada de inmigrantes, en el contexto de la mundialización y producto del neoliberalismo que defienden los políticos profesionales de CC. Propuestas demagógicas basadas en argumentos falsos. Atribuir el mal funcionamiento de la sanidad, la educación o los servicios sociales a la presencia en las islas de 40.000 personas que han llegado `irregularmente» es faltar a la verdad, es una prevaricación lingüística; en ningún momento se refieren a los 12 millones, 12 millones de personas frente a 40.000, 12 millones de turistas que visitan las islas, con los que tenemos que ser amables, por supuesto. Con los otros 40.000 no sólo no tenemos que serlo, sino que si es posible hay que demostrarles nuestro civismo y aperturismo cultural persiguiéndolos por las calles, manteniéndolos en la clandestinidad, o dándoles trabajo en ese sector que se llama `economía sumergida», es decir, explotando a personas sin contratarlas, sin alta en la Seguridad Social y, en cualquier caso, con o sin contrato, por cuatro duros.

El periódico sensacionalista El Día titula hoy domingo, 6 de febrero, en portada: «Desembarco en Arico», con una gran foto a color, alusiva a la llegada de un barco negrero con 227 personas al sur de Tenerife. ¿Se imaginan algún medio que titulara `Avalancha de extranjeros en el Aeropuerto del Sur»: llegan 25.000 personas en un solo día? Claro, los racistas argumentarán que los que entran por el aeropuerto son turistas que vienen a gastar dinero. Está claro, pues, que además de ser negros o moros, a las personas que llegan a las islas en patera o en barcos destrozados se les rechaza por ser, fundamentalmente, pobres…Personas que han surcado el Atlántico a bordo de cáscaras de nuez para llegar a Europa, sí, a la Europa de Lars Von Trier…Está usted llegando a Europa; no se abrochen los cinturones porque no hay, ni se coloquen el chaleco salvavidas porque no se incluye en el pasaje de 500 dólares que les cuesta venir desde Sierra Leona: 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1, 0. Está usted en Europa. Está usted en Tajao (Arico), sur de Tenerife. Viene usted a quitarnos los puestos de trabajo a los blancos que vivimos aquí desde hace cientos de años. Si no viene a gastar dinero, váyase a su país, a su guerra, a su hambruna, que somos muchos blancos aquí ya y no cabemos. Hagan como los 12 millones de turistas (extranjeros y peninsulares) que nos visitan: vengan en avión y derrochen su dinero en nuestro tabaco y alcohol con bajos impuestos y en los puticlubs que anunciamos en nuestros periódicos blancos, como El Día. Compre cocaína o un sucedáneo a buen precio en los garitos del sur o en la calle. No trate de entrar en los bares solo para blancos británicos, donde sólo acceden británicos. Disfrute de nuestro turismo de calidad. Somos amables. Somos una encrucijada de culturas. Semos canarios. Semos una nacionalidad.

En la Reserva de Inversiones de Canarias (RIC), el capitalismo canario acumula ya 12.300 millones de euros, es decir, dinero que no se ha tributado a la Agencia Tributaria gracias a ese acuerdo a tres bandas (CC, PP, PSOE) durante la última década del siglo pasado. Como se vio con la sentencia del Tribunal Supremo sobre las denominadas `vacaciones vascas», es la economía lo que siempre acaba por unir a PNV, PP y PSOE. En ese caso, hasta el PP habla de injerencias en el ámbito competencial vasco.

Pero, en todo caso, resulta ridículo calificar `vacaciones fiscales» a ese pacto en Euzkadi. Si eso son `vacaciones fiscales», ¿cómo habría que denominar a la posibilidad que tienen los empresarios canarios de tributar sus beneficios no ya por el 32 o el 27% en el Impuesto de Sociedades (fijado en el 35% por la Agencia Estatal Tributaria), sino de coger sus beneficios, separar hasta el 90%, y a la cantidad resultante aplicarle ese 35% marcado por la Ley en el resto del Estado? Es decir, si ganan 100 millones de euros, pueden mandar 90 millones al limbo de la RIC y declarar el resto, al que se aplica el 35% de Impuestos. Entonces, la Hacienda, con la que se financia el gasto público (educación, sanidad, transporte colectivo, servicios sociales atención a mayores, menores, inmigrantes, etc.-) deja de ingresar muchísimo dinero. Si tomamos el ejemplo anterior, en lugar de ingresar 35 millones de euros, recaudaría 3,5 millones. El resto se lo quedan los empresarios, mientras los trabajadores de las islas tienen los salarios más bajos del Estado y lideran el número de horas extraordinarias.

Y al nacionalismo y al empresariado canario le importa un bledo que el 72% de la población no sepa aún si va a votar o no en el referéndum del 20 de febrero y que más del 85% desconozca lo que va a votar. ¿Acaso esos mismos votantes se leen los programas electorales? Sigamos con el espectáculo. ¿Cómo están ustedeeees?

Como expresión del caciquismo, les importa un pito que el voto en Canarias no supere el 30 por ciento de participación, lo que deslegitima por completo ese referéndum y supone un gran fracaso para todos los partidos, CC, PP y PSOE, que apoyan esa Carta otorgada por las monarquías y los jefes de Estado de Europa. En definitiva, si no se llegara al 30 por ciento de participación en Canarias es evidente que las islas no pueden integrarse en el articulado del Tratado por su condición de región ultraperiférica.

Si aplicamos, en este caso con más razón, el argumento de CC para no hacer caso a miles de manifestantes contra el Puerto de Granadilla, la especulación y a favor de la democracia participativa porque en la isla hay 800.000 personas y sólo se manifestaron 100.000, ¿qué harán esas maquinarias electorales si no vota más del 30, 40, ó 50% de los electores? Si pese a todos sus medios, no logran convocar sino al 35% de la población al referéndum, como mínimo se debería reformar con carácter de urgencia la Ley Electoral de Canarias para permitir la disolución anticipada del Parlamento y para bajar los absurdos y antidemocráticos topes electorales existentes. Mientras en el resto del Estado se necesita un 3 o 5% de los votos por circunscripción para tener escaños, en Canarias una fuerza política precisa del 30% de los votos para tener representación parlamentaria en la única circunscripción incluida en el Estatuto: la insular. La elevación del 3 al 6% del veto electoral en el ámbito del Archipiélago, aunque estatutariamente no exista una circunscripción regional, fue otra medida pactada por los grandes partidos para impedir el pluralismo en la Cámara. Ni siquiera Turquía, con el 10% de tope electoral, llega a tanto.

Claro, que esa reforma electoral podría darse en una sociedad democrática. Si todo siguiera igual después del 20 de febrero, habría que plantearse con absoluta seriedad si la única opción inmediata es la desobediencia civil.