Recomiendo:
0

Carta al ministro español de Asuntos Exteriores

Fuentes: Rebelión

Asunto: Cuándo defenderá los derechos humanos, también en el Sáhara Occidental?

Excmo. Sr. ministro,

Tres embajadores han tenido protagonismo en estos días.

El viaje de los reyes a Polonia con la embajada de conmemorar el fin del Holocausto en Europa resulta paradójico cuando no han acudido a conmemorar el fin del fascismo en España.

El fascismo no ha terminado. Esta Europa que celebra el fin del genocidio llevado a cabo por los nazis silencia el genocidio que está perpetrando Israel. Entonces ¿para qué esta evocación? En varios países de Europa están prohibidas las banderas del pueblo ocupado palestino y las manifestaciones que piden su liberación. Colaboran con Israel. No se entiende qué imagen quiere dar Europa. Si hay que respaldar el genocidio palestino, ¿por qué vituperar el judío? O al revés. Es fácil hacerse el bueno al final del camino, sobre todo si han transcurrido ochenta años. Pero en el genocidio de ahora no hay que detenerse. No interesa. Mejor lamentarnos dentro de otros ochenta años de lo espantoso que fue.

Hay maneras de que el más fuerte sea más fuerte, la venta de armas, por ejemplo, el comercio, los servicios. Todo eso lo hacemos desde España. Hacemos más fuerte a Israel para luego aceptar las consecuencias, como hacemos más fuerte a Marruecos para lo mismo.

El otro día la embajadora marroquí, Karima Benyaich, dio una conferencia hablando de lo bien que le iba a Marruecos, avalando su discurso con abundancia de cifras. Pero no se atrevió con las preguntas y se fue antes de terminar el acto. Muy profesional. Dejó a los dos historiadores que la acompañaban la tarea de defender en el coloquio lo indefendible, que el Sáhara Occidental es marroquí, algo que uno de los historiadores había pronunciado en su intervención y que una persona del público rebatió como un resorte. “Luego, luego, en las preguntas”, le interrumpieron. Pero en el turno de preguntas la embajadora ya no estaba. Da gusto cómo la representante de Marruecos elude enfrentarse a la verdad, porque los únicos argumentos que tiene son los de la fuerza, no los del derecho internacional.

Otro embajador que se ha lucido ha sido el español en Marruecos. No apoyó a los expulsados de Dajla -antigua Villa Cisneros, en la “provincia” española del Sáhara Occidental ahora ocupada por Marruecos-. Un periodista de Público y dos observadores de CEAS llegaron a esa ciudad en el primer vuelo de Ryanair Madrid-Dajla, una línea nueva no consensuada con el Frente Polisario y por tanto ilegal. Apenas estuvieron un rato con una familia saharaui para conocer de primera mano lo que está pasando allí, que la policía irrumpió en la casa y metió a los observadores en un avión para Agadir. Su Ministerio nunca ha apoyado a los observadores expulsados del Sáhara Occidental, en muchos casos con brutalidad, ni ha pedido explicaciones a Marruecos. Los ha dejado indefensos -a ellos y a los que vendrán, por aquello del precedente-. Para más inri, la ministra portavoz del Gobierno mantuvo que sí les habían proporcionado asistencia, cuando no era verdad. Nos tratan como a tontos. Debe de ser que lo somos por aguantarles a Vds. tanta desfachatez.

Y claro está que no se puede visitar el Sáhara Occidental si no es para hacer surf porque se comprobarían todos los desmanes del Gobierno marroquí hacia los saharauis. Sin ir más lejos, aquí van algunos ejemplos del trato a los presos políticos saharauis, desplazados a cárceles de Marruecos, aunque la barbarie abarca todos los ámbitos: invasión de colonos que pretende alterar la identidad saharaui, usurpación de fincas, expolio de los recursos naturales, apartheid escolar y laboral, acoso, represión y brutalidad policial; vulneraciones sistemáticas de los derechos humanos respaldadas por una ausencia total de legalidad. Y por supuesto, falta un referéndum de autodeterminación.

En la cárcel de Ait Melloul 2, el registro de las celdas de Mohamed Bani, Sidahmed Lemjiyed y Brahim Ismaili se convirtió en un asalto, con insultos, amenazas y destrucción de sus bienes personales. ¿Y ello por qué? Porque se habían quejado de que la Administración había ubicado a presos con enfermedades contagiosas en celdas cercanas. No hay que quejarse.

En la cárcel de Tifilt 2, a Mohamed Lamine Haddi le mantienen aislado desde 2017 en una celda subterránea sin curarle ni llevarle al hospital por la septicemia derivada de siete años de infección del oído izquierdo. Tiene muchas más enfermedades que no le tratan y que Vd. conoce, pero la septicemia es la más alarmante. A Sidi Abdullah Abhah, también en aislamiento desde 2017, le vienen negando el paseo diario desde hace nueve meses y le acosan sistemáticamente los carceleros. Desde el 2 de enero ya ni siquiera puede comunicarse con su familia por teléfono. Enfermo, sin atención médica, aislado hasta de las conversaciones mínimas con su familia,  condenado a cadena perpetua en un juicio farsa, ¿cómo va a acabar este hombre?

Aziz El Ouahidi  y Elbar El Kantaoui, dos estudiantes saharauis, llevan 9 días en huelga de hambre en la cárcel de Bouzakarn, en Marruecos. Protestan por el trato inhumano que padecen. La Administración de la cárcel responde con un consejo disciplinario, la privación de visitas familiares durante 30 días y el aumento de detenidos marroquíes en su celda, superando así su capacidad.

Los otros dos compañeros del grupo de estudiantes Amigos de El Ouali que quedan en prisión (eran 15), Houssein Bachir (recuerde que España le entregó a Marruecos cuando pedía asilo) y Abdelmoula El Hafidi, han sido separados y trasladados a otras dos cárceles –Salé 2, cerca de Rabat (cada vez más lejos de su familia) y Oudaya, Marrakech- para que no se solidaricen con aquéllos. Y es que estos estudiantes han protagonizado ya muchas huelgas de hambre en protesta por su condena y por sus condiciones carcelarias.

De nuevo, un preso sin atención médica, Abdallahi Lekhfaouni. Tomaba calmantes por su dolor de rodilla porque hace un año que no tiene tratamiento. Ahora, le suprimen los calmantes.

No será porque el Grupo de trabajo de las Naciones Unidas sobre la detención arbitraria no ha pedido al Gobierno de Marruecos garantizar la protección de todos los miembros del grupo de Gdeim Izik contra toda forma de hostigamiento en prisión. Pues Bani, Lemjiyed, Ismaili, Haddi, Abhah, Lekhfaouni pertenecen al grupo de Gdeim Izik. Y aunque así no fuera.

¿Qué tecla habría que tocar para que Vd. se interese por estos presos? Ni hace Vd. caso de sus obligaciones derivadas de ser España la potencia administradora del Sáhara Occidental ni se hace caso a sí mismo cuando proclama la defensa de los derechos humanos: “somos favorables a que se conozca la verdad, a que se haga justicia y a la defensa de los derechos humanos en todos los lugares del mundo”, ha dicho Vd. desde Siria. Pues el Sáhara Occidental está en el mundo.

Cristina Martínez Benítez de Lugo. Participante en el Movimiento por los Presos Políticos Saharauis