El asalto israelí sobre Líbano, respaldado por Estados Unidos, ha dejado a ese país estupefacto, en llamas e iracundo. La matanza en Qana y la pérdida de vidas no fue sólo «desproporcionada». De acuerdo con las leyes internacionales existentes, se trató de un crimen de guerra. La deliberada y sistemática destrucción de la infraestructura social […]
El asalto israelí sobre Líbano, respaldado por Estados Unidos, ha dejado a ese país estupefacto, en llamas e iracundo. La matanza en Qana y la pérdida de vidas no fue sólo «desproporcionada». De acuerdo con las leyes internacionales existentes, se trató de un crimen de guerra.
La deliberada y sistemática destrucción de la infraestructura social de Líbano por parte de la fuerza aérea israelí es también un crimen de guerra, diseñado para reducir al país hasta convertirlo en un protectorado de Israel y de Estados Unidos.
Este intento resultó contraproducente; personas en todo el mundo miran horrorizados lo que ocurre. En el mismo Líbano, 87 por ciento de la población ahora apoya a la resistencia de Hamas, incluidos 80 por ciento de los cristianos y los drusos, al igual que 89 por ciento de los musulmanes sunitas, mientras que sólo 8 por ciento cree que Estados Unidos apoya a Líbano.
Pero estas acciones no serán juzgadas en ninguna corte instalada por la «comunidad internacional» pues no lo permitirán Estados Unidos y sus aliados, que son quienes cometen estos atroces crímenes o son cómplices en los mismos.
Ahora ha quedado claro que el asalto sobre Líbano para eliminar a Hezbollah se preparó mucho tiempo atrás. Los crímenes de Israel recibieron la luz verde de Estados Unidos y de su siempre leal aliado británico, pese a la abrumadora oposición que Blair enfrenta en su propio país.
La breve paz que Líbano disfrutó ha tocado a su fin y este país paralizado es obligado a recordar un pasado que esperaba olvidar. El terror de Estado que se inflige a Líbano se ve reproducido en el ghetto de Gaza, mientras la «comunidad internacional» observa en silencio. Mientras tanto, el resto de Palestina es anexada y desmantelada con la participación directa de Estados Unidos y la aprobación tácita de sus aliados.
Ofrecemos nuestra solidaridad y nuestro apoyo a las víctimas de esta brutalidad y a aquellos que forman la resistencia a la misma. De nuestra parte, usaremos todos los medios a nuestra disposición para denunciar la complicidad de nuestros gobiernos en estos crímenes. No habrá paz en Medio Oriente mientras continúen las ocupaciones en Palestina e Irak, y sigan las pausas «temporales» en los bombardeos sobre Líbano.
Tariq Ali, John Berge, Noam Chomsky, Alexander Cockburn, Mahmoud Darwish, Richard Falk, Eduardo Galeano, Irene Gendzier, Charles Glass, Assaf Kfoury, Yitzhak Laor, Ken Loach, Harold Pinter, Tanya Reinhart, Arundhati Roy, Howard Zinn