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Comunicado del Comité Nacional Palestino de BDS

Chevorn y Siemens avivan el apartheid y la crisis climática

Fuentes: BDS

Palestina ocupada, 06/10/2022 – El Comité Nacional Palestino de BDS (BNC, por sus siglas en inglés), la mayor coalición palestina que lidera el movimiento mundial de Boicot, Desinversión y Sanciones, hace un llamamiento a las personas de todo el mundo que apoyan los derechos de las y los palestinos a unirse a los movimientos a favor de la justicia climática para hacer que la multinacional estadounidense de combustibles fósiles Chevron y el conglomerado alemán Siemens asuman sus responsabilidades por contribuir a avivar la destrucción del medio ambiente y el apartheid israelí.

Desde que Chevron adquirió Noble Energy en 2020 ha sido el principal actor internacional de la extracción del gas que Israel reclama en el Mediterráneo oriental. Por medio de sus actividades extractivistas Chevron está involucrada en la política y la práctica de Israel de privar al pueblo palestino de su derecho a la soberanía sobre sus recursos naturales. Chevron es cómplice potencialmente de saqueo que lleva a cabo Israel de las reservas de gas palestino en las costas de la ocupada Franja de Gaza, que según el derecho internacional es un crimen de guerra.saqueo que lleva a cabo Israel

Chevron también es cómplice del bloqueo ilegal que Israel ha impuesto a Gaza e impide a las y los palestinos acceder al mar, lo que incluye el trasvase ilegal a Egipto por parte de Israel del gas extraído a través de un gaseoducto submarino que atraviesa la Zona Económica Exclusiva palestina en Gaza, por lo que debe millones a las y los palestinos por tasas de tránsito. Además, el bloqueo marítimo, que Israel impone por medio una violencia brutal y mortífera, ha perjudicado especialmente a miles de familias palestinas que dependen de la pesca para vivir.

Chevron proporciona a Israel miles de millones de dólares en ingresos, lo que contribuye a fortalecer sus arcas de guerra, además de su régimen de apartheid, su colonialismo de asentamiento y su ocupación militar.

Las reservas de gas fósil que reclama Israel son pequeñas si las comparamos con las de muchos países de Oriente Medio y el Norte de África. Están situadas, además, en el Mediterráneo oriental, donde las disputas por las fronteras marítimas entre Israel, el Estado de Palestina bajo la ocupación de Israel, Líbano, Chipre, Grecia y Turquía suponen un alto riesgo de conflicto armado. Aun así, gracias a la complicidad de Chevron, el Israel del apartheid se ha afanado en erigirse en exportador de energía (minúsculo, por cierto) a Europa, con la esperanza de que su integración en el mercado energético europeo no solo le proporcione un beneficio económico, sino que le ayude a eludir sus responsabilidades por su sistema de apartheid y por la anexión, colonización y explotación ilegales de la tierra y los recursos naturales palestinos que lleva a cabo.
La sociedad civil palestina, representada en el BNC, hace un llamamiento a quienes en todo el mundo apoyan los derechos de las y los palestinos a crear y fortalecer las asociaciones interseccionales con el movimiento a favor de la justicia climática y las muchas comunidades y pueblos originarios de todo el mundo que denuncian y que se resisten a la violencia colonial del extractivismo de Chevron, la destrucción del medio ambiente y las graves violaciones de los derechos humanos.

El gas fósil es enemigo del medioambiente. Según la comunidad científica, el impacto del metano (el principal componente del gas fósil) en la atmósfera es 86 veces peor que el del dióxido de carbono si se calcula para un periodo de 20 años, es decir, el periodo de tiempo del que disponemos para reducir drásticamente las emisiones de efecto invernadero y evitar más desastres climáticos. Al menos el 25% del calentamiento global actual se debe al metano relacionado con la actividad humana. El transporte de gas, a través de gaseoductos o licuado, contribuye enormemente al cambio climático porque se pueden producir fugas de gas. Contrariamente a las afirmaciones propagandísticas del lobby de los combustibles fósiles, el gas no es un combustible “de transición”, sino que es el combustible que utilizan las codiciosas multinacionales para mantener sus beneficios y su influencia al tiempo que devastan los ecosistemas y el clima.

Siemens ha ganado la licitación para construir el Interconector Euroasia, un cable eléctrico submarino desde Israel hasta Grecia a través de Chipre, que conectará la red eléctrica del Israel del apartheid con la de la UE y le permitirá exportar a Europa electricidad generada a partir de gas fósil.

Como explicaba el Consejo Palestino de Organizaciones de Derechos Humanosl (PHROC, por sus siglas en inglés), si tal como está planeado se construye el Interconector Euroasia, contribuirá a mantener y expandir las colonias ilegales de Israel en territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén Oriental. El socio israelí del proyecto, la empresa estatal Israel Electricity Corporation (IEC), producirá y distribuirá electricidad a través del Interconector desde su red eléctrica nacional en la que se incluyen (y se anexiona de facto) las colonias ilegales. Puesto que estas colonias constituyen un crimen de guerra y han sido condenadas en resoluciones de la ONU y la UE por ser una flagrante violación del derecho internacional, la UE y Siemens violan sus respectivas obligaciones en materia de derecho humanitario internacional y de derechos humanos al promover y financiar este proyecto, y al construir el Interconector.

Además de ello, Siemens ha sido cómplice del apartheid y del colonialismo de asentamiento de Israel, sobre todo a través de sus negocios con las autoridades israelíes en materia de transporte, tráfico y control de la población en el Jerusalén Oriental ocupado y en las colonias ilegales israelíes.

Denunciamos la complicidad de la Unión Europea al apoyar al régimen de Israel que oprime al pueblo palestino y protegerlo para que no tenga que asumir sus responsabilidades. Aprovechando el lavado de imagen verde que lleva a cabo la UE respecto al gas fósil al presentarlo como supuestamente menos contaminante que el petróleo o el carbón, una afirmación que expertos independientes ha denunciado que es falsa, Israel se unió a Chipre y Grecia como socio del gaseoducto EastMed, en el que participa Chevron, y el Interconector Euroasia, que planea construir Siemens. La UE ha promovido y patrocinado ambos proyectos basados en gases fósiles. Las serias dudas acerca de la viabilidad del gaseoducto EastMed hacen que sea menos posible que el proyecto pueda suponer una alternativa viable al gas ruso. Con todo, parte del gas que Chevron extrae en Israel se bombea actualmente a Egipto y se exporta a Europa como parte de los envíos egipcios de gas natural licuado. Puede que el Interconector Euroasia pase pronto a la fase de construcción tras haber recibido de la UE una parte importante de su financiación.

Teniendo en cuenta la anterior, pedimos:

  • El boicot mundial de consumo y campañas de desinversión contra Siemens hasta que la empresa ponga fin a su participación comercial en el Interconector Euroasia, que hace posible las colonias ilegales de Israel y su sistema de apartheid, un crimen contra la humanidad.
     
  • Excluir a Siemens de contratos e inversiones públicas y privadas hasta que la empresa se retire del proyecto y acabe con su complicidad en los crímenes de guerra y contra la humanidad israelíes.
     
  • Desinvertir de Chevron y otras empresas de combustibles fósiles que avivan la crisis climática y el apartheid israelí.
     
  • Apoyar las campañas a favor de la justicia medioambiental contra gigantes de la energía fósil como Chevron, uno de los principales responsables de la crisis climática que vivimos todos.
     
  • Apoyar la campaña internacional contra el Gaseoducto Eastmed, un proyecto peligroso para el clima, el medioambiente y una paz justa en la zona.
     

¡Logremos juntos que Chevron y Siemens paguen un alto precio por avivar el cambio climático y el apartheid israelí!

Fuente: https://bdsmovement.net/es/news/chevron-y-siemens-avivan-el-apartheid-y-la-crisis-climatica