El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, el estadounidense Mauricio Claver-Carone, quedó en la cuerda floja y antes del martes se definirá si es expulsado de su cargo por graves faltas éticas y abuso de poder detectadas por una investigación independiente solicitada por el mismo organismo.
Los directores ejecutivos del BID resolvieron el último jueves recomendar el despido del economista y bloguero estadounidense por encontrarlo culpable de esas inconductas. Ahora los directores de la entidad tendrán que votar cómo se resuelve la situación, pero el propio gobierno de su país se inclinaría por separarlo del puesto.
El Banco Interamericano de Desarrollo es el mayor prestamista multilateral para América Latina, y desembolsa hasta 23.000 millones de dólares cada año. Un portavoz del Departamento del Tesoro estadounidense, dijo que EEUU, el mayor accionista del banco con el 30% de sus acciones con derecho a voto, se posicionaba a favor de la salida de Claver-Carone, al tiempo que esperaba una «rápida resolución» por parte de los gobernadores.
“La creación de un clima de miedo a las represalias entre el personal y los países prestatarios ha hecho perder la confianza del personal y los accionistas del Banco y hace necesario un cambio de liderazgo”, dijo un portavoz del organismo a la prensa
«La negativa de Claver-Carone a cooperar plenamente con la investigación y su creación de un clima de temor a las represalias entre el personal y los países prestatarios ha hecho perder la confianza del personal y los accionistas del Banco y hace necesario un cambio de liderazgo», dijo el portavoz a la agencia de noticias Reuters.
Para que se concrete el cese se requerirá una mayoría del poder de voto total. Los tres mayores accionistas son Estados Unidos, Argentina y Brasil, que en conjunto poseen casi el 53% del poder de votos.
En marzo último, un correo electrónico incendiario llegó a miembros del directorio y comenzó a ser objeto de runrún en los pasillos de la sede del BID en Washington. Involucraba a dos personas claves de ese organismo: Claver-Carone, presidente y una alta funcionaria (J.B.) a quienes se acusa de mantener una relación amorosa, algo prohibido por estatutos. También se acusaba al estadounidense de malversar fondos del organismo y de echar a tres empleados para ocultar las desprolijidades.
El triunfo del candidato de Trump generó tensiones en la región al intentar restringir la influencia de China en la región. Según el presidente del BID, existía preocupación en Estados Unidos por las “relaciones contranatura”, en referencia a las estrechas relaciones comerciales financieras y de inversiones que varios países de la región mantienen con China.
Claver-Carone señaló que ante la falta de apoyo de los capitales estadounidenses China empezó a prestarle dinero a la región (…) “Lo mejor que podemos hacer es trabajar con todos nuestros amigos aliados y todos los accionistas del BID para que este sea una verdadera potencia financiera. Es mucho mejor que lo haga Estados Unidos y la región a que, por desesperación, se busque financiación de otros países”, señaló al asumir.
El informe elaborado por la firma legal Davis Polk citó ejemplos de abuso de poder por parte de Claver-Carone, incluido el despido de algunos empleados del banco que creen fue en represalia por varios conflictos personales. Además, mantuvo una relación íntima con una persona de cargo jerárquico que trabajó anteriormente con él en la Casa Blanca bajo la presidencia de Donald Trump. El funcionario negó los cargos y sostuvo que se trata de una operación política para desplazarlo.
Claver-Carone aseguró que “es vergonzoso que Estados Unidos haya comentado a la prensa antes de notificarme y que el Tesoro no defienda a los estadounidenses contra lo que es claramente información fabricada. Está más allá de la sátira que China haya encontrado su camino en el BID durante la administración de Obama y que ahora los funcionarios de Biden se lo devuelvan en bandeja de plata, días después de que se demostrara que la campaña anónima maliciosa inicial no tenía fundamento”.
El cubanoestadounidense llegó a la jefatura del BID por orden del expresidente Donald Trump, quien quebró así la tradición del organismo de reservar ese lugar para un representante de América Latina o el Caribe. Asumió el cargo en octubre de 2020, luego de su paso por el directorio del Fondo Monetario Internacional, donde presionó para concretar la aprobación del mayor crédito de la historia del organismo, otorgado al gobierno neoliberal argentino de Mauricio Macri en 2018.
Claver-Carone fue elegido presidente del BID con el apoyo de 30 de sus miembros y 16 abstenciones, entre ellas las de Argentina, Chile, México, Perú, y Trinidad y Tobago, además de los países socios miembros de la Unión Europea. Los gobiernos de Argentina, Chile, Costa Rica y México habían respaldado públicamente la postergación de las elecciones.
Sin tapujos se violó el derecho internacional consuetudinario (Resolución 73/203 del 20 de diciembre de 2018 de la Asamblea General de las Naciones Unidas) al postular a la presidencia a un candidato que no es latinoamericano o caribeño. Tras ostentosas presiones, fakenews y manipulaciones, Argentina retiró a su candidato, Gustavo Véliz (numerario del Opus Dei) e instó a otros gobiernos a abstenerse en la votación.
Desde que Trump postulara a la presidencia del BID a su entonces asesor para la región en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, expresidentes de América Latina y de Europa, diplomáticos, personajes de la vida política, cultural, académica y la ciudadanía en general, no cesaron en denunciar la necesidad de postergar la elección. Alterar las normas, como lo hizo Trump, hubiera requerido un debate que no tuvo lugar. La pandemia y el cierre de las fronteras impidió que se realizará la Asamblea Anual prevista en marzo de 2020.
La gravedad de su eventual nombramiento fue descrita en una carta pública por altos exfuncionarios estadounidenses, demócratas y republicanos como el demócrata Patrick Leahy, vicepresidente del Comité de Apropiaciones del Senado, el republicano George Shultz, exsecretario de Estado; el republicano Robert Zoellick, expresidente del Banco Mundial, y la republicana Carla Hills, exrepresentante de Comercio.
En la carta señalaban textualmente: “Elegir al estadounidense Mauricio Claver-Carone como presidente del BID no solo desataría una crisis institucional sin precedentes en el ente hemisférico, sino que pondría en riesgo el vital respaldo de Washington a esta entidad”.
Añadían que “elegirlo para un mandato de cinco años, apenas unas semanas antes de las elecciones presidenciales estadounidenses desencadenaría una crisis institucional inmediata en el BID y pondría en peligro el apoyo de EEUU al Banco, en momentos en que el Banco busca un aumento de capital”.
El gobierno ultraderechista de Iván Duque en Colombia cumplió con la tarea que le encomendó Donald Trump de gestionar el apoyo de la región al bloguero estadounidense. El 18 de agosto, un día después de la visita a Bogotá de Claver-Carone, en compañía del consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Robert O´Brien, la cancillería colombiana publicó un comunicado de respaldo a Claver-Carone, en el que se exhortó a los países a no postergar la elección.
Este fue inmediatamente firmado por 17 países ((Bahamas, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, Panamá, Paraguay, República Dominicana, Surinam y por Juan Guaidó, “presidente interno” de Venezuela, según Washington) con lo cual reunió los requisitos para su nominación. EEUU, Brasil, Colombia y Venezuela (representada por el títere Guaidó) acaparaban el 48% del poder de sufragio.
Los últimos choques
El polémico titular del BID tuvo fuertes cruces con el gobierno argentino hasta hace tres semanas, cuando el ministro de Economía, Sergio Massa, logró un acuerdo para que destrabe desembolsos por 800 millones de dólares que el directorio del organismo había aprobado, pero que Claver Carone trabó a lo largo del año con todo tipo de acusaciones
“Por mucho que el BID quiera aprobar nuevos fondos para Argentina, no puede dar el visto bueno a las solicitudes sin asegurarse prudentemente de que tiene un impacto en el desarrollo”, publicó Claver Carone el 25 de julio para explicar su negativa a girar el dinero.
“El éxito de Argentina es el éxito del BID, pero el tumultuoso historial financiero de Argentina afecta singularmente a los costos del banco. El BID debe proteger su capacidad de ayudar de forma fiable a todos sus 26 prestatarios, incluidos los países pequeños con pocos recursos”, agregó.
Mientras los voceros de Claver-Carone y el trumpismo acusaban al gobierno argentino de urdir la maniobra, los directores ejecutivos del BID, con los resultados de la investigación en su contra, recomendaron la expulsión.
*Economista y docente argentino, investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)