Recomiendo:
0

La campaña Horta és Futur teme que la retirada del Plan General por parte del PP sea coyuntural

Colectivos sociales se manifestarán en Valencia el 16 de mayo por la preservación de l’Horta

Fuentes: Rebelión

El 22 de abril la mayoría absoluta del PP en el Ayuntamiento de Valencia decidió aparcar la revisión del Plan General, que planteaba la construcción de viviendas, carreteras y centros comerciales en 415 hectáreas de huerta. La presión vecinal y de las organizaciones sociales, sumada a la proximidad de los comicios del 24 de mayo, […]

El 22 de abril la mayoría absoluta del PP en el Ayuntamiento de Valencia decidió aparcar la revisión del Plan General, que planteaba la construcción de viviendas, carreteras y centros comerciales en 415 hectáreas de huerta. La presión vecinal y de las organizaciones sociales, sumada a la proximidad de los comicios del 24 de mayo, ha llevado al consistorio dirigido por Rita Barberá a la retirada del plan. El PP teme que el proyecto de urbanizar el «pulmón verde» de Valencia le haga perder votos. Los colectivos organizados en la campaña Horta és Futur temen, sin embargo, que la retirada del documento de planeamiento sea una maniobra coyuntural. Para reivindicar la preservación de la huerta, Horta és Futur ha convocado una manifestación el 16 de mayo en Valencia.

Los colectivos en defensa de l’Horta cuentan con el compromiso de todos los partidos (salvo el PP) para tumbar la revisión del Plan General después del 24 de mayo, y reiniciar el proceso con la participación de la sociedad civil. Paralizar la propuesta del PP de urbanizar la huerta (en una ciudad con 60.000 viviendas vacías y solares para construir otras 40.000) ha sido posible gracias a varios meses de recabar apoyos, «bicifestaciones», alegaciones al plan general (más de 20.000) y manifestaciones en zonas «calientes» como Castellar (una de las pedanías de huerta históricamente más castigadas por la especulación).

«La paralización del Plan General es momentánea», ha subrayado Jordi Belver, labrador y miembro de la Asociación de Vecinos de Castellar, en la presentación a los medios informativos de la manifestación del 16 de mayo. Califica de «tregua» la decisión del gobierno municipal, «mientras busca alianzas y también para detener las movilizaciones». Uno de los objetivos principales de la manifestación, ha añadido, es recuperar la unión «necesaria» entre la huerta y la ciudad (además de «pulmón verde», la huerta es una fuente de trabajo y alimentos para Valencia y su área metropolitana). La retirada del instrumento de planeamiento ha sido posible, según Jordi Belver, «porque los afectados han podido coordinarse de una manera horizontal y empoderarse; no hemos encontrado apoyo alguno de las instituciones, la relación ha sido principalmente con movimientos sociales y algunos partidos».

Cada organización ha actuado en su ámbito para frenar el Plan General. En Castellar, por ejemplo, se ha producido una renovación en la asociación de vecinos con la entrada de gente más joven, que ha dado un impulso nuevo a las luchas. En los últimos 50 años se han reiterado las agresiones a la huerta, desde la aprobación del Plan Sur (trazado nuevo del cauce del río Turia) hasta hoy (Castellar, La Punta, La Torre, Forn de l’Alcedo…). Los procesos especulativos y depredadores se han consumado mientras se vaciaba la participación ciudadana. Por eso, anuncia Jorge Belver, «el 16 de mayo hemos convocado una manifestación de unidad popular, para que el País Valencià pueda decidir». Se trata de decir «basta» a la especulación y al despilfarro.

Susana Ferrando, labradora ecológica de Godella, ha subrayado que defender la huerta («un espacio fértil en el ámbito de la economía local, que proporciona cuatro cosechas al año de alimentos de calidad) es lo mismo que defender a los labradores. Las agresiones no resultan una novedad para la gente con raíces. Recuerda Susana Ferrando cómo sus abuelos ya se quejaban de las agresiones a las tierras hortícolas por los diferentes ayuntamientos y consellerias de Obras Públicas. Por eso, la manifestación del 16 de mayo ha de ser «lúdica y festiva, pero también de cabreo; no podemos bajar la guardia».

Pero más allá de las protestas concretas, esta labradora ecológica explica el potencial transformador de la huerta justo cuando el modelo de agricultura convencional se halla «en un punto crítico». Entre otras razones, «por las rentas bajas que proporciona a los pequeños agricultores, y por las prácticas contaminantes». Además, «no hace falta ir muy lejos para consumir frutas y verduras frescas, que pueden producirse en la huerta y poblaciones de alrededor». La problemática es global: los caminos rurales se hallan en situación de abandono, al igual que la infraestructura de acequias y las alquerías.

El crecimiento urbano de Valencia se ha producido a costa del entorno de huerta, recuerda la presidenta de la Asociación de Vecinos de Orriols, Maica Barceiro. El movimiento vecinal ha participado durante décadas en la resistencia, explica la activista: «nos hemos apoyado entre todos, y hemos ido todas las asociaciones a las zonas amenazadas por las máquinas (Natzaret, Castellar, Campanar, Borbotó, La Punta…)». «Hoy son los jóvenes los que nos empujan a seguir». Con el bagaje que dan los años, la dirigente vecinal constata una repetición en los procedimientos especulativos: «normalmente los terrenos se deprecian y quedan baldíos; a continuación aparecen constructores que los compran y dejan que se degraden; es entonces cuando los vecinos piden a la Administración que por favor haga algo; lo mismo ocurre con las alquerías, dejan que se degraden para especular y construir por ejemplo una carretera local».

Enric Navarro, labrador, productor y miembro de Per l’Horta, destaca que la reactivación del Plan General por parte de Rita Barberá suponía una «estocada de muerte» para los restos de zona de huerta. Además, la actuación en el ayuntamiento de la capital hubiera sido un punto de referencia para consistorios con intenciones urbanizadoras, como los de Alboraya y Tavernes Blanques. El gobierno del PP en Valencia ha acusado a la campaña Horta és Futur de «invadir» con alegaciones la maquinaria administrativa. Sin embargo, Enric Navarro resalta la movilización «transversal» que ha frenado los propósitos de la alcaldesa de Valencia. Además de los «clásicos» movimientos ambientalistas y vecinales, por primera vez se han sumado organizaciones agrarias, la Denominación de Origen de la Xufa, el Tribunal de las Aguas o el Colegio de Ingenieros Agrónomos.

Navarro ha señalado la ausencia de políticas agrarias como ejemplo del desprecio que padece la huerta. De hecho, ni el Ayuntamiento de Valencia ni la Generalitat cuentan con concejalía/conselleria de Agricultura. Además, ha señalado como prioridad que el Gobierno Valenciano apruebe el Plan de Acción Territorial de Protección de la Huerta (ya redactado y actualmente en un cajón), «pero con un plan agrario». «El objetivo ha de ser salvar al labrador y al productor, que tengan una renta digna como incentivo para cultivar sus campos», ha explicado el miembro de Per l’Horta. También revitalizar los mercados municipales, donde los labradores han vendido tradicionalmente sus productos. «¿Por qué en un parque natural todo el mundo conoce los usos permitidos? O en un polígono el industrial sabe que no le van a expropiar, mientras que en el terreno agrícola todo vale», ha concluido Enric Navarro.

Horta és Futur inició la Campaña contra la revisión del Plan General con una advertencia directa: «Es posible que los beneficiarios sean los mismos de siempre: bancos y constructores que compraron los terrenos para especular y ahora quieren hacer caja». Un estudio publicado el 27 de abril por la Campaña hila más fino y demuestra, a partir de la identificación de los propietarios de 103 parcelas de huerta en el ámbito del Plan General, que la mitad corresponden a inmobiliarias y bancos. Así, la revisión del plan en una ciudad como Valencia, que pierde población, «sólo puede entenderse como un intento de beneficiar a los especuladores que en el momento de la burbuja adquirieron tierras de cultivo en espera de la reclasificación». Los datos sugieren, concluye el estudio, que las inmobiliarias se repartieron las áreas (hortícolas) de compra.

El estudio cita, entre los nombres y apellidos que están detrás de la compra de tierras, a Vicente Prieto Añó (presidente del grupo Secopsa, «empresa largamente vinculada al Ayuntamiento de Valencia»); la inmobiliaria Urbem (sometida a un fuerte endeudamiento con el Banco de Santander), referentes inmobiliarios como Nozar y Chamartín-Campanario (que sufrieron procesos de insolvencia) y empresarios como Francisco Roig. La manifestación del 16 de mayo se convoca bajo la consigna «Aturem la destrucció i repensem l’horta i la ciutat des de la participación ciudadana».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.