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Como descendiente de víctimas de Auschwitz no tengo ningún interés en la lavandería Yad Vashem

Fuentes: Haaretz

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

 

 

El presidente filipino Duterte coloca una corona de flores en el Memorial del Holocausto de Israel, Yad Vashem. 2 de septiembre de 2018. Emil Salman

Yad Vashem realizará un evento el jueves para conmemorar el 75 aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz. La lista de los invitados que han confirmado su asistencia (jefes de Estado y representantes de alto rango de la mayoría de los países europeos, Canadá, Australia, Estados Unidos e incluso representantes de familias reales europeas) es el cumplimiento del sueño racista de Viktor Orban y Jair Bolsonaro: mundo blanco y basado en la identidad judeocristiana. No es casualidad que no haya un solo participante de América Latina, África o Asia Oriental en la conferencia.

Después de la Segunda Guerra Mundial, y como una lección del Holocausto en el que seis millones de judíos fueron exterminados, la comunidad internacional acordó una lista de documentos destinados a proteger el reconocimiento y la defensa de los derechos humanos básicos, prevenir el genocidio y la discriminación y proteger a los refugiados. Esos documentos no fueron perfectos, pero proporcionaron alguna esperanza de que el término «nunca más» se convertiría en algo más que un eslogan vacío.

En efecto, desde el punto de vista de Israel y de una gran cantidad de países occidentales cuyos representantes asistirán al evento de Yad Vashem, los ciudadanos del hemisferio sur no estaban destinados a estar completamente protegidos por estas cartas y protecciones de derechos humanos posteriores al Holocausto. Durante décadas -desde la liberación de Auschwitz– no solo la mayoría de estos países han permanecido en silencio ante una larga lista de masacres, violaciones, desapariciones y tortura de masas, sino que han ayudado activamente en la comisión de tales crímenes. Algunos países occidentales han seguido gobernados por regímenes colonialistas y neocolonialistas. Por razones económicas y como parte de la Guerra Fría y la guerra contra el comunismo, la mayoría de las naciones occidentales vendieron armas y apoyaron regímenes militares que perpetraron crímenes contra la humanidad y genocidio.

Con el consentimiento de los Estados Unidos, Israel se convirtió rápidamente en un proveedor central de armas para una lista de regímenes asesinos en América Central y del Sur, África y el sudeste asiático. Por ejemplo, el importante apoyo de Israel a un documento contra el genocidio de 1951 fue reemplazado por el apoyo a los regímenes militares en Guatemala y el genocidio se perpetró contra los nativos mediante el uso de armas israelíes. El apoyo de Israel a una carta para eliminar todas las formas de discriminación racial y proyectos civiles significativos para la independencia de las naciones africanas se transformó en un apoyo militar masivo al régimen del apartheid en Sudáfrica.

A diferencia del Museo del Holocausto en Washington, que durante años ofreció interpretaciones universales de las lecciones del Holocausto, destrucción documentada y crímenes de lesa humanidad contra otros pueblos e incluso estableció un instituto para prevenir el genocidio, Yad Vashem (con la excepción de algunos de sus investigadores) se abstuvo de tratar cualquier situación que se desviara del tema judío. Incluso durante décadas Yad Vashem se convirtió en un lugar obligatorio para los dictadores, asesinos, racistas y fascistas que visitan Israel para cerrar acuerdos de armas y ganar el manto de legitimidad y derecho moral del aliado de los Estados Unidos. Por lo tanto no hay un lugar más apropiado para lavar colectivamente todos los crímenes de estos países contra partes sustanciales de la población mundial que en el museo de Yad Vashem.

En el evento del jueves nadie hablará sobre las lecciones de Auschwitz y los procesos que tuvieron lugar en la década de 1930, en vista del odio a los extranjeros y la islamofobia en las naciones occidentales, la crisis mundial de refugiados y las continuas guerras en Sudán del Sur y Siria, los rohingyas atrapados en campos de refugiados en Bangladesh, el miedo al genocidio en Burundi y las zonas de oposición arrasadas en Camerún u Honduras.

Tampoco hablarán de la situación del pueblo palestino en los territorios ocupados, la responsabilidad de Francia en el genocidio de Ruanda, la responsabilidad de Gran Bretaña por el desastre de la división de la India y los campos de detención donde los miembros del movimiento de la libertad de Kenia fueron torturados, la responsabilidad estadounidense por la masacre masiva de comunistas e izquierdistas en Indonesia o el genocidio de los nativos en Canadá, Estados Unidos y Australia.

Presumiblemente, el presidente de Armenia no se atreverá a plantear ninguna discusión sobre la abstención de Israel del reconocimiento del genocidio armenio y el presidente de Bosnia no se atreverá a plantear ninguna discusión sobre la ayuda militar israelí a los serbios y a los serbios de Bosnia durante la guerra y el genocidio que tuvo lugar allí.

Como descendiente de víctimas y sobrevivientes de Auschwitz, no hay nada de interés para mí en este evento.

El abogado Eitay Mack es un activista de derechos humanos especializado en el tema del comercio de armas de Israel.

Fuente: https://www.haaretz.com/opinion/.premium-as-descendant-of-auschwitz-victims-i-ve-no-interest-in-the-yad-vashem-laundromat-1.8436623

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.