Traducido por Jalil Sadaka
La regla política de oro que sigue la mayoría de los regímenes árabes, sobre todo los pertenecientes al llamado bloque de la moderación, consiste en conseguir los favores de los Estados Unidos haciendo concesiones en su postura respecto a la Cuestión Palestina. Dicho con otras palabras, los líderes árabes se han acostumbrado a utilizar el tema palestino como una moneda de cambio para sus intereses económicos o políticos en sus relaciones con el mundo occidental; postura totalmente contraria al comportamiento de antaño, cuando no dudaban en sacrificar sus propios interés por la Cuestión Palestina.
En este sentido debemos interpretar las últimas declaraciones del presidente de Egipto Hosni Mubarak, en Bahréin, cuando no tuvo reparo en criticar «el rechazo» del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, ANP, Mahmud Abbas, de reanudar las negociaciones con Israel hasta que paralice la expansión colonial en Cisjordania y Jerusalén.
El presidente Mubarak, abogó por la reanudación de las negociaciones entre palestinos e israelíes, argumentando que el tiempo corre en contra de los palestinos, puesto que la dinámica de la colonización actual puede que no deje tierra para negociar cuando se decida retomar las negociaciones.
Si este tipo de declaración la hubiera hecho algún responsable europeo, incluso estadounidense, no habría recabado nuestro atención, teniendo en cuenta la conocida alineación a favor de Israel, pero el hecho que la haga el presidente del mayor país árabe, que ha sacrificado tanto por la Causa Palestina, nos resulta absolutamente inaceptable e incomprensible.
Resulta lamentable oír este tipo de manifestaciones que sólo sirven para dar pábulo al gobierno de Netanyahu y sus inflexibles posturas sobre los asentamientos, y sobre todo porque se hacen en un momento en el que se intensifican las presiones para hacerle cambiar su postura, y de sus políticas provocadoras, que amenazan todos los esfuerzos de paz.
Es llamativo que las declaraciones de Mubarak coincidan en el tiempo con una protesta por parte de las autoridades de Israel ante el embajador de Dinamarca por las declaraciones de la ministra de Asuntos Exteriores, en las que criticaba las colonias sionistas en tierras palestinas, calificándolas de ilegales y de un obstáculo para el proceso de paz.
No pretendemos que el presidente de Egipto prepare sus ejército para liberar la Palestina ocupada y defender los santos lugares del Islam, aunque ello constituya una obligación moral y religiosa para todos los líderes árabes y musulmanes, sólo le pedimos que imite a la ministra de Exteriores de Dinamarca y tome una postura clara contra las políticas de Israel que obstaculizan el proceso de paz del cual él mismo se considera el primer patrocinador.
El presidente de Egipto fue criticado por la administración estadounidense por rechazar la presencia de observadores internacionales en las elecciones legislativas que está previsto que se celebren este domingo, que le exigió además mayor transparencia en el proceso electoral, por eso decidió acallar esta críticas apuntándose a las posturas más intransigentes del presidente de gobierno israelí, haciendo recaer la responsabilidad del fracaso del proceso de paz sobe el lado palestino, liberando de este modo a Netanyahu de esta responsabilidad, por su empecinamiento en proseguir con sus planes de construcción de miles de viviendas en los territorios palestinos ocupados, negando incluso los generosos incentivos que le ofrece la administración estadounidense y que incluyen la donación de 35 aviones modelo F-35 cuyo valor supera los 3.000 millones de dólares.
Un ex ministro de exteriores de un país árabe muy cercano a Egipto me reveló que el presidente Mubarak le había confesado en privado que cuando quería conseguir algo de los EE.UU. recurría al anterior primer ministro israelí, Sharon, para que intercediera ante los Estados Unidos, con lo que al día siguiente obtendría lo que necesitaba.
Me hubiese gustado revelar la identidad de dicha fuente, pero me resulta imposible porque el hombre ocupa un relevante puesto de responsabilidad en su país. Es más, este personaje me hizo confesiones más dolorosas que me resulta inmoral hacer públicas.
El presidente Mubarak desea conseguir el favor de Netanyahu, aunque esto suponga faltar a sus compromisos con la Liga de los Estados Árabes y la Comisión de la Iniciativa de Paz árabe, acordada por las sucesivas cumbres árabes. La mejor manera de obtener los favores de Netanyahu para convencer a la administración de Obama de que dejara de demandar mayor transparencia en las elecciones, es presionar a los palestinos.
Pensábamos que la respuesta del presidente Mubarak a las presiones estadounidenses iba a ser admitir la presencia de observadores internacionales y garantizar la limpieza de las elecciones, sin embargo, lamentablemente, prefirió otra fórmula, que supone liberar al gobierno israelí de las presiones internacionales, y de la responsabilidad de boicotear el proceso de paz.
Permítame señor presidente Mubarak recordarle que las negociaciones entre la ANP y los israelíes comenzaron hace diecisiete años y no han logrado ningún avance tangible, como consecuencia de la falta de compromisos de Israel, a pesar de todos los acuerdos firmados bajo los auspicios del propio Mubarak. El resultado es que la colonización de las tierras palestinas prosigue sin parar.
Hemos mostrado, y seguimos mostrando, nuestra disconformidad con la ANP a partir de la firma de los Acuerdos de Oslo, consideramos que su forma de llevar a cabo las negociaciones con Israel es una pérdida de tiempo, no comprendemos la apuesta de la ANP por el papel patrocinador del régimen de Egipto. En este momento nos vemos en la obligación de instar a esta Autoridad a que renuncie a esta fórmula, que endurezca sus posiciones y que no escuche «los consejos» del presidente de Egipto y sus vaticinios para evitar así la pérdida no sólo de lo que queda de tierras palestinas, sino de la dignidad y de los derechos nacionales inalienables. Hacemos un llamamiento al presidente Abbas para que invierta sus prioridades y opciones y que declare el fin de la coordinación policial con Israel y la disolución de la ANP. La apuesta por la solución de dos Estados ya no tiene sentido, lo mismo se puede decir del propio proceso de paz y la Iniciativa árabe, incluso de todos los regímenes árabes. Es necesario volver a la resistencia con todos los medios.
Fuente: http://www.alquds.co.uk/
rCR