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Con papeles o sin papeles, la lucha sigue

Fuentes: Rebelión

Un gobierno que invierte más en perseguir a sus inmigrantes que en la seguridad de sus trabajadores es un gobierno a quien no le interesa el bienestar de su clase trabajadora. Perseguir y hacerle la vida miserable al trabajador inmigrante beneficia a los explotadores ya que les facilita el salirse con la suya en el […]

Un gobierno que invierte más en perseguir a sus inmigrantes que en la seguridad de sus trabajadores es un gobierno a quien no le interesa el bienestar de su clase trabajadora.

Perseguir y hacerle la vida miserable al trabajador inmigrante beneficia a los explotadores ya que les facilita el salirse con la suya en el maltrato que dan al trabajador más vulnerable, les facilita y les ayuda a apagar todo esfuerzo de aquellos trabajadores quienes intentan organizarse para defender sus derechos; beneficia a las grandes corporaciones; con eso de que al gringo tanto le gusta lo «formal», cuando se le cierran todas las puertas al inmigrante también se le hace un favor a la economía informal porque el trabajador inmigrante no es del tipo de trabajador que se quedará de brazos cruzados ante la dificultad. El inmigrante pondrá un puesto de chicles en la calle de ser necesario.

Cuando uno hace presencia en las marchas pro-inmigrantes en las calles de los Estados Unidos, muy seguramente escuchará la consigna de «¿Qué queremos?» ¡Legalización! ¿Cuándo la queremos? ¡Ahora!». Esa consigna, podemos decir, representa la esperanza del trabajador inmigrante por que algún día pueda salir de las sombras en que actualmente se encuentra.

Con una legalización no solo se beneficiaría a millones de trabajadores inmigrantes, sino que se beneficiaría a TODOS los estadounidenses. Con una legalización, el trabajador inmigrante podría viajar libremente fuera y dentro del país; contaría con licencia de manejo y no se expondría a sí mismo ni expondría a otros en las carreteras; dejaría de ser explotado en su empleo; sus derechos serían reconocidos oficialmente, lo que disminuiría los abusos en su contra; se sentiría más libre para reportar crímenes a la policía; podría contar con un mejor empleo, una mejor casa, un mejor auto…; aportaría mucho más en impuestos, y, lo más importante, es de que seguiría luchando por mejores condiciones para TODOS, los papeles no le harían cambiar de opinión en cuanto a seguir luchando contra las injusticias.

Porque con papeles o sin papeles, claro está, la lucha continúa.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.