¿Hay que calificarles como organización terrorista? ¿Simple coincidencia? Casi al mismo tiempo, los presidentes francés y americano han tomado posición, con fuerza, contra el islam político. Mientras Donald Trump y su administración estudian la designación de los Hermanos Musulmanes como organización terrorista, Emmanuel Macron denuncia un proyecto que quiere «escindirse de la República». La conferencia […]
¿Hay que calificarles como organización terrorista? ¿Simple coincidencia? Casi al mismo tiempo, los presidentes francés y americano han tomado posición, con fuerza, contra el islam político. Mientras Donald Trump y su administración estudian la designación de los Hermanos Musulmanes como organización terrorista, Emmanuel Macron denuncia un proyecto que quiere «escindirse de la República».
La conferencia de prensa del 25 de abril (de E. Macron) debía tratar sobre las lecciones que el gobierno sacaba del movimiento de los chalecos amarillos. En un repentino bandazo, el presidente Emmanuel Macron lanzaba un ataque contra quienes «en nombre de una religión persiguen un proyecto político, el de un islam político que quiere escindirse de nuestra República». Reaccionando en caliente, Stéphane Beaudet, alcalde (representando a diferentes derechas) de Evry-Courcouronnes, en el Essone, constataba que «¡sobre el islam ha sobreactuado! […]. Se ha pasado. Se ve que se acercan las elecciones europeas». 1/
Portavoz de los Republicanos (LR), Lydia Guirous se alegraba por ello, pero estimaba que el presidente francés no había ido suficientemente lejos. En una tribuna publicada por Le Journal du dimanche (4 mayo), y luego ratificada por más de 50 parlamentarios y parlamentarias del LR, reclamaba la disolución de todas las «organizaciones afiliadas a los Hermanos Musulmanes. Pienso en la asociación «Musulmanes de Francia», nuevo nombre de la UOIF [Unión de las Organizaciones Islámicas de Francia]». Añadía que Francia debía calificar a los Hermanos Musulmanes de terroristas, «Egipto, los Emiratos Árabes Unidos o Gran Bretaña lo han hecho». Una mentira y una omisión en una frase: Londres ha rechazado esta designación, reclamada en cambio por Arabia Saudita. Pero sin duda era difícil, incluso para LR, reclamarse de un reino que lleva a cabo una guerra de destrucción en Yemen y ha hecho asesinar al periodista Jamal Khashoggi en condiciones espantosas.
Una reunión entre Trump y Sissi
Este discurso del miedo no es exclusivo de la oposición de derechas francesa, sino que es compartido por una gran parte del personal político, de los medios y de las y los intelectuales en Francia y en toda la Unión Europea. En cruzada contra el «islam político», se repite el discurso de la extrema derecha, a veces con el extraño pretexto de frenar su ascenso, con el éxito que se conoce.
Es también esta fobia al islam la que anima al presidente americano, pero con consecuencias aún más peligrosas para el planeta. Como revelaba el New York Times, su administración querría añadir a los Hermanos Musulmanes a la lista de las organizaciones terroristas. Ya agitada cuando se produjo la entrada de Donald Trump a la Casa Blanca, esta idea ha sido recuperada tras una reunión con el presidente egipcio Abdel Fattah Al-Sissi el 9 de abril de 2019. Goza del apoyo de otros dos autócratas del Próximo Oriente cuyos enviados frecuentan los pasillos del poder en Washington: los príncipes herederos de Arabia Saudita y de los Emiratos Árabes Unidos, Mohamed Ben Salman (MBS) y Mohamed Ben Zayed (MBZ).
«La gran muerte blanca»
Tres personas del entorno del presidente americano le empujan en esta dirección. En primer lugar, su consejero nacional para la seguridad, John Bolton, uno de los artesanos de la desastrosa aventura americana en Irak en 2003, expresidente del Instituto Gatestone para quien el Reino Unido se ha convertido en una «colonia islamista». Un instituto que compara la inmigración musulmana a Europa a «la gran muerte blanca» (como eco a la «gran peste negra» que devastó el viejo continente en el siglo XIV). Luego está el secretario de Estado Michael Pompeo, precedente director de la CIA, antiguo electo del Tea Party y muy ligado a la fundación ACT for America, cuya presidenta escribe que el Coran «menciona cuarenta veces la palabra yihad, de ellas treinta y tres en el sentido de una guerra contra los infieles, intentando matarles o someterles». La menos conocida del trío, Victoria Coates, es responsable para el Próximo Oriente en el Consejo Nacional de Seguridad y especialista en … arte europeo; ha trabajado en la Foundation for Defence of Democracies (FDD), un think tank neoconservador cuyo nombre apropiado sería más bien «Fundación para la defensa de Israel». Sin duda por esta razón Coates está ya asociada al grupo que prepara el «acuerdo del siglo» sobre el conflicto israelo-palestino, en gestación desde hace dos años y que finalmente debería salir a la luz pública las próximas semanas.
¿Será suficiente esta robusta coalición formada por un puñado de dictadores próximo-orientales y una camarilla de agitadores cercanos a la ultraderecha americana para que los Estados Unidos adopten una legislación contra los Hermanos? No es seguro, dado que el proyecto de designarlos como «organización terrorista» suscita muchos interrogantes y dudas en los propios círculos del poder en Washington. Pues no se trata, aquí, de atacar a una estructura clandestina como Al Qaeda o la Organización del Estado Islámico (OEI), sino a una organización que cuenta con centenas de miles de personas afiliadas y millones de simpatizantes en el mundo árabe. Cada vez que allí se celebran elecciones libres, los Hermanos obtienen al menos un tercio de los votos y a veces han ganado mayorías parlamentarias en Palestina, Egipto o Marruecos (sin siquiera hablar de las elecciones argelinas de 1991).
Prohibirles equivale a prohibir la democracia, esa democracia con la que Occidente sin embargo no deja de regodearse. El ejemplo egipcio es edificante: en junio-julio de 2013, una amplia parte de la sociedad se movilizó contra el presidente electo Mohamed Morsi y su partido los Hermanos Musulmanes, dando pretexto a un golpe de Estado militar impulsado y financiado por Arabia saudita. Después de haberles eliminado con una brutalidad sin igual, el ejército ha atacado tanto a corrientes liberales como a la izquierda, y luego a toda voz disidente. Y ha transformado el país en un campo de ruinas político.
«Ya os lo habíamos dicho»
Cerrando la vía de la democracia, los poderes autoritarios igual que los occidentales aportan un apoyo indirecto, pero real, a las organizaciones más radicales. Al día siguiente del golpe de Estado de Sissi del 3 de julio de 2013, el líder de Al Qaeda Ayman Al-Zawahiri enviaba una carta a los Hermanos Musulmanes egipcios, diciéndoles en sustancia: «Ya os lo habíamos dicho, la vía democrática está cerrada». Como subraya el comentarista Marwan Bishara, asimilar los Hermanos Musulmanes a Al Qaeda «empujaría a muchos de ellos a la clandestinidad, reforzaría los grupos yihadistas violentos y justificaría su afirmación de que Occidente considera a toda la gente musulmana como terrorista y al islam como una amenaza». Se comprende que las y los responsables de la lucha antiterrorista en los Estados Unidos sean particularmente reticentes a desviar una parte de sus recursos para emprender un combate dudoso contra los Hermanos, que no han intentado jamás la menor operación en los Estados Unidos o en Europa y algunas de cuyas ramas son aliadas… de Washington, como señala el periodista David Kirkpatrick del New York Times: en Kuwait, desde la invasión iraquí de 1990; en Irak, donde han participado en coaliciones gubernamentales; en Yemen donde luchan al lado de la coalición dirigida por Riad; en Siria donde forman parte de la oposición anti Assad.
Y ¿qué ocurrirá en los países en los que la hermandad forma parte del paisaje político legal? En Marruecos, es uno de los suyos, miembro del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) quien asume el puesto de Primer Ministro, y los Hermanos participan en las elecciones parlamentarias en Jordania, Bahrein, Kuwait o Mauritania. ¿Romperá Washington con esos países si no prohíben la organización?
Sobre el buen uso de la palabra terrorismo
Esta designación plantearía otros desafíos a las alianzas regionales de los Estados Unidos, en particular a las relaciones con Qatar (que abriga la principal base americana en la región y donde Washington acaba de hacer aterrizar bombardeos B-52 en el marco de su escalada contra Teherán) o con Turquía (cuyas relaciones con los Estados Unidos se han deteriorado ya de forma seria estos últimos años). Estos dos países son «los principales apoyos de los Hermanos Musulmanes» afirmaba el año pasado, ante el Congreso americano, Jonathan Schanzer de la Fundación por la Defensa de las Democracias 2/. «Si los Estados Unidos quieren de verdad debilitar el poder internacional de los Hermanos, deben examinar de cerca los Estados que apadrinan al grupo». Pero esta opinión no es compartida por todo el mundo, ni siquiera por una parte del lobby proisraelí que señala que Qatar contribuye a la «estabilización» de Gaza.
Pero ¿son los Hermanos Musulmanes «terroristas»? Orient XXI ha denunciado en numerosas ocasiones la inanidad de este término para calificar a una organización. Incluso si se le reduce al «uso de la violencia contra civiles», hay que recordar que los Hermanos lo condenan. La única excepción es Hamas que está considerado por los Hermanos, pero también por la gran mayoría de la opinión árabe (y musulmana) como una organización de resistencia legítima contra una ocupación ilegítima. Y, en cualquier caso, Hamas figura ya en la lista de las organizaciones terroristas de los Estados Unidos y de la Unión Europea.
Pueden no gustarte los Hermanos, sus tendencias autoritarias (que comparten con muchas otras fuerzas políticas de la región), su sectarismo, incluso su programa económico neoliberal. Pero forman parte del paisaje político y reprimirles hará retroceder la democracia, no sus ideas: si se cree un sondeo, un tercio de la población egipcia continúa teniendo una visión positiva de los Hermanos, sin embargo vilipendiados diariamente y acusados de los peores crímenes por todos los medios.
¿Porqué «nos» odian?
Los Estados Unidos están implicados en una escalada contra Irán, con al adopción de sanciones cada vez más duras y la designación del cuerpo de los Guardianes de la Revolución como organización terrorista. Han dado carta blanca, como señalaba Marwan Bishara en el artículo citado más arriba, a sus aliados israelíes, egipcios, saudíes, «para hacer lo que quieran a los niveles nacional y regional, con tal de que compren armas americanas, inviertan en la economía americana y apoyen la iniciativas americanas en el Próximo Oriente, como «el acuerdo del siglo» que será pronto desvelado». La criminalización de los Hermanos Musulmanes en este contexto no podrá ser interpretada mas que como un elemento de una guerra general occidental contra las y los musulmanes.
Entonces podremos doctamente preguntarnos ¿porqué «nos» odian? Y nos extrañaremos de que entre 2016 y 2019 el número de jóvenes árabes que consideran a los Estados Unidos como un aliado haya caído del 59% al 32% cuando quienes ven a Rusia como un aliado sean ya el 64% 3/. Este descrédito golpea también a Francia: según otro sondeo, si el 79% de las personas preguntadas en el mundo árabe tienen una opinión poco favorable o desfavorable de los Estados Unidos, lo mismo ocurre en un 45% en lo que se refiere a Francia (contra solo un 36% de opiniones favorables). El general de Gaulle debe removerse en su tumba viendo el campo de ruinas en el que se ha convertido «la política árabe de Francia».
Notas
1/ Le Monde, 26/04/2019
2/ Citado porThomas Seibert, «US move towards Brotherhood ban could upend Turkish-Qatari strategies» , The Arab Weekly, 5 mai 2019.
3/ What do 200 million Arab Youth have to say about their future ?, sondeo ASDAA BCW.
Fuente original: https://orientxxi.info/magazine/feu-sur-les-freres-musulmans,3092
Traducción: Faustino Eguberri para viento sur