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Cuba y los 60 años de la CIA

Fuentes: Rebelión

Sin pretender hacer una historia detallada del actuar de la CIA durante sus 60 años de existencia, lo cual sería muy extenso, en el presente artículo he querido reflejar brevemente algunas de las principales acciones en que la Agencia se ha visto involucrada. Hemos dedicado un poco más de espacio a las acciones ejecutadas contra […]

Sin pretender hacer una historia detallada del actuar de la CIA durante sus 60 años de existencia, lo cual sería muy extenso, en el presente artículo he querido reflejar brevemente algunas de las principales acciones en que la Agencia se ha visto involucrada. Hemos dedicado un poco más de espacio a las acciones ejecutadas contra Cuba por haber sido nuestro país uno de sus objetivos más importantes durante 48 años, por razones obvias.

El 18 de septiembre de 1947 el Congreso de Estados Unidos aprobó La Ley de Seguridad Nacional mediante la cual se constituyó el Consejo de Seguridad Nacional. En el Titulo 1, Sección 102 de la Ley de Seguridad Nacional se autorizó la creación de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Los antecedentes de la CIA se encuentran en la famosa Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) que bajo la dirección de William Donovan inició sus actividades en Junio de 1942. Esta Oficina no tenía bien definidas sus tareas ni los mecanismos de control sobre la actividad de la misma, realizaba cualquier actividad que le fuera orientada, entre las que se encontraban asesinatos, secuestros, acciones encubiertas, violación de leyes, sabotajes, operaciones comando, ingerencia en los asuntos internos de otros países y toda una serie de acciones en las que las otras agencias de inteligencia estadounidenses no querían inmiscuirse por considerarlo «trabajo sucio» de inteligencia.

La OSS, además de realizar las operaciones especiales en que estaba involucrada con sus Agentes y Oficiales, creó un importante Departamento de Inteligencia y Análisis en el que además del procesamiento de la información obtenida, se elaboraron medidas activas (propaganda negra) y la desinformación que se trasladaba a los países del eje Roma-Berlín-Tokío.

La obtención de información también se realizaba por medios electrónicos mediante una red de estaciones de la que la más importante estaba situada en Coonawarra, en Australia. En total la OSS contaba con 13 estaciones para interceptar mensajes, principalmente cifrados.

Comunidad de Inteligencia

Al terminar la Segunda Guerra Mundial se consideró la necesidad que la actividad de las distintas agencias de inteligencia se realizara coordinadamente y la información que estas recolectaran se consolidara para ser enviada a las altas esferas del gobierno norteamericano. Para esos fines se creó un órgano denominado Comunidad de Inteligencia al que pertenecían las agencias de inteligencia y contrainteligencia, entre ellas la recién creada Agencia Central de Inteligencia (CIA) cuyo Director sería a la vez el Director Central de Inteligencia.

El primer Director de la CIA fue el Contralmirante Roscoe Hillenkocttev, «Hilly». Aunque se manejó el nombramiento de Donovan para ese cargo unas cuantas agencias de inteligencia se opusieron y fue necesario buscar una figura aceptable para todos. Como «Hilly» procedía de la Inteligencia Militar era un candidato admisible.

La primera operación encubierta de la CIA, efectuada en 1948, estuvo dirigida a impedir que el Partido Comunista Italiano alcanzara el poder. La operación costó 30 millones de dólares, en ella tuvo una amplia participación la Mafia italiana, con la que existían vínculos desde la Segunda Guerra Mundial. Ese propio año la CIA creó la Oficina de Coordinación Política que, para encubrir sus propósitos, se situó en el Departamento de Estado. Las funciones de esta Oficina eran desarrollar acciones políticas, psicológicas y económicas a favor de Estados Unidos con el objetivo de reducir la influencia soviética en el mundo. Puede decirse que en esa época se inició la Guerra Fría, donde la CIA tuvo un papel importantísimo en cuanto a la diseminación de propaganda, la organización de grupos de oposición y la introducción de armamentos en las recién creadas repúblicas socialistas con el fin de provocar acciones armadas contra los gobiernos populares.

Durante la Guerra de Corea (1950-1953) se le asignó a la CIA la tarea de abrir un segundo frente que se originaría en China. Se reclutaron chinos nacionalistas como mercenarios y se entrenaron al norte de Burma, (actual Myanmar). Finalmente el presidente Truman canceló la operación, pero los mercenarios se quedaron en Burma, donde comenzaron a cultivar opio para enviarlo a Tailandia y de ahí a Estados Unidos. Este tráfico aún persiste en nuestros días.

Con el fin de realizar operaciones en Europa contra los países del entonces campo socialista, en el año 1951, la CIA procedió a reclutar varios criminales de guerra nazi a los que se les asignaron misiones detrás de «la cortina de hierro» con el fin de realizar sabotajes y promover alzamientos. Hillenkoetter fue sustituido en 1951 por el General Walter Bedell Smith, el que se reveló como un entusiasta partidario de las acciones encubiertas. Entre las medidas que tomó fue la de trasladar a la CIA la Oficina de Coordinación Política e incrementar las acciones contra los países socialistas.

«Operación PB/Success»

La «Operación PB/Success» realizada en 1954 tuvo como resultado el derrocamiento del gobierno legítimamente constituido en Guatemala, al frente del cual se encontraba Jacobo Arbenz. La operación costó 15 millones de dólares, en la misma intervinieron aviones norteamericanos P/47 piloteados por mercenarios y una fuerza de aproximadamente 150 hombres al frente de la cual estuvo el agente de la CIA Carlos Castillo de Armas. Encargada del efecto psicológico durante la invasión, una estación de radio de la CIA daba partes falsos de las acciones militares mientras que algunos agentes de la agencia sobornaban a funcionarios y militares. El pecado de Arbenz fue tomar medidas políticas y económicas en defensa de los intereses de su país.

Durante la dictadura de Fulgencio Batista en Cuba, la CIA realizó varios intentos para impedir que las fuerzas del Movimiento 26 de Julio alcanzaran el triunfo. A mediados de 1958 la agencia contactó a Justo Carrillo para que diera un golpe de estado y junto con políticos tradicionales y militares no comprometidos con Batista llamara a la normalidad para que la lucha insurreccional perdiera su objetivo principal, derrocar a Batista. Este intento fracasó y el Movimiento 26 de Julio, con el apoyo del pueblo, tomó el poder.

El nombramiento de Allen Dulles al frente de la CIA en 1959 abrió un nuevo capítulo en la lucha por impedir el avance la Unión Soviética. En relación con la incipiente revolución cubana se iniciaron operaciones de distinta índole, muchas de ellas con el propósito de influir en el curso de los acontecimientos y apoyar a los que simpatizaban con Estados Unidos o le temían a «los rusos».

«Operación Ajax»

La «Operación Ajax» realizada en 1959, de forma conjunta con la Inteligencia inglesa, a un costo de 10 millones de dólares, tuvo como resultado el derrocamiento en Irán del Premier Mohammed Mossadegh, quien había nacionalizado la anglo Iranian Oil Company. Esta operación tuvo un costo de 10 millones de dólares y culminó con el regreso al poder del Shah Mohammad Reza Pahlavi, reconocido títere de Estados Unidos.

En relación con Cuba, los informes de Allen Dulles señalaban que los comunistas y otros radicales habían penetrado el Movimiento 26 de Julio.

Estas informaciones originaron la organización en Santo Domingo de una «legión extranjera» que formada por varios centenares de mercenarios y cerca de doscientos exmilitares batistianos se prepararon para invadir la isla. Este plan fue aprobado por Richard Nixon, en aquellos momentos Vicepresidente de Estados Unidos.

Al frente de la invasión estaría el General batistiano Eugenio Pedraza y la operación recibiría el apoyo del II Frente Nacional del Escambray y la organización contrarrevolucionaria «La Rosa Blanca», organizada, dirigida y financiada por la CIA. La operación terminó con la captura de casi todos los involucrados en la misma, gran cantidad de armas y la expulsión de varios funcionarios de la embajada de Estados Unidos en la Habana.

Objetivo de la CIA : Fidel Castro

Desde muy temprana fecha la CIA inició los planes para la eliminación física del Comandante en Jefe, Fidel Castro que durante los 49 años que dicha agencia lleva operando contra Cuba suman más de seiscientos.

El 11 de diciembre de 1959 el Coronel J. C. King, Jefe de la División de la CIA encargada de los Asuntos del Hemisferio Occidental, en un memorando secreto dirigido al Director de la Agencia, Allen Dulles, expresó. «Debe darse seria consideración a la eliminación de Fidel Castro. Ninguno de los más cercanos a él, como su hermano Raúl o su compañero Che Guevara, tiene la misma influencia carismática sobre las masas. Mucha gente informada considera que la desaparición de Fidel aceleraría grandemente la caída del actual gobierno.»

Debe señalarse que el año 1959 se caracterizó por las acciones de sabotaje realizadas por la CIA utilizando distintos medios, entre ellos el lanzamiento de bombas contra objetivos civiles, la quema de cañaverales con fósforo vivo y la diseminación de propaganda subversiva utilizando avionetas. Estos ataques causaron pérdidas económicas, varios muertos y decenas de heridos.

En 1960 la CIA inició en el Congo la operación para derrocar a Patricio Lumumba lo que concluyó con el asesinato del mismo. El jefe de la Estación CIA, Lawrence Devin, recibió la orden de promover una insurrección en la provincia de Katanga bajo la dirección del agente de la CIA Moisés Tshombe. Aquí se coordinaron los intereses norteamericanos y belgas para mantener en su poder una de las mayores reservas de uranio del mundo.

El 4 de marzo de 1960 se materializó en el Puerto de la Habana el sabotaje al buque francés «La Coubre». Esta acción fue preparada por la CIA en el puerto de embarque de un lote de armamento y parque comprado por Cuba a la Industria Nacional Belga. El sabotaje al buque causó ciento un muertos y centenares de heridos.

«Plan de Acciones Encubiertas contra el régimen de Castro»

El «Plan de Acciones Encubiertas contra el régimen de Castro» fue aprobado por el Presidente de Estados Unidos Dwight D. Eisenhower el 17 de mayo de 1960. El mismo incluía ataques piratas aéreos y navales, intentos de asesinato contra Fidel y otros dirigentes, sabotajes, acciones contra la economía, la promoción y apoyo a grupos contrarrevolucionarios dentro de Cuba lo que después se fue ampliando e incluyó la invasión de Playa Girón.

El propósito de todo esto era el derrocamiento del régimen revolucionario, lo cual debería aparentemente ser consecuencia de sus errores y de un fuerte movimiento popular en contra del mismo. Después de firmar el Plan, Eisenhower expresó «no conozco un plan mejor para manejar la situación. El gran problema es la filtración y la falta de seguridad, todo el mundo tiene que estar dispuesto a jurar que yo no sé nada de esto…..mis manos no deben aparecer en nada de lo que se haga, en nada de lo que se haga.»

Para tratar de dañar la imagen pública de Fidel se desarrolló la operación «MK ULTRA» consistente en diseminar drogas alucinógenas como el BZ o el SLD en un estudio de televisión donde este se encontrara. Esta como otras operaciones no se llevó a cabo debido a temores por parte de los que debían ejecutarla. Paralelamente con esta operación se comenzó a trabajar en otra para que Raúl Castro tuviera un accidente y muriera.

La Estación JM/WAVE.

En aquellos momentos (1960) la CIA contaba con una potente Estación radicada en Miami, conocida como JM/WAVE. La única misión de dicha Estación era el trabajo contra Cuba. La Estación tenía 40 oficiales y en abril de 1961 llegó a tener 538, con un presupuesto anual de 50 millones de dólares, lo que la convirtió en la mayor Estación de los servicios clandestinos norteamericanos en todo el mundo.

Mientras continuaban los preparativos para la invasión, la CIA mantenía su interés en la eliminación física del Comandante en Jefe, pensando que si esto culminaba, la acción militar tendría mayores posibilidades de éxito. En agosto de 1960 la CIA contactó con la Mafia, su antiguo y leal aliado. El Coronel Sheffield Edwards, alto funcionario de la CIA se reunió con Johnny Roselly y le ofreció 150,000 dólares por realizar el magnicidio. Esta acción fue aprobada por Sam Giancana, Padrino de la Mafia en Chicago el que planteó harían el trabajo sin cobrar un centavo, como muestra de patriotismo. Una vieja vinculación de la Mafia recibió la tarea de envenenar a Fidel, el veneno llegó a Cuba, pero nuevamente el temor impidió que la acción se realizara. Al igual que otros planes, este falló.

La llegada de Kennedy al poder en 1960 no implicó un cambio de política hacia Cuba. Kennedy había acusado a Eisenhower y Nixon de tolerar un régimen comunista a noventa millas de las costas de la Florida, lo que dio nuevos bríos a la CIA para la ejecución de acciones contra la isla. Se incrementaron los sabotajes, la quema de cañaverales, los intentos de asesinato, los secuestros de barcos y aviones y otras acciones violentas y criminales.

Todas esas acciones constituían los preparativos para la invasión por Playa Girón, la llamada «Operación Pluto», planificada y comenzada a organizar desde el gobierno de Eisenhower, nominada posteriormente «Operación Zapata». La misión de la brigada 2506 era tomar una cabeza de playa, donde se instauraría un «Gobierno Provisional de la República en Armas» el que había sido organizado por la CIA el 22 de marzo de 1961, y que estaría presidido por José Miró Cardona. Ese gobierno sería inmediatamente reconocido por Estados Unidos lo que «legalmente» permitiría el desembarco de 15 mil marines y posteriormente todos los efectivos y medios necesarios para derrocar la revolución. Los marines y dos portaviones con sus buques escolta estarían a pocas millas de las aguas jurisdiccionales cubanas, para ejecutar una operación relámpago.

El 15 de abril se iniciaron los preparativos de la invasión con los bombardeos a los aeropuertos de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba. Radio Swan, una estación de radio de la CIA que transmitía desde Honduras, mantenía la desinformación y propaganda tratando de que el pueblo de Cuba se uniera al movimiento contrario a la revolución. El 17 de abril llegó a Cuba la invasión, financiada, organizada y preparada por la CIA; 72 horas más tarde las fuerzas invasoras estaban totalmente derrotadas. Además de originar la sustitución de Allen Dulles como Director de la CIA, este rotundo fracaso erosionó la confianza y la relación de los hermanos Kennedy con la Agencia.

Tratando por todos los medios de «salvar la honrilla», en 1962 la CIA inició la «Operación Peter Pan» mediante la cual miles de niños cubanos fueron enviados a Estados Unidos por padres que creyeron la mentira propagada por la agencia de que perderían la patria potestad sobre sus hijos. Las acciones de sabotaje contra la economía cubana, ataques de lanchas piratas, intentos de asesinato y otros se multiplicaron.

En ese propio año Robert Kennedy, Fiscal General de Estados Unidos declaró que la máxima prioridad del gobierno norteamericano era eliminar a Fidel Castro. Tomando como base esa prioridad, la CIA preparó un Plan de Operaciones Encubiertas que se denominó «Operación Mongoose» (Mangosta). El plan incluía, además de la eliminación física del Comandante en Jefe, la recopilación de información de inteligencia, subversión, sabotajes, acciones militares directas y todo el apoyo necesario a la contrarrevolución interna, en especial a las bandas que operaban en el Escambray.

Públicamente, durante 1962, la CIA ofreció recompensa por el asesinato de dirigentes cubanos; pagaba de cinco hasta cien mil dólares según el nivel jerárquico del objetivo a asesinar. Incrementó el envío de grupos de infiltración con la tarea de ejecutar sabotajes y asesinatos, al igual que los lanzamientos de armas y provisiones a las bandas que operaban en distintas provincias.

Como consecuencia del Plan de Operaciones Encubiertas, la CIA y otras agencias de la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos comenzaron acciones de guerra bacteriológica para afectar la caña de azúcar y otros cultivos. El General Landsdale, asistente del Secretario de Defensa y encargado de la coordinación de Mangosta, ideó la «Tarea 33» que incluía entre sus objetivos caotizar la economía cubana, en especial la zafra azucarera; proponía diseminar sustancias químicas que afectaran la salud y la vida de los trabajadores involucrados en la misma.

Con el propósito expreso de asesinar al Comandante en Jefe, la CIA reclutó en París, el 29 de octubre de 1962 a Rolando Cubelas, a quien le dio el seudónimo de AM/Lash. Cubelas recibió de Desmond Fitzgerald, Jefe del Grupo de Tarea de la CIA, una aguja contaminada con potente veneno, encubierta en una pluma de escribir con la cual debía ejecutar el asesinato. Cubelas fue detenido y como en otras ocasiones el plan de la CIA falló.

En Octubre del propio año, por medio de la observación aérea de aviones espía U-2 y algunas informaciones recibidas, la CIA descubrió emplazamientos coheteriles en la zona de San Cristóbal, Pinar del Río, lo que dio inicio a la llamada «Crisis de Octubre».

En el propio año, 1962, la CIA inició la «Operación Phoenix» la cual desarrolló en el Sudeste Asiático, teniendo a Vietnam como su principal escenario. La CIA llegó a tener 800 oficiales en esta operación, el resto de las agencias de la Comunidad de Inteligencia cerca de 5,000, sin contar en esto las tropas del ejército, la marina y la fuerza aérea norteamericana. La operación costó más de 1,000 millones de dólares. Finalmente Vietnam alcanzó su liberación, la operación falló.

En noviembre de 1963 es asesinado, de forma aún no esclarecida, el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy. El asesinato coincidió con la presencia en la Habana de su enviado para iniciar conversaciones con Cuba. El 4 de Abril de 1968, Martin Luther King, líder del movimiento negro norteamericano, que movía a grandes multitudes en la lucha por sus derechos civiles, también fue asesinado. El 6 de junio de ese propio año, fue asesinado Robert Kennedy, que iniciaba su campaña electoral para aspirar a la presidencia de Estados Unidos. Varios analistas han señalado que estos asesinatos políticos tienen como denominador común a su ejecutor: la CIA.

La participación de la CIA en el golpe de estado que se desarrolló en Indonesia en el año 1965 contra el presidente Sukarno trajo como consecuencia el derrocamiento del gobierno. El General Suharto, con el apoyo de Estados Unidos, llevó a cabo una verdadera masacre contra el pueblo indonesio donde murieron cerca de 400,000 personas y cerca de un millón fueron encarcelados.

Durante el año 1967 la CIA desarrolló una intensa actividad contra las guerrillas que operaban en Bolivia. El 9 de octubre del propio año es asesinado en La Higuera el Comandante Ernesto Guevara «Che». En su asesinato intervinieron agentes de la CIA de origen cubano.

La «Operación Caos» iniciada a fines de 1967 por orden directa del Presidente Johnson, estaba particularmente dirigida al espionaje interno, una función que no correspondía a la CIA de acuerdo con las leyes que regulaban estas actividades. Para llevarla a cabo se creó un Grupo Especial de Operaciones cuya misión era espiar a los propios estadounidenses. La CIA penetró organizaciones de la izquierda norteamericana, defensoras de los derechos de los negros, estudiantiles y grupos pacifistas. Inició la búsqueda de información sobre más de 300,000 personas y le abrió expediente de investigación a 7,200. Para su desarrollo utilizó toda una serie de medios técnicos de escucha, intercepción telefónica y apertura de correspondencia. Cuando esta operación salió a la luz pública, en el New York Times, el 22 de diciembre de 1974, resultó un verdadero caos. Al menos el nombre de la operación estuvo bien seleccionado.

En los años sucesivos la CIA y otras agencias de la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos mantuvieron su hostilidad hacia la revolución cubana, lo que se manifestó en sabotajes, atentados terroristas, asesinatos, ataques piratas y provocaciones provenientes de la Base Naval de Guantánamo. En estas actividades intervinieron un grupo de organizaciones creadas por la CIA como «Omega 7», «Alfa 66», «Poder Cubano», «Movimiento Nacionalista Cubano», «La Rosa Blanca» y otras. También continuaron las acciones contra las representaciones cubanas en el exterior, que fueron blanco de bombas y algunos de sus miembros asesinados.

Se iniciaron las acciones de la guerra bacteriológica, cuyo propósito era dañar la economía de Cuba. Se introdujeron en el país virus para dañar la producción cafetalera, el cultivo del arroz, del tabaco, de la caña de azúcar, la producción porcina e inclusive a la población con la introducción del virus del Dengue Hemorrágico y la Conjuntivitis Hemorrágica.

En los sucesos de Watergate estuvieron involucrados ex miembros de la CIA que se mantenían trabajando en el Comité de Reelección de Richard Nixon. Con el fin de tratar de salvar a Nixon de la responsabilidad que esa acción implicaba, se hicieron gestiones para que la CIA planteara que esa era una de sus operaciones; finalmente esa variante se desechó pues los altos dirigentes de la agencia no aceptaron, ya que consideraban eso sería un golpe mortal para el prestigio de la misma.

América Latina sintió la dentellada del monstruo cuando la CIA, conjuntamente con la DIA y otras agencias de la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos organizaron y financiaron el golpe de estado que el 11 de septiembre de 1973 que derrocó al gobierno constitucional chileno y provocó el asesinato de Salvador Allende. La CIA gastó más de 10 millones de dólares en tratar de que Allende no ganara las elecciones y al fallar esa operación se decidieron por el golpe de estado. Sobre la situación en Chile, Henry Kissinger planteó: «No veo porque tenemos que contemplar tranquilamente como un país se convierte al comunismo debido a la irresponsabilidad de sus ciudadanos».

El continente africano en 1974 sintió nuevamente los embates de la CIA, esta vez en Angola donde se organizó una operación encubierta para impedir que el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) tomara el poder. La CIA organizó y financió dos movimientos opositores al MPLA, envió armas y dinero al FNLA y a la UNITA. Aquella operación costó 35 millones de dólares, como no era suficiente la administración Ford solicitó 25 millones adicionales para continuar la guerra, lo cual no le fue aprobado. Las tropas cubanas impidieron la materialización de los planes de la CIA que también había involucrado al gobierno de Sudáfrica.

La mano asesina de la CIA se puso de manifiesto en el Continente Americano con la tristemente conocida «Operación Cóndor» que costó la vida a un buen número de revolucionarios, incluyendo dos cubanos. Otro método propio de la CIA ha sido el terrorismo, la explosión de bombas en representaciones diplomáticas y comerciales cubanas en distintos países culminó con el horrendo crimen de Barbados, donde agentes de la CIA dirigidos por Orlando Bosh y Luis Posada Carriles colocaron una bomba en un avión de Cubana de Aviación que causó la muerte a 73 pasajeros.

Durante la administración del presidente James Carter, en 1977 se revisaron las actividades de la CIA contra Cuba, algunas de las cuales se paralizaron, dejando propiamente aquellas que se referían al espionaje. Esta administración logró un acuerdo con Cuba sobre la apertura de las Oficinas de Intereses de ambos países, lo que posibilitó que la CIA estableciera nuevamente su Estación en la Habana, la cual se había cerrado en 1961.

Durante 1978 la CIA dio prioridad al seguimiento de la explosiva situación en Irán, un puntal de los intereses estratégicos de Estados Unidos en el área. A pesar de toda la actividad desarrollada, la agencia fue incapaz de prever la abrupta caída del régimen de su incondicional aliado, el Sha, ocurrida en enero de 1979 y la toma del poder por el Ayatollah Khomeni, guía espiritual del pueblo iraní. Las fuerzas del Ayatollah tomaron la Embajada Norteamericana y capturaron un buen número de diplomáticos, funcionarios y sus familiares.

La CIA organizó y Carter aprobó la operación «Eagle Claw» para tratar de rescatar el personal de la Embajada lo que terminó en un estruendoso fracaso.

Otro fracaso de la CIA fue el tratar de involucrar a Cuba en los sucesos de Shaba, originados en 1978, lo cual fue criticado por funcionarios de la Casa Blanca. El FBI acusó a Cuba de ayudar a grupos terroristas, lo que fue desmentido por el Departamento de Estado. Estas inconsistencias en la política hacia Cuba desaparecieron en los dos últimos años de la administración Carter, en los que se incrementó notablemente la actitud agresiva de la Comunidad de Inteligencia contra la isla caribeña.

Las últimas decisiones de Carter relacionadas con la CIA estuvieron vinculadas a la Operación Especial que orientó para oponerse a las tropas de la Unión Soviética que habían invadido Afganistán. Esta operación requirió la organización de una fuerza que enfrentara a los soviéticos, entre los que se encontraban los talibanes, que recibieron armamento, explosivos, dinero y entrenamiento para llevar a cabo aquella guerra contra las tropas soviéticas. Aunque Carter inició las operaciones, Reagan las continuó, entre ambas administraciones se calcula que gastaron en esta guerra más de 600 millones de dólares.

La administración Reagan tomó la determinación de recuperar el terreno perdido, especialmente en América Latina, por lo que orientó a las agencias de la Comunidad de Inteligencia y dentro de estas a la CIA llevar a cabo el derrocamiento del gobierno de Maurice Bishop legítimamente constituido en Granada, el cual colapsó debido a la invasión militar norteamericana efectuada el 25 de octubre de 1983.

El 20 de mayo de 1985 la CIA inauguró su principal medio de propaganda contra la revolución cubana, «Radio Martí», encargada de falsear la situación de Cuba y tratar de promover la subversión y conflictos internos en la isla. Esta emisora representó un medio más en la guerra ideológica contra la revolución.

En Junio de 1987 el gobierno de Cuba dio a conocer públicamente la actividad que la CIA y otras agencias de la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos habían estado desarrollando contra Cuba en los últimos años. La denuncia incluyó 90 oficiales CIA, algunos radicados en la Estación de la Habana y otros del Centro Principal en Langley, que habían estado en Cuba realizando múltiples operaciones. Las actividades de estos oficiales se documentaron mediante películas, fotos y entrevistas a los 27 agentes dobles que habían sido reclutados y orientados por la CIA.

Los años 1989 y 1990 tuvieron como característica que además de las acciones punitivas de toda índole contra Cuba, se incrementó la guerra propagandística mediante la utilización de un buen número de emisoras de radio además de Radio Martí. En 1990 se creó TV Martí a un costo de 22 millones de dólares anuales, sus transmisiones, a 17 años de creada, continúan siendo invisibles en Cuba a pesar del trabajo realizado por la CIA y los millones de dólares que anualmente gastan en la misma.

Uno de los objetivos principales contra los que la CIA trabajó desde su creación fue la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Las acciones de espionaje, subversión, desestabilización que desarrollaron durante la Guerra Fria dejaron su huella en el país de los soviets, enfrascado en una competencia armamentista que lesionó su economía y contribuyó en alto grado a su desaparición. El Comandante en Jefe Fidel Castro, en su reflexión del pasado 18 de Septiembre del 2007, aborda ampliamente este proceso y el desarrollo del Dossier Farewell, de la cual extraemos este párrafo: «Consta, por un artículo publicado en The New York Times que la operación utilizó casi todas las armas al alcance de la CIA -guerra sicológica, sabotaje, guerra económica, engaño estratégico, contrainteligencia, guerra cibernética-, todo ello en colaboración con el Consejo de Seguridad Nacional, el Pentágono y el FBI. Destruyó al pujante equipo de espionaje soviético, dañó la economía y desestabilizó al Estado de ese país. Fue un éxito rotundo».

La operación de Somalia en 1992 fue un total fracaso. La autorización del presidente George Bush padre de realizar lo que denominó «intervención militar humanitaria» con el manto de las Naciones Unidas, requirió la participación de la Estación CIA en dicho país, la cual colapsó casi totalmente con la muerte de dos de sus mejores agentes, de haber recibido un disparo en la nuca el segundo jefe de la Estación, que lo tuvo al borde de la muerte y la total confusión y falta de coordinación existente entre los distintos servicios que participaron. Las muerte de 18 soldados americanos en dicha operación incrementó la falta de confianza de la Casa Blanca en relación con la CIA.

Los años siguientes se caracterizaron por mantener la CIA su trabajo agresivo contra Cuba, principalmente el de índole terrorista dirigido contra las instalaciones turísticas en un intento de afectar los ingresos que la isla estaba recibiendo por ese concepto. Continuaron los planes contra la vida del Comandante en Jefe y la introducción de plagas que pudieran afectar nuestros cultivos, como el Thrips Palmi descubierto en la provincia de Matanzas en octubre de 1996 y en otras provincias durante 1997.

En no pocas ocasiones la CIA fue incapaz de cumplir con la misión de informar al gobierno de Estados Unidos sobre asuntos que pudieran afectarlo, lo cual socavó el prestigio de la agencia y hasta cuestionó la necesidad de su existencia. Uno de esos acontecimientos se desarrolló en Mayo de 1998, cuando la India detonó una bomba nuclear, lo que tomó totalmente por sorpresa a Estados Unidos. Si la India podía hacerlo, otros también tenían esa posibilidad, sin que la CIA lo descubriera.

Dos atentados dinamiteros, perfectamente coordinados, con cuatro minutos de diferencia entre uno y otro, se llevaron a cabo el 7 de Agosto de 1998, en las Embajadas de Estados Unidos en Nairobi, Kenya y Dar es Salaam, Tanzania. Las embajadas sufrieron fuertes daños. En Nairobi murieron doce americanos, incluyendo un joven oficial de la CIA. Cientos de Kenyanos también murieron. La CIA no pudo alertar sobre lo que sucedió. El 12 de Octubre del 2000 en la bahía de Adén, Republica Arabe de Yemen desde una lancha rápida dos hombres cañonearon el barco de guerra » USS Cole», esto provocó la muerte de 17 marinos y heridas a 40. La CIA no pudo advertir de este peligro.

Los planes de atentado contra el Comandante en Jefe Fidel Castro se han mantenido como una constante en las operaciones encubiertas de la CIA. Entre los más recientes se encuentran el que planeaban realizar en República Dominicana, en julio de 1998. Un año antes, la CIA había planeado otra acción que se ejecutaría en Isla Margarita, en el mes de octubre, durante la Cumbre Iberoamericana. En el año 2000, en el mes de noviembre, la CIA realiza otro intento contra la vida de Fidel durante la Cumbre Iberoamericana en Panamá, en esta ocasión tenían planificado volar el Paraninfo de la Universidad cuando estuviera participando en un acto de apoyo a Cuba. En todos estos intentos la mano de la CIA aparece encubierta bajo el manto de dos de sus más distinguidas creaciones: Luis Posada Carriles y la Fundación Nacional Cubano Americana.

Las actividades de la CIA en distintos países del mundo se han fundamentado en violaciones de las leyes, secuestros, torturas y asesinatos. Las actividades en Bosnia Herzegovina implicaron que durante el año 2001 la CIA secuestrara personas de origen árabe, los torturara para obtener información y posteriormente los trasladara a la Base Naval de Guantánamo.

En abril del año 2002 la CIA conjuntamente con otras agencias de la Comunidad de Inteligencia y teniendo como centro la Embajada de Estados Unidos en Caracas, organiza y ejecuta un golpe militar para derrocar al presidente constitucional de Venezuela, Hugo Chávez Frías. Las tropas leales al gobierno y el pueblo logran controlar la situación en menos de 48 horas y Chávez reincorporado a su cargo de Presidente.

Los sucesos del 11 de septiembre del año 2001 pusieron a la CIA y al FBI en una posición difícil. Los que secuestraron los aviones y los lanzaron contra el World Trade Center, conocido como Las Torres Gemelas, situadas en la parte baja de Manhattan, entraron a Estados Unidos por aeropuertos normales, se entrenaron en la Florida, recibían dinero por medio de bancos, tenían una amplia comunicación entre ellos, abordaron los aviones en aeropuertos supuestamente protegidos contra secuestros y finalmente lograron culminar con éxito su misión sin que la CIA o el FBI detectara su actividad y lograran neutralizarla.

Al parecer, la Inteligencia Israelita, el Mossad, tenía información de lo que sucedería ese día. Si el Mossad lo sabía, ¿No lo trasladó a la CIA? ¿Se habrá considerado esa acción un riesgo necesario como garantía para poder iniciar a escala mundial la lucha contra «el nuevo enemigo», el terrorismo? ¿Para poder perseguir al movimiento Al Qaeda hasta su guarida, ocupar Irak y Afganistán y hacerse dueño de sus recursos naturales? ¿Para poder detener a Bin Laden, quien a pesar del tiempo transcurrido goza de buena salud y plenas libertades para hacer declaraciones cada vez que la popularidad de Bush está por el suelo? ¿Qué hay detrás de todo esto? Confío en que algún día se sabrá.

La invasión primero a Afganistán, con el pretexto de capturar a Bin Laden y destruir los Talibanes y posteriormente a Irak, justificada por los informes de la CIA sobre armas de exterminio masivo que nunca aparecieron, implicó una fuerte actividad por parte de la agencia conjuntamente con la DIA, en la cual involucró a no pocos servicios «amigos» de países europeos y otros aliados. Represión, tortura, asesinatos, terrorismo, vejaciones. Traslado de prisioneros de un país a otro en vuelos secretos para después de algunos meses recluirlos en la Base Naval de Guantánamo sin reconocerle derecho alguno a la defensa o a las mínimas concesiones que debe tener un detenido en la cárcel. Las detenciones continúan en nuestros días y el tratamiento no ha mejorado.

Pero la CIA no puede olvidarse del traspatio. Los acontecimientos de América Latina le han dado un nuevo impulso a la División de América Latina y dentro de esta, al Grupo de Operaciones Especiales . El personal de esta División se ha incrementado, al igual que el presupuesto con que la misma cuenta para sus operaciones. Dentro del Directorado de Ciencia y Tecnología se le ha dado prioridad en la Oficina de Servicios Técnicos, que debe apoyar al Directorado de Operaciones con la técnica necesaria para sus actividades. Esto incluye la preparación de todo tipo de medios capaces de arrancarle la vida a cualquier persona.

Esta gran cantidad de recursos: dinero, medios técnicos y oficiales está respaldada por los Planes de Operaciones Encubiertas que se han confeccionado para Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Ya no es Cuba la única prioridad que tienen que atender en América Latina.

Sin embargo, al cumplir sus 60 años, la CIA no se encuentra en la mejor forma para garantizar los resultados que se esperan de su trabajo. Muchos de los oficiales más experimentados se han retirado y ahora trabajan en la vida civil, algunos plantearon que no resistían más críticas y que en oportunidades, con el propósito de salvar la imagen de los políticos se les culpaba de errores que no habían cometido o se alteraban los informes que brindaban sobre distintas situaciones.

Debido al éxodo, ha sido necesario situar en cargos de responsabilidad a jóvenes que aunque tienen una buena preparación, carecen de la experiencia necesaria para garantizar el éxito de las operaciones.

La confianza en la CIA se ha resquebrajado. Las altas figuras del gobierno consideran que la Agencia no está haciendo lo que tiene que hacer, como tiene que hacerlo ni con la premura que debe hacerlo. Consideran que hay un alto grado de desorientación dentro de la Agencia y que el personal de la misma es muy vulnerable a ser reclutado por algún servicio de inteligencia extranjero, existe falta de orgullo de pertenecer a la CIA y mucho interés en obtener dinero fácilmente. Como ejemplos de esta situación podemos citar a Harold Nicholson, Aldrich Ames, Brian Regan oficiales CIA reclutados por servicios extranjeros que purgan actualmente penas de prisión.

Algunos plantean que la CIA ha dejado de ser una elite, como lo era hace poco más de diez años. Ahora pueden ser oficiales CIA mujeres, latinos, negros, árabes, chinos, gente educada en universidades públicas, no en universidades selectas. Esto ha erosionado el espíritu de cuerpo y ha exacerbado la lucha por escalar en cargo y categoría aunque esto se haga a costa de pisar la cabeza de un compañero. Nadie se siente compañero de nadie.

Los errores cometidos, o los que le han achacado, han traído como consecuencia que la autoridad de los jefes se ha limitado. Ahora un número mayor de decisiones se toman en las altas esferas en detrimento de la operatividad a la agencia. En ese caso también están las Estaciones CIA en los distintos países, cuyos jefes tienen menos facultades para la toma de decisiones.

El flujo de la información es muy lento. Cuando la información llega a manos del interesado, tiene poco tiempo para tomar decisiones; en ocasiones la información le llega incompleta o lo que es peor, con adiciones que no tienen que ver con la realidad de los hechos, pero que han sido incluidas para que la persona lea algo que le va a agradar. Se ha perdido objetividad y oportunidad en el traslado de información.

La propia falta de confianza en la CIA ha originado una reorganización dentro de la Comunidad de Inteligencia que incluyó el nombramiento de un Director de Inteligencia Nacional, como su jefe supremo, cargo que ocupaba siempre el Jefe de la CIA como Director Central de Inteligencia. El cambio no fue solo de nombre, sino implicó una redistribución de funciones en la que la CIA perdió terreno y poder real.

Estos cambios originaron también que se le asignen al FBI misiones que tradicionalmente atendía la CIA. Como consecuencia de esto, ahora el FBI cuenta con más de cincuenta representaciones en el exterior con la misión de penetrar las organizaciones terroristas, el tráfico de drogas, el lavado de dinero y el crimen organizado.

La reciente publicación de las Joyas de la CIA pudiera considerarse como parte de una campaña para terminar de erosionar el prestigio de la agencia por parte de la DIA y el FBI, ambos deseosos de seguirla sustituyendo en sus funciones. Estas mismas «joyas» salieron a relucir en el año 1975 en un Comité Senatorial bajo la dirección del Senador Frank Church, sin embargo la agencia se recuperó de aquel escándalo y continuó con su actividad.

Durante estos 60 años, la CIA se ha equivocado con frecuencia, ha ejecutado acciones encubiertas que le han costado la vida a decenas de miles de personas con el pretexto de velar por la «Seguridad Nacional de Estados Unidos», ha violado leyes nacionales e internacionales, ha cometido actos de terrorismo, sabotajes, torturas, asesinatos y otras actividades horrendas, pero en honor a la verdad, la culpa no es solo de ella, pues todo eso siempre lo ha hecho en cumplimiento de un Plan, aprobado por el Presidente de Estados Unidos.

El autor es Doctor en Ciencias Históricas. Miembro del Consejo Asesor y del Consejo Científico del ISRI.