Si el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, critica el accionar del Estado Islámico (EI), seguramente una platea de aduladores aplaudirán hasta más no poder. O si el Jefe de Estado de Turquía, Recep Tayip Erdogan, bravuconea contra los seguidores del autoproclamado Califa Abu Bakr al-Baghdadi, los «correctos» gobernantes europeos dirán que el mandatario -vinculado […]
Si el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, critica el accionar del Estado Islámico (EI), seguramente una platea de aduladores aplaudirán hasta más no poder. O si el Jefe de Estado de Turquía, Recep Tayip Erdogan, bravuconea contra los seguidores del autoproclamado Califa Abu Bakr al-Baghdadi, los «correctos» gobernantes europeos dirán que el mandatario -vinculado estrechamente con el propio Estado Islámico que dice denunciar -, está dando «señales» en la lucha contra el terrorismo.
Pero si Deniz Naki escribe (como lo hizo en las redes sociales) que respalda la lucha del pueblo kurdo contra el EI, una lluvia de insultos y un precisa agresión física son las respuestas hacia este jugador de fútbol, nacido en Alemania y de origen kurdo aleví. Y si a esa expresión de apoyo a las milicias YPG/YPJ que defienden el territorio de Rojava (norte de Siria), se suma los dicho de Naki criticando al Ejército turco por sus operaciones militares en el sureste del país -donde se asienta la mayoría del pueblo kurdo-, una pesada cruz cae sobre las espaldas de este mediocampista que no teme adelantarse de su posición para encarar el arco.
Naki nació el 9 de julio de 1989 y comenzó su carrera futbolística en la reserva del Bayer Leverkusen. Por esos tiempos, integró la selección alemana sub-19 y jugó en el Europeo Sub-19 de 2008. Un año después, Naki fue cedido al Rot Weiss Ahlen, jugando once partidos y marcando cuatro goles. El 8 de febrero de 2009 hizo su debut en la Bundesliga y en junio fichó para el FC St. Pauli, que jugaba en el ascenso alemán; posteriormente, integró el SC Paderborn 07.
Según las crónicas periodísticas, el Sant Paul, club del barrio obrero de Hamburgo, se declaró antifascista en sus estatutos y fue el primer equipo alemán en prohibir la simbología nazi en su estadio. Jugando con esos colores, Naki convirtió un gol en la cancha del Hansa Rostock y lo celebró frente a la tribuna contraria, calificados de fascistas, haciendo señales de cortarles el cuello. Al final del encuentro, Naki clavó en el césped una bandera del Sant Pauli.
De vuelta a su patria, el mediocampista se sumó al Gençlerbirligi turco en 2013 pero apenas un año después decidió retornar a Alemania. La causa fue las agresiones que recibió en plena calle cuando lo golpearon luego que el futbolista manifestara su respaldo a la lucha de los pobladores de Kobane. Con un ojo morado, Naki declaró: «Pude defenderme. Fueron sólo puños, pero un día podría ser un cuchillo. Ya es suficiente, ya no me sentía seguro. Tres personas se acercaron a mí el domingo, cuando estaba de compras, me rodearon y empezaron a descalificarme con insultos sobre mi identidad kurda y aleví». Y agregó: «Aunque me vaya, quiero que sepan que el miedo no va a detenerme para defender los valores que defiendo».
«Azadi» es la palabra que Naki tiene tatuada en su antebrazo derecho, que en kurmanji significa «Libertad». Una palabra que no es ajena al pueblo kurdo, porque la histórica lucha de esa sociedad en defensa de sus derechos ya cruzó todas las fronteras posibles. Kurdistán es una nación que luego de la Primera Guerra Mundial quedó sin Estado tras la división de Medio Oriente por parte de Francia y Gran Bretaña. Finalizado este reparto arbitrario de tierras, el pueblo kurdo quedó cercado por las fronteras de Turquía, Irak, Irán y Siria.
No es para menos que Naki encienda la ira del gobierno turco. En su cuenta de Twitter (@DenizDersimNaki) se puede ver al mediocampista junto a Selahattin Demirtas, copresidente el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), organización que en junio pasado logró una fuerte victoria en los comicios legislativos, que le permitió ingresar al Parlamento turco con un nutrido grupo de diputadas y diputados. En su cuentade Twitter también se pueden ver fotos de las ciudades kurdas de Turquía atacadas por el Ejército o una imagen con las palabras: «¡Hello world Kobane is free!», luego de que esa ciudad del norte de Siria fuera liberada por la guerrilla después de 150 días de combates contra el Estado Islámico.
En la actualidad, Naki juega en Amed SK, principal equipo del Kurdistán turco y oriundo de Diyarbakir, capital de esa región. Cuando fue fundado, el equipo se llamaba «Diyarbakir Belediye Spor» pero en 2014 se decidió cambiar el nombre por el actual, que en lengua kurda es la denominación original de la ciudad.
El año pasado, Naki fue sancionado por la federación turca de fútbol con una suspensión de 12 fechas, acusado de «propaganda ideológica» tras dedicar en las redes sociales la victoria frente al Bursaspor a los pobladores kurdos muertos por los ataques del Ejército turco.
«Esta ha sido un importante victoria para nosotros -expresó Naki al finalizar el partido. Supimos superar las trampas que rodeaban a este partido con la cabeza alta y la consciencia limpia. Nos llena de orgullo ser un pequeño rayo de esperanza para nuestra gente en estos tiempos difíciles. No somos sumisos y nunca lo seremos. Esta noche entramos en el campo pensando en la libertad. Porque hemos plantado nuestras semillas de libertad y esperanza. Agradecemos a todos los políticos, artistas, pensadores y a la gente que ha estado con nosotros. Ofrecemos esta victoria como regalo a todos aquellos que han sufrido y muerto bajo la opresión los últimos 50 días en nuestra tierra. Larga Vida a la Libertad (Her biji Azadi, en kurdo)».
Pese a las sanciones en su contra, Naki sigue tirando pases y asistencias de gol en las tierras del Kurdistán, lugar en el cual la libertad siempre se niega a desaparecer.
Fuente original: http://www.marcha.org.ar/
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