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Desarrollo socioeconómico sostenible

Fuentes: WWF Centroamérica

Alcanzar un desarrollo sustentable significa que el desarrollo económico debe ir acompañado por un desarrollo social y ambiental. Salvar pandas, gorilas o tigres no sólo evita que una especie en peligro de extinción desaparezca, sino que también ayuda a reducir la pobreza y mejorar la vida de comunidades locales, según un nuevo reporte de WWF, […]

Alcanzar un desarrollo sustentable significa que el desarrollo económico debe ir acompañado por un desarrollo social y ambiental. Salvar pandas, gorilas o tigres no sólo evita que una especie en peligro de extinción desaparezca, sino que también ayuda a reducir la pobreza y mejorar la vida de comunidades locales, según un nuevo reporte de WWF, la organización mundial de conservación.

El informe, con seis casos de estudio, muestra que la labor por la conservación de especies de WWF ayuda a erradicar la pobreza y el hambre, así como a promover un desarrollo sostenible y justo en las áreas rurales de países como Costa Rica, Nepal, Uganda, India, Namibia y China.

Los casos de estudio demuestran que la conservación y el manejo sostenible de especies y su hábitat provienen de una adecuada protección de bosques y áreas de agua dulce y salada. Como resultado, las comunidades que dependen del bosque y de los recursos marinos y de agua dulce, logran mayor acceso a los bienes y servicios; además, aumentan sus ingresos y también su acceso al agua potable, salud y educación; a menudo, hasta los derechos de la mujer también mejoran.

Según el informe, algunos proyectos de ecoturismo basados en la observación de especies en su ambiente -como tortugas marinas, pandas y gorilas de montaña- generan cantidades apreciables de dinero a las comunidades. Los conocimientos que se generan respecto a la conducta de las especies en su hábitat natural, ayudan a planificar un mejor uso de la tierra donde viven.

«Muy a menudo los problemas que amenazan a las especies son los mismos que fomentan la pobreza, como la pérdida de hábitat y recursos naturales», dijo la Sue Lieberman, directora del Programa Mundial de Especies de WWF. «Este informe proporciona evidencia sobre cómo al beneficiar a las especies en peligro, las personas también se benefician».

Por ejemplo, en Tortuguero, Costa Rica, las tortugas vivas tienen más valor para la economía local que el que antes tenía la carne y huevos de tortuga. La comunidad apoya con firmeza las medidas de conservación para promover el ecoturismo y, tanto la cantidad de tortugas como de turistas, sigue en aumento desde hace 30 años. El programa se desarrolla con el liderazgo de Caribbean Conservation Corporation (CCC) y el apoyo de WWF.

En Nepal, la reforestación comunal en algunas partes del país ha llevado a la restauración de corredores vitales para la supervivencia de poblaciones de tigres de la región. WWF ayuda a la comunidad local a administrar y beneficiarse directamente de éstos recursos forestales. Según el informe, los grupos de usuarios comunales del bosque pueden ganar US $4,760 por año.

En el pueblo indio de Farida, un programa concienciador de WWF dirigido a proteger al amenazado delfín del río Ganges ayudó a la comunidad a resolver sus necesidades básicas críticas. Después de cinco años, el número de familias bajo la línea de pobreza ha declinado significativamente.

El informe muestra cómo más del 60 % de los habitantes alrededor del Parque Nacional Impenetrable de Bwindi en Uganda, el cual protege el hábitat del amenazado gorila de montaña, se sienten beneficiados de los bosques en lo económico y social. Ejemplos adicionales muestran cómo en China, las actividades ilegales y dañinas a las reservas forestales disminuyeron cuando las comunidades dispusieron de fuentes alternativas de ingreso, como la agricultura y pastoreo apoyados por los proyectos de WWF para protección del panda. En Namibia, la creación de reservas dónde las comunidades manejan sus recursos de fauna, ha resultado en un mejor manejo de la vida silvestre, aumento en las poblaciones de fauna, desarrollo del ecoturismo y mayores ganancias en las empresas de propiedad comunal.

Por su parte en Colombia, las familias campesinas de la Laguna de la Cocha protegen al oso andino, el tapir de montaña, y el lobo de los andes (especies en vía de extinción), también aves como el águila real de montaña y el pato pico de oro, e innumerables especies de flora, en el marco de un trabajo de conservación para este humedal de importancia internacional. Los habitantes han recibido beneficios en términos sociales, económicos y ambientales. En otras palabras, ven que recuperar los recursos naturales paga.

Y es que de acuerdo al análisis económico sobre los impactos de las iniciativas de conservación del agua dulce sobre los medios de vida titulado «Agua Dulce y Reducción de La Pobreza» (de WWF del Programa Global de Agua dulce), publicado en el 2005, en Colombia el proyecto de la Laguna de la Cocha, en el departamento de Nariño, como resultado de un mejor manejo de los recursos hídricos, acompañado de un incremento en la producción de las cosechas generó resultados satisfactorios: «Aumento en el nivel de bienestar y dignidad de los pobladores, mejor servicio de salud, reducción de vulnerabilidad en cuanto a la seguridad alimentaria, salud y conflictos naturales de La Cocha, y el manejo sostenible de cerca de 3000 hectáreas de páramos azonales (a 2760 msnm), juncales y bosques alto-andinos siempre verdes y nublados, presentes alrededor de este cuerpo de agua. Actualmente, los ingresos para cada uno de los hogares allí establecidos están 2.8 veces por encima del promedio nacional.»

En la Conferencia de las Partes de la Convención por la Biodiversidad (CBD COP8) a inicios de este mes en Curitiba, Brasil, WWF consideró que los gobiernos participantes deben integrar el trabajo de conservación de especies dentro de los esfuerzos por aliviar la pobreza.

«Parece ilógico que se gasten miles de millones de dólares en reducir la pobreza y promover el desarrollo económico sostenible sin mirar los enlaces entre el desarrollo sostenible, un ambiente saludable y la conservación de las especies», dijo Lieberman. «Es tiempo de establecer ese enlace y trabajar en ello»