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Cómo funciona la globalización

Deuda soberana y economía intervenida en el conflicto de la estiba

Fuentes: Rebelión

A veces, cuando hablan de la globalización, se piensa en películas de Hollywood o en personajes como Bill Gates, pero no en cosas como la estiba. Con frecuencia se desconoce cómo funciona económicamente la globalización, sobre todo, porque los grandes medios de comunicación no dedican espacio, ni tiempo a explicar estos entramados e intereses. Tomemos […]

A veces, cuando hablan de la globalización, se piensa en películas de Hollywood o en personajes como Bill Gates, pero no en cosas como la estiba. Con frecuencia se desconoce cómo funciona económicamente la globalización, sobre todo, porque los grandes medios de comunicación no dedican espacio, ni tiempo a explicar estos entramados e intereses.

Tomemos como referencia, por ejemplo, la compañía china COSCO Shipping Group que nos va a llevar hasta el conflicto actual en la estiba y en los puertos. La propia compañía asegura que posee una flota de 288 buques, de los cuales 84 tienen una capacidad de carga superior a los ocho mil contenedores de 20 pies por buque. Este grupo empresarial opera con una flota de unos 550 buques, con una capacidad total de carga de 30 millones de toneladas de peso muerto (TPM) en más de 100 puertos del mundo, según los datos que publicitaron oficialmente a finales del 2015. Seguramente esta compañía ha aumentado todavía más su capacidad en la actualidad.

Este grupo empresarial nació de la fusión de China Ocean Shipping Company (COSCO) y China Shipping Company (CSG) en febrero de 2016. La fusión fue obra de la presión del Gobierno de China durante 2015 para crear una empresa mundial de primer orden. Esta empresa estatal reduciría costes y, al mismo tiempo, controlaría casi en monopolio la salida de exportaciones masivas de China por mar. Teniendo en cuenta lo que Europa y otras regiones compran de esa «fábrica mundial» que es China, ese negocio es impresionante y le permite controlar los precios de exportación de los productos a transportar.

La entrada de COSCO Shipping Group en los puertos de España que ha empezado ahora no es la primera experiencia en Europa. En enero de 2016 el puerto del Pireo (Grecia) ya fue vendido al grupo COSCO Shipping Group. Inicialmente ese año el grupo pagó 280,5 millones de euros, para comprar el 51% de las acciones del puerto. Pasados cinco años, tiene derecho a ampliar al 67% su participación, abonando otros 88 millones de euros y con ello completaría la privatización de este puerto. El Pireo es el mayor puerto marítimo de Grecia y está incluido entre los diez mayores puertos de contenedores de Europa. También es el mayor puerto de pasajeros de Europa y uno de los principales a nivel mundial. En mayo del 2017 COSCO Schipping Group anunció un plan dentro de su privatización, que incluía la modificación de embarques y amarres para albergar cruceros mayores, así como el proyecto de un hotel de lujo y un centro de compras.

Aunque la privatización del puerto de El Pireo sigue adelante, los beneficios públicos que reportó su venta fueron escasos para Grecia. Los 280,5 millones de euros que pagó la empresa china por el Pireo fueron íntegramente a pagar la deuda del Estado griego, aunque ese monto solo equivalía a dos semanas de intereses de su deuda. Estas son las cosas que se negocian en los memorandos que firma el Gobierno de Tsipras con la Unión Europea y que no salen en grandes titulares. Así es como en el capitalismo de las deudas soberanas se vende y privatiza el patrimonio público de los pueblos y se generan nuevos mercados con la excusa de la austeridad.

Pero Grecia no es el único Estado que ha tenido que negociar sus deudas con la Unión Europea y China. Desde la época del presidente Rodríguez Zapatero el Gobierno de China ha estado comprando deuda soberana española. Los cálculos más prudentes y conservadores aseguran que China tendría como mínimo 41.000 millones de euros en deuda soberana española. Según esos cálculos, China sería el segundo país que ha comprado más deuda del Reino de España, por detrás de Francia. Por eso, todos los gobiernos españoles -tanto con el PSOE de Rodríguez Zapatero como con el PP de Rajoy- han visitado China para que ese país comprara deuda soberana y no se deshiciera de ella.

En mayo del 2017 el presidente Rajoy visitó China y presumió allí de la fortaleza de la economía española. Ahora viene el pago que ha hecho. Ahora mismo, en junio del 2017, COSCO Shipping Ports ha tomado el control de Noatum Ports, primer operador de terminales portuarias en el Reino de España. Tal y como hizo anteriormente en el Pireo, a la compañía china le ha bastado con comprar un 51% de su capital, por 203,49 millones de euros. Por el mismo precio la empresa china se ha quedado con las terminales de contenedores de los puertos de Valencia y Bilbao, además de las terminales ferroviarias de Madrid y Zaragoza, en su expansión económica por el Mediterráneo.

Esto es lo que estuvo negociando Rajoy en China. Esto es lo que aprobaron por real decreto, desde el Partido Popular y Ciudadanos hasta Unión del Pueblo Navarro y el Partido Nacionalista Vasco. Esto es también lo que estaba pidiendo entre líneas la Unión Europea: que España cumpliera con su economía intervenida. Por eso mismo, se puede afirmar que el Reino de España sigue siendo un Estado fallido desde el punto de vista técnico y económico.

Sin embargo, para que la empresa china se haga con el control había y hay un problema: quienes trabajan en la estiba. Los contenedores no se descargan solos: hace falta fuerza de trabajo, que va más allá de los memorandos del capital. Aquí es donde viene la presión mediática y política que se ha usado durante semanas para vilipendiar, denigrar e intentar someter a la clase obrera que trabaja en la estiba y las posteriores huelgas y luchas por sus derechos. Mientras tanto, las fuerzas y organizaciones políticas de oposición con cargos en el Congreso de los Diputados no parecen darse cuenta de la importancia y gravedad de los hechos y de lo que está en juego, no solo ahora, sino en el futuro.

Así funcionan la política y el capital en un mundo globalizado con países intervenidos de facto en esta Unión Europea. Termino con un recordatorio de algo que se ha olvidado en el lenguaje mediático y político actual: cuando en la estiba gritan «O todos, o ninguno», no expresan una verdad local, sino una reivindicación global y universal.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.