Recomiendo:
0

Visita de Obama a Cuba

Disfrazado de oveja el lobo sigue siendo lobo

Fuentes: Rebelión

Resulta un tanto difícil e incómodo decir cosas que pueden interpretarse por unos como justas y otros considerar que detrás de ellas se esconde una intención extremista, oportunista o simplemente retrógrada, fuera de moda, intolerantes, dogmáticas y hasta «estalinista», como algunos suelen llamar a alguien que no comparte algo que entiende nos lleva o puede […]

Resulta un tanto difícil e incómodo decir cosas que pueden interpretarse por unos como justas y otros considerar que detrás de ellas se esconde una intención extremista, oportunista o simplemente retrógrada, fuera de moda, intolerantes, dogmáticas y hasta «estalinista», como algunos suelen llamar a alguien que no comparte algo que entiende nos lleva o puede llevar por un camino capitalista, y por tanto a cambiar sentimientos como el de la solidaridad por el del individualismos.

Ya son muchos los años que han pasado desde aquel Primero de Enero de 1959 en que triunfó la lucha armada contra la dictadura de Fulgencio Batista y desde el momento, 1960, en que Fidel pronunció la consigna: Patria o Muerte, durante el entierro de las víctimas del sabotaje que ocasionó la explosión del buque francés la Coubre en el Puerto de La Habana; y de aquel abril de 1961 en que declaró el carácter socialista de la Revolución Cubana, ante miles de cubanos que enterraban las primeras víctimas y de donde saldrían a combatir la invasión mercenaria, organizada por el Gobierno de los Estados Unidos, que se estaba produciendo por Playa Girón y Playa Larga, después de haber bombardeado los principales aeropuertos del país. ¿Quién no recuerda al joven Eduardo García que herido de gravedad en el bombardeo al aeropuerto de Ciudad Libertad escribió con su sangre en una tabla: Fidel. Y luego murió.

Desde entonces y hasta la fecha varias generaciones de cubanos solo hemos conocido y vivido procedente de Los Estados Unidos: agresiones armadas, terrorismo, los riesgos de desaparecer a causa de una guerra nuclear, la introducción de enfermedades contra personas, animales y plantas; y un genocida bloqueo económico, comercial y financiero que nos ha estrangulado económicamente, con el declarado fin de obligarnos por hambre y enfermedades a desistir del propósito de construir una sociedad humanamente justa, donde la solidaridad predomine sobre el egoísmo. Eso, ¿lo podemos olvidar?

Ahora, después de tantos años de genocidio contra el pueblo cubano, el Gobierno de Los Estados Unidos se ha visto obligado a reconocer su fracaso, la imposibilidad de vencer la resistencia de los cubanos en defensa de su sistema económico, político y social. Tanto ese gobierno como sus ideólogos reconocen el fracaso, pero no porque sea un crimen lo que han estado y están cometiendo contra toda una población ni por amor a los cubanos, tampoco han pedido perdón a sus víctimas, sino que han expresado el fracaso de la táctica utilizada para obtener sus objetivos y ello los ha obligado a cambiarla, no a cambiar su propósito, su estrategia sigue siendo regresar a Cuba a lo que fue en el capitalismo.

Esto último explica en parte, que las medidas del presidente Barack Obama para aminorar los efectos del bloqueo sean lentas, parciales y no vayan a la esencia de lo que más afecta económicamente a nuestro país, y que los principales beneficios de estos cambios no estén dirigidos a favorecer la economía estatal que es la base de nuestro sistema y la fuente de los recursos que proporcionan beneficios sociales a todo el pueblo, incluyendo a quienes no aportan o aportan poco a la sociedad, sino a estimular y fomentar las empresas privadas, e ideológicamente el espíritu individual, inherente al capitalismo. Es inconcebible que las relaciones diplomáticas se hayan establecido con el gobierno cubano y se ignore a las empresas estatales. Evidente las intenciones.

No cabe duda de que el presidente Obama es un buen comunicador, inteligente, carismático y hasta simpático, pero también es un engreído y un farsante que con esos atributos pretende engañarnos, manipularnos y hacer creer a algunos de que es un hombre bueno, que no tiene nada que ver con los crímenes que ha cometido el imperio en el pasado y en el presente y que si no hace más por atenuar el bloqueo es porque otras fuerzas se lo impiden, lo que es una media verdad.

Durante su visita a Cuba pudo haber engañado a algunos, pero no nos engañó a todos. No engañó a nuestros experimentados dirigentes, tampoco a la mayoría de nuestros intelectuales y menos aún al pueblo que tiene una gran experiencia para reconocer y repudiar a esas personas.

En ocasiones fue irrespetuoso, alguien que vive en una casa con techo de cristal y lanza piedras.

En fin, es el lobo disfrazado que intenta regresar la oveja negra al redil y desanimar a otras que han escapado detrás de ella, contra las cuales sigue empleando los métodos que en Cuba han fracasado. Sobran los ejemplos.

Es muy difícil para cualquier revolucionario cubano aceptar una Cuba con nuevos ricos, muchos de ellos fruto del descontrol de los recursos estatales y la especulación, y menos aún el surgimiento de marcadas diferencias sociales en nuestra población, con la correspondiente diferencia en el nivel de vida entre ricos y pobres. Para impedirlo se hizo una revolución que ha costado mucha sangre y sacrificio al pueblo.

Obama vino para convencernos de lo bueno que es el capitalismo y su propósito de encaminarnos hacia ese sistema. No nos habló de los millones de muertos, hambrientos y emigrantes que ha generado el capitalismo con la explotación y sus guerras, incluyendo las propias del señor presidente. Nos habló de los derechos humanos, que según él, no protegemos, y se molestó cuando se le mencionó unos pocos de los suyos.

Seguramente regresará cuando no sea presidente, y probablemente se muestre mejor como un «hombre bueno», pero ¡cuidado los más jóvenes! porque la piel de lobo estará debajo del traje de luces.

Este es el Obama que pude conocer más profundamente durante su visita a Cuba. De lo bueno de su visita ya se han encargado o encargarán de escribir otros.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.