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Diversidad y recortes

Fuentes: Revista Escuela

El peso de la ideología y la falta de profesionalidad del ministro Wert nos hacen perder el tiempo sobre sus ocurrencias (algunas muy reaccionarias, como en Educación para la Ciudadanía), que luego se volatilizan como si su función fuera incendiar el sector y distraernos mientras recortan a saco en la educación. Conviene hacernos otras preguntas. […]


El peso de la ideología y la falta de profesionalidad del ministro Wert nos hacen perder el tiempo sobre sus ocurrencias (algunas muy reaccionarias, como en Educación para la Ciudadanía), que luego se volatilizan como si su función fuera incendiar el sector y distraernos mientras recortan a saco en la educación. Conviene hacernos otras preguntas. En la escuela, el reto es cómo atender a la diversidad en tiempos de recortes.

La crisis y los recortes producen un gran deterioro social. Desempleo, necesidades y conflictos en las familias, desahucios, separaciones, familias desestructuradas y clases medias en declive con hijos acostumbrados a tener de todo. Todas estas situaciones acaban incidiendo en la escuela. Antes disponíamos en el entorno social de algunos chalecos salvavidas para rescatar a alumnos: programas y medios, educadores de calle, trabajadores sociales, un papel activo de los ayuntamientos. Ahora nos faltan en la escuela y fuera de ella.

Hay que seguir demandando recursos en los centros y a nivel social, para que, además de atender al niño, se actúe sobre el contexto social. Pero también debemos de preguntarnos qué podemos hacer desde las aulas y los centros para atender a la natural y gran diversidad existente. Desde aplicar criterios de adscripción heterogéneos, decidir sobre programas específicos y medidas para abordarla. Debemos de buscar las formas de reforzar el compromiso del profesorado, una mayor cooperación con las familias, la optimización de los recursos, innovando metodológicamente y trabajando la convivencia. En suma, generando un ambiente afectivo y de convivencia, elevando explícitamente las expectativas de éxito, con una gestión participativa del aula, con mucha cooperación entre el profesorado y ayuda de las familias.

Ello exige desterrar la pereza y las rutinas organizativas. Hay que reunirse, pensar e intercambiar buenas prácticas. Supone más esfuerzo, pero también mejoras y resultados. La atención a la diversidad es un derecho, no un privilegio, y es la que asegura que la escuela sea de verdad inclusiva, amable y de calidad para todos, como refleja el excelente vídeo http://www.yoestudieenlapublica.org/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.