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El programa de 12 pasos del Pentágono para crear un ejército de inadaptados

Doce del patíbulo

Fuentes: TomDispatch

Traducido del inglés para Rebelión y Tlaxcala por Germán Leyens

El reclutamiento militar en 2006 ha estado marcado por declaraciones optimistas del Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, afirmaciones de éxito de la Casa Blanca, comunicados de prensa de propaganda del Pentágono, y una crecida de recientes informes de prensa que pregonan cómo los militares han cumplido con sus objetivos de personal.

Pero las fuerzas armadas sólo han logrado éxito a través de una «transformación» fundamental y no gracias a su transformación – esa «co-evolución de conceptos, procesos, organizaciones y tecnología» – de la que Rumsfeld habla todo el tiempo.
Mientras el antiguo objetivo del Secretario de Defensa de transformar las fuerzas armadas más poderosas del planeta en una fuerza de combate de la más alta tecnología, más ágil, más futurista, se ha «esfumado,» según David Von Drehle del Washington Post, la constitución misma de las fuerzas armadas se ha estado mutando ante nuestros ojos colectivos bajo la presión de la guerra en Iraq. Se ha informado sobre esta transformación real, pero sólo en artículos aislados sobre el nuevo panorama del reclutamiento en USA.
El año pasado, a pesar de NASCAR [(Asociación Nacional de Carreras de Autos de Serie], rodeos profesionales, y patrocinios de Arena Football; populares videojuegos que también sirvieron de instrumentos de reclutamiento; propaganda en la televisión que chorrea seductivas escenas de gloria militar; un programa «conjunto de comunicaciones de mercadotecnia y de investigación y estudios de mercado» involucrado activamente en medidas para apuntar a latinos, marginados, y gente con antecedentes criminales para el servicio militar; y por lo menos 16.000 dólares de gastos promocionales por cada soldado que lograron reclutar, los militares de USA no lograron cumplir con sus objetivos de reclutamiento. Este año, esos métodos han sido inflados y exagerados en doce áreas críticas de reclutamiento que convierten la vieja frase publicitaria del Ejército «Sé todo lo que puedes ser» en chistes para programas nocturnos de la televisión del futuro.
  1. Venta agresiva
Cuando no tratan de engatusar a potenciales soldados a través de videojuegos, sitios en la red, o lo más reciente, el sitio de red social MySpace.com y mensajes de texto, las Fuerzas Armadas emplean a reclutadores que utilizan tácticas de venta agresiva para engatusar a adolescentes impresionables para que se alisten. Recientemente, una madre de Nueva Jersey informó a su periódico local de la persistencia del Ejército en contactar a su hija de 17 años. Cuando la madre terminó por pedir al Ejército que dejara de llamar a su hija, el reclutador argumentó vigorosamente en su contra. La madre, que en general elogia a los militares, quedó, a pesar de ello, consternada ante las tácticas del reclutador. «Es lo que me asustó y enfureció. Ese militar viene y me dice que no tengo derechos cuando se trata de mi hija,» dijo.
Los adolescentes también se ven expuestos a la publicidad militar y a tácticas de alta presión en la escuela. El Boston Globe escribió recientemente que reclutadores están ahora estableciendo cabinas en «cafeterías en las escuelas secundarias en toda la nación.» Mientras tanto el State Journal-Register de Springfield, Illinois, informó que reclutadores locales «visitan cada escuela aproximadamente cada tres o cuatro semanas.» En una escuela, los administradores fueron forzados a «actuar contra reclutadores agresivos» y a prohibir por lo menos que uno volviera a entrar al campus
  1. De verde a gris
Los militares siempre han repletado sus nóminas sobre todo mediante jóvenes, pero en la actualidad también tienen a «viejos» en la mira. En 2005, las Reservas del Ejército aumentaron su edad máxima de alistamiento de 35 a 40; después, más tarde ese año, a 42. Este año, el verde del Ejército también se volvió más gris con un doble aumento similar que aumentó la elegibilidad para el servicio activo a 42 años.
  1. Conscripción por la puerta trasera
Otro grupo de veteranos también ha sido escogido recientemente por los militares: la Reserva Individual Preparada del Cuerpo de Marines de USA (IRR) – soldados que han dejado el estado de servicio activo y que han vuelto a la vida civil. En agosto, los Marines anunciaron que compensarían una escasez de voluntario «echando mano a esta reserva raramente utilizada de soldados para repletar crecientes brechas de personal en unidades que deben ser desplegadas en los meses por venir.» Como señala el Boston Globe: fueron «los comandantes de los Marines los que han emprendido por primera vez desde la invasión de Iraq hace tres años el extraordinario paso de volver a reclutar a quienes han abandonado las filas.»
Por su parte, el Ejército, según el Washington Post: «ha utilizado su IRR varias veces desde los ataques del 11 de septiembre de 2001. Movilizó a unos 5.000 soldados de esa reserva durante los últimos cinco años, la mayoría de ellos desde mediados de 2004.» CBS News informa que «aproximadamente 14.000 soldados en estado de IRR fueron llamados al servicio activo desde marzo de 2003 y unos 7.300 han sido desplegados en Iraq,» provenientes de la Reserva del Ejército.
  1. Ascensos automáticos
 
Anteriormente, durante este año, el Ejército admitió que, para mantener cantidades desesperadamente necesitadas, renunciaba a casi cualquier medida de calidad cuando se trata de su cuerpo de oficiales. Según cifras del Pentágono de 2005, un 97% de todos los capitanes elegibles fueron ascendidos a mayor – un salto importante del promedio ya históricamente alto de 70 a 80%. «El problema en este caso es que no estás eliminando al 20% inferior,» declaró un alto oficial del Ejército en el Pentágono a Los Ángeles Times. «Básicamente, si no has sido sometido a una corte marcial, te ascenderán a mayor.» A pesar de ascensos casi garantizados, el San Antonio Express-News informó que: «el Ejército espera que este año le faltarán 2.500 capitanes y mayores, y su número aumentará a 3.300 en 2007.»
5. Legión Extranjera
En julio, testificando ante el Comité de Servicios Armados del Senado, el Subsecretario de Defensa para Personal y Preparación, David S. C. Chu, enumeró una serie de alicientes ofrecidos actualmente para llevar a extranjeros a arriesgar la vida por el Tío Sam. Incluyen: «la orden ejecutiva del presidente Bush que permite que no-ciudadanos soliciten la ciudadanía después de sólo un día de servicio militar activo,» un proceso de solicitud acelerado para miembros del servicio, y la eliminación de «todos los costes de solicitud para los no-ciudadanos en las fuerzas armadas.»
Mientras señalaba que aproximadamente 40.000 no-ciudadanos sirven ya en las Fuerzas Armadas de USA, Chu presentó su propia solución para la crisis de la inmigración. Al haberse negado a las fuerzas armadas la posibilidad de una conscripción, trató de vender la creación de una verdadera legión extranjera de un grupo «potencialmente interesado en el servicio militar,» los 50.000 a 65.000 jóvenes adultos indocumentados extranjeros que se estima ingresaron a USA a temprana edad.» Chu infló el valor de legislación como la Ley DREAM – que ofrecería a extranjeros ilegales la oportunidad, entre otras alternativas, de unirse a las fuerzas armadas para obtener un estado condicional de residente permanente.
Aparte de proponer una posible fuente de carne de cañón indocumentada que podría ser menos inquietante para los usamericanos que sui se tratara de sus propios hijos e hijas, Chu señaló que «las fuerzas armadas también han iniciado varios programas nuevos, incluyendo oportunidades para los que tengan conocimientos de idiomas, que podrían significar un atractivo particular para los no-ciudadanos.» En caso de que los no-ciudadanos no se entusiasmen a fondo ante la oportunidad de servir con las fuerzas de ocupación en Iraq, el Ejército promete una ciudadanía acelerada, progreso rápido, y un sinnúmero de otras ventajas – incluyendo un montón de dinero. Aparte de «paga por pericia en un idioma extranjero durante el servicio activo,» los que estén dispuestos a vender sus «conocimientos de lenguajes de Próximo Oriente y unirse al Ejército de USA como Ayudante Traductor… en Iraq y Afganistán» recibirán un bono de alistamiento de 10.000 dólares – una suma considerable considerando los ingresos per capita anuales en esos países que oscilan a un nivel entre los 800 y los 2.000 dólares.
  1. Militares mercenarios
Para solucionar sus problemas de personal, las fuerzas armadas también refuerzan su atractivo en el interior – mediante «más reclutadores y más incentivos financieros.» En algunos casos, esto puede significar bonos de alistamiento de hasta 40.000 dólares para usamericanos documentados pero pobres que tratan de exponerse directamente al peligro durante tres años como soldados de infantería o especialistas de eliminación de munición no explotada – mucho más que el ingreso per capita anual de afro-usamericanos (16.874 dólares), Latinos (14.483 dólares), e incluso blancos no-latinos (28.946 dólares).
Según un reciente informe de Associated Press, el Ejército reparte más puñados de dólares del contribuyente para seducir a los soldados para que se reenganchen – «un bono promedio de 14.000 dólares, para soldados elegibles, de un total de 610 millones de dólares en pagos extraordinarios.»
Los reenganchados en los Marines parecen sacar las mayores sumas. En julio pasado, el mayor Jerry Morgan, que dirige el Programa de Bonos para Realistamiento Selectivo, declaró a Stars and Stripes que «el bono máximo ha sido elevado… a 60.000 dólares para Marines» que sirvan en cinco especialidades ocupacionales militares críticas.
Si agregamos a esas sumas beneficios de hasta 71.424 y 23.292 dólares, para personal en servicio activo y de reserva respectivamente, para «ayudar a pagar por la universidad,» se obtiene un soborno que potencialmente puede cambiar una vida, siempre que la sigas teniendo cuando el ingreso a la universidad termine por ser aprobado.
  1. Abuso de poder
El que haya más reclutadores enarbolando más dinero tiene sus problemas. El año pasado, en medio de una ola de quejas cuando los reclutadores tenían problemas para cumplir con sus objetivos mensuales (incluyendo sugerencias a los posibles reclutas sobre cómo pasar las pruebas de drogas) el Ejército suspendió todas las actividades de reclutamiento durante un día en todo el país para un «retiro» a fin de reexaminar sus métodos y re-entrenar a sus hombres. Sin embargo, recién el mes pasado, la Oficina de Contraloría del Gobierno publicó un informe que muestra que «entre los años fiscales 2004 y 2005, las afirmaciones e incidentes de servicio identificados como transgresiones cometidas por reclutadores aumentaron, colectivamente, de 4.400 casos a 6.500 casos; los casos sustanciados aumentaron de un poco más de 400 a casi 630: y las infracciones criminales se más que duplicaron de algo más de 30 a casi 70 casos.»
También salió a la luz el mes pasado, por cortesía de Associated Press, la siguiente revelación: «Sus reclutadores se aprovecharon sexualmente de más de 100 jóvenes mujeres que expresaron interés por unirse a las fuerzas armadas.» Según los abogados de una de las víctimas, un reclutador «le dijo, directamente, si quieres unirte a los Marines, tienen que tener sexo conmigo. Era virgen. Tenía 17 años.» Otra víctima adolescente describió de modo muy claro la situación: «El reclutador tenía todo el poder. Tenía el uniforme. Tenía mi futuro. Confié en él.»
  1. Cazatalentos civiles
No sorprende que, en vista de los tiempos difíciles y de un gobierno que nunca ha encontrado algo que no quisiera privatizar, el cazatalentos privado haya ingresado al panorama del reclutamiento militar. Según Renae Merle del Washington Post, dos compañías basadas en Virginia, Serco y MPRI Inc., «tienen más de 400 reclutadores asignados en todo el país, y hemos reclutado más de 15.000 soldados. Se les pagan unos 5.700 dólares por recluta,» como parte de un programa piloto que comenzó en 2002.
Mientras estas compañías se forran con el dinero para reclutamiento, los propios reclutadores mercenarios cosechan bonos en efectivo, tarjetas gratuitas para gasolina, y chaquetas de cabritilla. Pueden aumentar su salario base con unos 30.000 dólares al año si acarrean grandes cantidades de chicos desorientados y otros a las Fuerzas Armadas. Como ha sucedido con el uso militar de contratistas privados en toda clase de actividades en los últimos años, este paso ha provocado indignación. Según la representante Janice D. Schakowsky (demócrata de Illinois): «El uso de contratistas para este propósito delicado, que tiene que ver con las vidas de gente joven, es problemático.» Se sentía particularmente preocupada por la falta de supervisión. El control de calidad era otro problema. Aunque un informe del Ejército recomendó que se continuara con el programa de 170 millones de dólares, también señaló que los cazatalentos civiles «alistan a reclutas de una calidad inferior.»
Sin embargo la evaluación, menos que positiva, del rendimiento del sector privado, no impidió que sus funcionarios anunciaran en agosto que habían otorgado a MPRI «un contrato con requerimientos a precio fijo por 11.196.996 dólares como la porción del período base de un contrato estimado en 34.272.571 dólares (si se ejercen todas las opciones) por servicios de reclutamiento a ser… realizadas en cualesquiera de las 1.700 estaciones de reclutamiento del Ejército en todo el país.»
9. ¿Cuán bajo puedes caer?
La reducción de estándares no ha estado prácticamente reservada a los agentes privados. Como señaló Brad Knickerbocker del Christian Science Monitor: «El Ejército ha tenido que reclutar más soldados de la categoría «más baja aceptable» sobre la base de resultados de pruebas, niveles de educación, antecedentes personales, y otros indicadores de capacidad.» Incluso el Subsecretario de Defensa Chu admitió en julio que casi un 40% de todos los reclutas militares dio resultados en la mitad inferior del propio test de aptitudes de las Fuerzas Armadas.
Otros indicadores de cuán-bajo-se-puede-caer en la desesperación militar aparecen ahora regularmente en los informes noticiosos. Dos ejemplos:
El año pasado, New York Times informó que dos reclutadores en Ohio alistaron rápidamente a un recluta «recién salido de una reclusión de tres semanas en un área psiquiátrica… incluso después que los padres del hombre les dijeron que tenía desorden bipolar – una diagnosis que lo descalificaba.» Después que altos oficiales lo descubrieran, se anuló el alistamiento del enfermo mental, pero en «entrevistas con más de dos docenas de reclutadores en 10 Estados,» el Times oyó a otros que hablaron de «ocultar historias de salud mental y de antecedentes policiales,» entre otras prácticas ilegales.
En mayo de este año, el Oregonian informó que reclutadores del Ejército, utilizando tácticas de venta agresiva y ofreciendo miles de dólares en dinero como bono de alistamiento, reclutaron a un adolescente autista «para la tarea más peligrosa del Ejército: scout de caballería.» El muchacho que había estado registrado en «clases de educación especial desde la edad preescolar» y en «un programa especial para trabajadores discapacitados… y había tenido un trabajo a tiempo parcial limpiando servicios higiénicos y tirando basura,» ni siquiera sabía que USA estaba en guerra en Iraq hasta que sus padres se lo explicaron después de su primer contacto con un reclutador. Sólo después de una ola de publicidad negativa, el Ejército anunció que liberaba al adolescente autista de sus obligaciones de alistamiento.
10. Armado y considerado peligroso
En 2004, el Pentágono instituyó un «Estudio de dispensas morales» cuyo objetivo en apariencia benigno era «definir mejor las relaciones entre las conductas previas al Servicio y el éxito subsiguiente en el Servicio.» Resultó que en la práctica abría las puertas del reclutamiento a reclutas potenciales con antecedentes criminales. En febrero de este año, el Baltimore Sun escribió que había «un aumento importante en la cantidad de reclutas con lo que el Ejército llama ‘seria mala conducta criminal’ en sus antecedentes» – una categoría que incluía: «asalto agravado, homicidio involuntario con vehículos, recepción de propiedad robada y realización de amenazas terroristas.» De 2004 a 2005, la cantidad de estos reclutas había aumentado a más de un 54%, mientras que las dispensas por alcohol y drogas ilegales, invirtiendo una tendencia a la baja de cuatro años, aumentaron en más de un 13%.
En junio, el Chicago Sun-Times informó, que bajo presión para repletar las filas, el Ejército había estado permitiendo [el acceso de] un número creciente de «reclutas condenados por delitos, según expertos y antecedentes militares.» En realidad, como lo indican los propios datos de los militares: «el porcentaje de reclutas que entra al Ejército con dispensas por delitos y problemas médicos se ha más que duplicado desde 2001.»
Un beneficiario de las nuevas políticas de dispensas morales del Ejército, logró una cierta prominencia este verano. Después que Steven D. Green, que sirvió en la 101 División Aerotransportada del Ejército, fue acusado por violación y un asesinato cuádruple en Mahmudiyah, Iraq, se reveló que había sido «un estudiante de secundaria fracasado proveniente de un hogar deshecho que se alistó para encontrar alguna dirección en su vida, pero fue enviado a casa rápidamente por un «desorden de personalidad antisocial.'» Recientemente, Eli Flyer, un ex alto analista militar del Pentágono y especialista en «la relación entre el reclutamiento militar y la mala conducta militar» declaró a Harper’s Magazine que en realidad Green se había «alistado con una dispensa moral relacionada con por lo menos dos infracciones relacionadas con drogas o alcohol. Cometió una tercera infracción relacionada con el alcohol justo antes del alistamiento, que resultó en una pena de prisión, aunque puede ser que esta infracción no haya sido conocida por el Ejército cuando se alistó.»
Mientras Green estaba en la cárcel a la espera de su juicio, el Houston Chronicle informó en agosto que reclutadores del Ejército andaban a la caza en los alrededores de una feria de trabajo del área de Dallas a la busca de ex-convictos. «Buscamos a graduados de secundaria que no tengan más de un delito en sus antecedentes,» dijo un reclutador.
El Ejército incluso ha buscado reclutas suplentes tras las barras de la prisión: en un caso del que se ha informado, en una «prisión juvenil» en Ogden, Utah. Aunque Steven Price había solicitado ver a un reclutador mientras estaba aún en la cárcel y tenía «apenas 17 cuando se alistó en enero pasado,» sus padres divorciados dicen que «los reclutadores utilizaron falsas promesas y documentos falsificados para reclutarlo.» A pesar de que existe confusión sobre si la madre del muchacho firmó realmente un formulario de consenso parental que permitía que su hijo se alistara, su «padre aparentemente ni siquiera estuvo presente cuando firmó, pero su nombre también aparece en el formulario.»
11. Guerra de pandillas
Según el Chicago Sun-Times, funcionarios del mantenimiento del orden informan que los militares ahora «permiten más candidatos con tatuajes de pandillas porque están bajo presión para mejorar el reclutamiento.» También señalan que «podría estar aumentando la actividad de pandillas entre los soldados.» El documento contenía «fotos de edificios y equipamientos militares en Iraq estropeados con graffiti de pandillas basadas en Chicago, Los Ángeles y otras ciudades.»
El pasado mes, el Sun-Times informó que un miembro de pandilla que encara acusaciones federales de asesinato y robo se alistó en el Cuerpo de Marines «mientras estaba libre bajo fianza – y se preparaba para irse al campamento de reclutas cuando funcionarios de los Marines descubrieron recientemente su procesamiento.» Aunque este recluta en particular terminó por ser expulsado de los Marines, un detective de la policía de Milwaukee y veterano del Ejército, que sirve en la fuerza de tareas federal sobre la droga y las pandillas, que arrestó al posible Marine, señaló que «otros pandilleros parten a Iraq y envían armas a casa… pandilleros están logrando acceso al entrenamiento y a las armas militares.»
A principios de este año, informaron que la transferencia programada de 10.000 a 20.000 soldados de Fort Bliss, Texas llevó al FBI y al mantenimiento del orden local a temer «una lucha territorial» entre «miembros de la pandilla Folk Nation… [y] un grupo criminal que ya está bien establecido en el área, Barrio Azteca.» El New York Sun escribió que, según un agente del FBI, «Folk Nation, que fue fundada en Chicago y que incluye varias ramas que utilizan el nombre Gangster Disciples, ha logrado un punto de apoyo en el Ejército.»
12. Canje de camuflaje de desierto por sábanas blancas
Otro tipo de miembro de «pandilla» ha comenzado a proliferar entre los militares, evidentemente gracias a la reducción de los estándares de reclutamiento y a la creciente urgencia sentida por los reclutadores de hacer la vista gorda. En julio, un estudio de Southern Poverty Law Center [Centro Legal de la Pobreza del Sur], que observa a grupos de milicias racistas y derechistas, estableció que – debido a la creciente preocupación por obtener personal – «un número creciente de neonazis y de extremistas skinhead» sirve ahora en las fuerzas armadas. «Los reclutadores permiten a sabiendas que neonazis y supremacistas blancos se sumen a las fuerzas armadas y los comandantes no los sacan de las filas incluso después de haber sido identificados positivamente como extremistas o miembros de pandillas,» dijo Scott Barfield, investigador del Departamento de Defensa citado en el informe.
El New York Times señaló que la revista neonazi Resistance realmente recluta para las fuerzas armadas de USA: «insta a los skinheads a sumarse al Ejército y a que insistan en que se les asigne a unidades de la infantería ligera.» Como explicó la revista: «La guerra de razas que viene y la limpieza étnica que la seguirá será con mucho una guerra de infantería… Será casa por casa… hasta que se limpie tu pueblo o ciudad y las razas metecas sean expulsadas al campo donde puedan ser cazadas y ‘limpiadas.'»
Aparentemente, el ímpetu reclutador ha funcionado. Barfield informó que él y otros investigadores han identificado a una red de personal neonazi del Ejército y de la Marina en servicio activo distribuida en cuatro instalaciones militares en cinco Estados. «Se comunican entre ellos sobre armas, sobre reclutamiento, sobre la protección del secreto de sus identidades, sobre la organización dentro de las fuerzas armadas.» No sorprende que «graffiti de Aryan Nations» compitan ahora por espacio entre los graffiti de las pandillas de centros urbanos en Iraq.
Transformación de la fuerza
Cuando terminó por detenerse la guerra usamericana en Vietnam, los militares de USA se hallaban en un estado de confusión, si no de cuasi-desintegración. Dirigentes uniformados juraron no volver a permitir jamás que los militares fueran degradados de tal modo.
Una generación más tarde, mientras las guerras cada vez menos atractivas en Iraq y Afganistán caen en una espiral sin fin, el Ejército y el Cuerpo de Marines, sobre-extendidos, han llegado evidentemente a la desesperación. Mantienen por el momento el reclutamiento y las cifras de retención, a un coste extraordinario en dólares, esfuerzos y de reducción de estándares. El resultado: las fuerzas terrestres de USA se componen cada vez más de una mezcla abigarrada de adolescentes menores de edad, veteranos, combatientes extranjeros, pandilleros, neonazis, ex-convictos, oficiales inferiores y una multitud de soldados cuasi-mercenarios, atraídos o mantenidos bajo uniforme mediante grandes pagos y promesas.
Durante la segunda mitad de la Guerra de Vietnam, cuando venía el derrumbe, los soldados usamericanos comenzaron a garabatear «UUUU» en los forros de sus cascos – una abreviación que decía «the unwilling, led by the unqualified, doing the unnecessary for the ungrateful.[Los no-dispuestos, dirigidos por los no-calificado, haciendo el trabajo innecesario para los desagradecidos«] Las fuerzas terrestres de 2007 y más allá, combatiendo en Iraq, Afganistán y en cualquier otra guerra del día podrán parecerse cada vez más a los militares que enfrentaban el derrumbe militar la Guerra de Vietnam, la banda de antisociales criminales enviados tras las líneas enemigas durante la Segunda Guerra Mundial en la cinta clásica de la era de Vietnam, «Doce del patíbulo» («The Dirty Dozen»), o los jenízaros del Imperio Otomano.
Ante una creciente mayoría de usamericanos que se opone a la guerra en Iraq, hasta los ardientes halcones bélicos se niegan a alistarse en masa, y el Pentágono toca todos los registros y desciende a niveles aún más bajos en el reclutamiento y en la retención, puede emerger una nueva generación compuesta sólo de voluntarios de UUUUes – los irresponsables, incapaces, patanes, estúpidos, defectuosos, inaceptables, insalubres, indeseados, despreciados, insociables, e incluso anti-usamericanos , todos dirigidos por los no-calificados, haciendo lo innecesario para los desagradecidos. Las prácticas actuales sugieren que ésta pueda ser la fuerza del futuro. Ciertamente no son las nuevas fuerzas armadas que Donald Rumsfeld ha estado prometiendo todos estos años, pero no cabe duda de que la transformación haya sido profunda.
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Nick Turse es editor asociado y director de investigación de TomDispatch.com. Ha escrito para San Francisco Chronicle, Nation, Village Voice, y regularmente para Tomdispatch.
 
Este artículo apareció primero en Tomdispatch.com, un sitio en la red del Nation Institute, que ofrece un flujo permanente de fuentes, noticias y opinión alternativas de Tom Engelhardt, antiguo editor en publicaciones y cofundador del American Empire Project y autor de «The End of Victory Culture», historia del triunfalismo usamericano en la Guerra Fría, una novela: «The Last Days of Publishing», y en otoño de: «Mission Unaccomplished» (Nation Books), la primera colección de entrevistas de Tomdispatch.
 
 
http://www.zmag.org/content/showarticle.cfm?SectionID=11&ItemID=10969

Germán Leyens es miembro de los colectivos de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción es copyleft y se puede reproducir libremente, a condición de mencionar al autor, al traductor y la fuente.