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¿Dónde están las campesinas?

Fuentes: La Directa

Cuando mis abuelos vendían huevos en el Mercado Central de Sabadell, afuera en la calle, en torno a la plaza, siempre estaban las campesinas. Años más tarde, cuando mis padres siguieron con el puesto, las campesinas continuaban allí. Hoy ya no están. Y mis padres tampoco venden en el mercado. Y es que la crisis […]

Cuando mis abuelos vendían huevos en el Mercado Central de Sabadell, afuera en la calle, en torno a la plaza, siempre estaban las campesinas. Años más tarde, cuando mis padres siguieron con el puesto, las campesinas continuaban allí. Hoy ya no están. Y mis padres tampoco venden en el mercado.

Y es que la crisis del campesinado, del comercio local, de los mercados… no es nueva, ya hace años que se arrastra. A las campesinas se las ha echado de los mercados. ¿Cuántos de los que entonces había continúan aún? Muy pocos.

Paradójicamente, en muchos de estos viejos mercados, hoy reformados de forma «modélica», les han instalado algún que otro «súper», símbolo de modernidad. ¿Espejismo de los tiempos que corren? Curioso. Precisamente, uno de los principales responsables de la crisis del modelo agrícola y alimentario, los supermercados, ocupan, y hasta sustituyen, lo que fueron espacios de compra habituales, y de socialización (no lo olvidemos!), de nuestras familias.

Y tomemos nota: todo dirigido bajo la batuta de aquellos que detentan el poder, en las instituciones, y enarbolan la bandera del progreso, instando al bien común, que, en cambio, sólo beneficia a una minoría. Ciudades para vivir, crecer y conocer o ciudades escaparate, para ir de tiendas, mirar y comprar. Parece que algunos, los de arriba, lo tienen muy claro.

Este próximo sábado, campesinos y campesinas nos convocan a salir a la calle, a una manifestación en Barcelona [11h en Pl. Cataluña], exigen «precios justos en el campo y en la ciudad». Y es que el diferencial medio entre el precio pagado en origen, al campesinado, y en destino, lo que pagamos nosotros en el supermercado, es de casi un 500%. En algunos productos, como las patatas, los tomates y las zanahorias, el diferencial supera el 1000%. Y son estas grandes cadenas de distribución al detalle, las que se llevan el beneficio.

En Cataluña poco más del 1% de la población activa es campesina y su renta no hace nada más que disminuir. Entonces, hay que preguntarnos: ¿si el campesinado desaparece, en manos de quién está nuestra alimentación? ¿Quién decide aquello que comemos? Multinacionales como Monsanto, Cargill, Kraft, Nestlé, Carrefour o Mercadona acaban decidiendo qué, cómo y cuándo consumimos.

El campesinado está en crisis, el mundo rural está en crisis, la pesca tradicional está en crisis y, no lo olvidemos, las trabajadoras y los trabajadores estamos en crisis. Y mientras algunos salen ganando con la crisis, hay otros como nosotros, los de bajo, que la pagamos.

Hoy en el barrio de Sant Antoni, en Barcelona, salgo a la calle. El mercado está en obras. En el periódico dicen que harán uno de más grande y mejor, con supermercado incluido, como hace unos años hicieron con el Mercado Central de Sabadell. Pero no dicen nada de todos aquellos y aquellas que han tenido que cerrar, de quienes se han quedado en el camino. ¿Historias de perdedores? Todo se repite y yo me pregunto: ¿Dónde están las campesinas?

Esther Vivas es coautora de los libros «Del campo al plato» y «Supermercados, no gracias». Artículo publicado en La Directa, nº 172. http://www.esthervivas.wordpress.com