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Entrevista al escritor y analista Tariq Alí

«EEUU no quería un nuevo Tiananmen en la plaza Tahrir»

Fuentes: Público

La llegada de Barack Obama a la Casa Blanca hace dos años había despertado tantas expectativas que eran imposibles de cumplir. Del Yes, we can ha pasado a ser «el presidente del no puedo», según la tesis central de El síndrome Obama (Alianza Editorial), el último libro del escritor, analista y guionista anglopaquistaní Tariq Alí […]

La llegada de Barack Obama a la Casa Blanca hace dos años había despertado tantas expectativas que eran imposibles de cumplir. Del Yes, we can ha pasado a ser «el presidente del no puedo», según la tesis central de El síndrome Obama (Alianza Editorial), el último libro del escritor, analista y guionista anglopaquistaní Tariq Alí (Lahore, 1943). En política exterior, el director del New Left Review compara a Obama con el presidente Woodrow Wilson, que «no dejaba de hablar de la paz, la democracia y la autodeterminación mientras sus ejércitos invadían México, ocupaban Haití y atacaban Rusia». Las revueltas en el mundo árabe, en opinión de Alí, han puesto de relieve que la política exterior de Obama apenas ha cambiado frente a la de la era Bush.

En su famoso discurso en la Universidad de El Cairo en 2009, Obama predicaba la democracia, pero luego no hizo mucho para hacerlo realidad. ¿Los egipcios que acaban de derribar a Mubarak se acuerdan ahora de esto?

La gente en Egipto sabe perfectamente que ese régimen sólo duró 30 años gracias al apoyo de EEUU, que daba miles de millones de dólares al Ejército egipcio cada año. El Gobierno de Obama sólo cambió de actitud en el último minuto, cuando se dio cuenta de la dimensión que había adquirido la revuelta, con cinco o seis millones de personas en la calle el día después de que Mubarak se negó a marcharse. Entonces sólo podían optar entre la salida de Mubarak o una masacre y no creo que a EEUU le hubiera gustado que la plaza Tahrir se hubiera convertido en un nuevo Tiananmen.

¿Las revueltas árabes son un oportunidad o una maldición para Obama?

Todos los presidentes estadounidenses en los últimos 30 años han dicho siempre lo mismo: es precisa la creación de dos estados para israelíes y palestinos y debe haber democracia en el resto de Oriente Próximo. Hasta Bush decía esto. En la práctica siguen expandiéndose los asentamientos y el resto de Oriente Próximo sigue en manos de dictadores crueles. EEUU ha jugado a este juego durante mucho tiempo y ahora debe estar seriamente preocupado. Nadie pensaba que el régimen de Ben Alí en Túnez caería tan pronto. Cuando pasó, todos pensaban que si los tunecinos, considerados los más blandos del mundo árabe, son capaces de hacer esto, puede ocurrir en cualquier otra parte. Y días después de la caída de Ben Alí hubo protestas en Egipto, Argelia, Jordania, Yemen y Bahrein.

¿Las protestas en Bahrein pueden tener un impacto en la región del Golfo?

Lo que está pasando en Bahrein es muy importante porque un cambio allí haría temblar los cimientos de la monarquía saudí. Los estadounidenses están trabajando a marchas forzadas para ver cómo contener esto, cómo hacer concesiones sin perder el control general.

¿Cree que EEUU podría retirar el apoyo a la familia real de Arabia Saudí?

No, Washington continuará apoyando a la familia real porque es la única garantía para sus intereses. Pero sería ingenuo pensar que esta situación pueda durar 20 años más. Por primera vez en muchos años soy optimista con respeto a lo que pueda ocurrir en el mundo árabe. Esta idea que hemos escuchado tanto en Occidente de que los árabes no tienen interés en la democracia es una tontería, como ya habían mostrado las luchas democráticas en Pakistán e Indonesia. Pero debido a este concepto, los europeos mostraron muy poca solidaridad con los egipcios y los tunecinos. En los próximos años, los europeos quizá podrán aprender de los árabes cómo tratar a un régimen que no cumple lo que promete.

¿Cree que los cambios de régimen pueden producirse en otros países de la misma forma pacífica que en Egipto y Túnez?

Depende de lo que haga el Estado. Si el Ejército hubiera decidido matar a 10.000 personas en El Cairo, se habría producido una división dentro de las Fuerzas Armadas y la gente se habría alzado en armas. Mubarak quería esto, pero EEUU no le dejó. Queda por ver si en otros países árabes ocurrirá lo mismo.

En el libro dice que Obama no ha cambiado la política de Bush respecto al conflicto palestino, pero aun así mucha gente le considera antiisraelí.

Esto demuestra cómo ha cambiado el ambiente político en Israel. Ahora, la extrema derecha está en el poder. [El ministro de Exteriores] Lieberman es un semifascistaque vive en las colonias. Entonces es normal que un hombre como Obama, cuyo segundo nombre es Hussein y cuyo padre supuestamente era musulmán sea objeto de chantaje y presión por parte de los israelíes; y él lo acepta. El único presidente de EEUU en tiempos recientes que ha dicho que Jerusalén es la capital permanente de Israel ha sido Obama. Ni siquiera Bush lo dijo. Desde el punto de vista de los palestinos, Obama ha sido un desastre.

Argumenta que Obama cometería un suicidio político si permitiera a Israel bombardear las plantas nucleares de Irán.

Sí, porque causaría tanto daño en la región y los árabes se unirían detrás de Ahmadineyad, que sería un héroe para ellos. Los ataques contra el programa nuclear de Irán son hipócritas. Es pura islamofobia. La idea de que Irán atacará Israel es un chiste.

Pero los israelíes temen precisamente esto.

No creo que estén realmente preocupados. Es un juego de poder. Podrían destruir todo Oriente Próximo con sus armas, pero aun así intentan conservar su posición de monopolio militar a toda costa. Sería de locos si Israel intentara atacar Irán sin el visto bueno de EEUU y tendría consecuencias impredecibles.

Fuente: http://www.publico.es/internacional/362139/eeuu-no-queria-un-nuevo-tiananmen-en-la-plaza-tahrir