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Entrevista a Abdel Wahed, embajador de Palestina en Argentina

«El acuerdo anunciado por Trump es un plan racista que consagra la ocupación y la segregación»

Fuentes: Contexto

«Contexto» charló con el embajador de Palestina en Argentina, Husni Abdel Wahed. El diplomático analizó el llamado «Acuerdo del Siglo» que fue anunciado por el mandatario norteamericano y lo caracterizó como «un plan de limpieza étnica». El representante palestino también aseguró que «la comunidad internacional teme las represalias norteamericanas porque Trump implementa una política punitiva […]

«Contexto» charló con el embajador de Palestina en Argentina, Husni Abdel Wahed. El diplomático analizó el llamado «Acuerdo del Siglo» que fue anunciado por el mandatario norteamericano y lo caracterizó como «un plan de limpieza étnica». El representante palestino también aseguró que «la comunidad internacional teme las represalias norteamericanas porque Trump implementa una política punitiva y fundamentalista».

A fines de enero, en una nueva acción unilateral, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el «Acuerdo del Siglo» para el «conflicto palestino-israelí». Un plan diseñado a medida de los deseos del sector más reaccionario de la derecha israelí cuya figura más conocida es el primero ministro, Benjamín Netanyahu.

El supuesto «acuerdo», que en realidad se trata de una declaración unilateral, viola todas las resoluciones de Naciones Unidas al respecto y fue rechazado por el pueblo palestino y por toda la comunidad árabe.

Para entender de qué se trata realmente el denominado «Acuerdo del Siglo» y cuál es su trasfondo, Contexto charló con el embajador del Estado Palestino en Argentina, Husni Abdel Wahed.

¿Qué representa el «Acuerdo del Siglo» anunciado por Donald Trump?

Este anuncio es una consecuencia de cómo Estados Unidos ha administrado el llamado «conflicto árabe-israelí», que trataron de minimizarlo llamándolo «palestino-israelí» y que ahora tiene un trato como si fuera un problema interno de Israel.

Recordemos que Israel ocupa territorios no solamente de Palestina, sino también de otros países árabes. Ahora, para Estados Unidos ya no son territorios ocupados. El gobierno de Trump hizo una declaración que busca legitimar esa ocupación del territorio palestino y de los Altos del Golán sirios.

Estados Unidos dice reconocer la «soberanía» israelí sobre los Altos del Golán, sobre Jerusalén y, ahora, le otorga a Israel la potestad de anexar más del 30 por ciento de Cisjordania.

¿Por qué dice que ahora se lo aborda como si fuera un conflicto interno de Israel?

Pareciera que para Estados Unidos deja de ser un «conflicto palestino-israelí», porque Trump invitó al líder de la oposición israelí, Benny Gantz, y al primer ministro, Benjamín Netanyahu, para discutir el denominado «Acuerdo del Siglo». Para lanzar este supuesto «acuerdo» Trump no se reúne con los palestinos, sino con la oposición y el oficialismo israelí.

Según un comentarista israelí, esto es como si fuera una boda, pero sin la novia. Está el novio, el cura, los invitados, pero la novia no está. Entonces, ¿qué clase de boda es esta?

¿Cuál fue la reacción palestina?

El presidente palestino, Mahmud Abbad, en su discurso ante el Consejo Ministerial de la Liga de Estados Árabes, planteó nuestra postura que rechaza este plan porque tiene como objetivos legitimar la ocupación y anexión del territorio palestino por parte de Israel. Es un «acuerdo» que no reconoce los derechos del pueblo palestino.

Es bueno darle un vistazo al mapa que publicó el presidente Trump en su cuenta de Twitter, porque, inclusive, cuando se refiere a un posible Estado palestino, lo que él plantea son realmente guetos racistas. No reconoce soberanía de Palestina, ni el derecho de los palestinos a tener Fuerzas Armadas, ni relaciones exteriores, ni fronteras, ni nada.

Además, todo queda condicionado a que en el plazo de cuatro años tenemos que aceptar todo lo que ellos nos imponen y recién ahí pensarían en reconocer ese Estado de Palestina con las características que ellos definen.

Por eso, el acuerdo anunciado por Trump es un plan racista que consagra la ocupación y la segregación. Inclusive «libera» a Israel de una masa de población árabe-israelí que viven hoy en una parte de Israel y que sería trasladada al territorio de ese Estado de Palestina. Es un plan de limpieza étnica.

¿La reacción internacional frente a este anuncio de Trump ha estado a la altura de las circunstancias?

Creo que no. La verdad es que la comunidad internacional teme las represalias norteamericanas porque Trump implementa una política punitiva y fundamentalista. Para Trump, el que no está a favor de todo lo que dice, se transforma inmediatamente en su enemigo y debe asumir las consecuencias.

Recordemos que Rex Tillerson, secretario de Estado de Estados Unidos (2017-2018), y Nikki Haley, representante de Estados Unidos en las Naciones Unidas (2017- 2018), amenazaron a la comunidad internacional en la ONU. Nikki Haley se puso el dedo en el ojo y dijo: «los estamos vigilando y los vamos a castigar por su voto». Eso fue una amenaza directa. Imposible ser más claro. La realidad es que el mundo le teme a Estados Unidos. Lograron amedrentar a la comunidad internacional.

A pesar de ello, ha habido declaraciones de la Liga de Estados Árabes, que se ha reunido a nivel ministerial, también de la Conferencia de Cooperación Islámica, que ha rechazado unánimemente el anuncio de Trump, y también hubo una declaración de rechazo de la Unión Europea.

Eso demuestra que hay sectores que no aceptan este accionar de Trump, porque representa una clara violación del derecho internacional, a las convenciones, a los tratados, a los protocolos de los organismos internacionales y se constituye como una nueva doctrina basada en el unilateralismo de la gran potencia.

La actitud de Trump abre las puertas a que la humanidad vuelva a la ley de la selva donde el más fuerte se come al más débil. Lo que sería terrible para la humanidad.

¿Cómo se sigue luego de esta nueva arremetida de Estados Unidos e Israel contra el pueblo palestino?

Nosotros seguimos creyendo en la paz y la convivencia, pero nadie puede imponernos una capitulación. Un pueblo digno no puede capitular. No vamos a rendirnos. Estamos plenamente conscientes de que con su poderío militar nos pueden hacer desaparecer físicamente. Nos pueden matar, pero no pueden doblegar nuestra voluntad. Tal vez eso debería ser un ejemplo para la comunidad internacional: un pueblo pequeño, empobrecido, bajo ocupación militar es capaz de decirle «No» a quienes se creen amos y señores del mundo, al presidente Donald Trump y su socio incondicional, el primer ministro Benjamín Netanyahu.

En Estados Unidos se está desarrollando una campaña electoral, Trump pretende ser reelegido y ha hecho claros gestos hacia los sectores que representan el denominado «voto duro», los sectores más reaccionarios como, por ejemplo, la derecha latina radicada de Miami. El endurecimiento de las medidas hacia Cuba y Venezuela parece destinado a consolidar ese apoyo. ¿El anuncio de este supuesto «Acuerdo del Siglo», también hay que leerlo como parte del contexto electoral?

Absolutamente. Esto es un intento de seducción de estos sectores extremistas hacia sus posibles votantes, especialmente hacia los sectores evangélicos denominados «cristianos-sionistas» y hacia los sectores más radicalizados de la derecha israelí. Es un mensaje de apoyo incondicional de Trump a su aliado Netanyahu.

Netanyahu fracasó en dos intentos de reelección en abril y septiembre del año 2019, cuando se realizaron elecciones en Israel y no logró obtener mayoría para formar gobierno. El 2 de marzo se realizarán elecciones, por tercera vez en el lapso de un año. Este anuncio de Trump, sin dudas, es un espaldarazo para que su aliado de la extrema derecha fascista, Netanyahu, intente obtener la reelección.

No se puede analizar esto fuera de estas dos campañas electorales, la de Trump y la de Netanyahu. Además, tanto Trump como Netanyahu tenían abiertos procesos en su contra. Recientemente, Trump fue absuelto en un juicio político, pero todos sabemos cómo y porqué. Por su parte, Netanyahu tiene que enfrentar tres juicios por corrupción. Así que no hay dudas de que este anuncio también fue parte de la campaña electoral.

Teniendo en cuenta que las Naciones Unidas, el más importante de los organismos multilaterales, se han emitido resoluciones votadas por amplia mayoría en las que se le exige a Israel volver a las fronteras del ’67, y también respecto a otros temas, como la exigencia a Estados Unidos de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero que lleva adelante contra Cuba, o en el caso del reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas en las resoluciones le exigen al Reino Unido sentarse a dialogar con Argentina, pero, sin embargo, Israel, Estados Unidos y el Reino Unido desoyen estas resoluciones ¿qué sentido siguen teniendo estos espacios?

Estos organismos multilaterales son producto de la posguerra y reflejan la correlación de fuerza de ese momento histórico. De igual modo lo hacen sus mecanismos y métodos. La realidad internacional hoy es totalmente distinta, aunque en esos espacios no se refleje. Lamentablemente, hoy esos organismos son los únicos que tenemos y, como dicen en el campo: «hay que arar con los bueyes que tenemos».

Lo que nos hace diferentes es que nosotros sí creemos en la humanidad, en los organismos multilaterales y no aceptamos las imposiciones unilaterales. De hecho, el 11 de febrero, el presidente palestino, Mahmud Abbad, hablará en Naciones Unidas para manifestar nuestro rechazo y solicitar el rechazo de la comunidad internacional a estas acciones unilaterales.

Debo señalar, que el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, y su portavoz, han ratificado que para ese organismo la única solución es la llamada solución de los dos Estados y debe basarse en el derecho internacional y las resoluciones internacionales.

Los palestinos seguimos creyendo en la justicia, en el futuro, la libertad y en la humanidad. Sabemos que no se van a aceptar imposiciones que transgreden la humanidad de la humanidad.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.