La violación de los derechos humanos de los palestinos y palestinas es la consecuencia de la violación de su derecho étnico. El pueblo palestino puede desaparecer, literalmente, ese es el proyecto y lógica del movimiento sionista colonial europeo, al imponer el denominado Estado de Israel en la Palestina histórica en 1948. Es menester discernir que […]
La violación de los derechos humanos de los palestinos y palestinas es la consecuencia de la violación de su derecho étnico.
El pueblo palestino puede desaparecer, literalmente, ese es el proyecto y lógica del movimiento sionista colonial europeo, al imponer el denominado Estado de Israel en la Palestina histórica en 1948.
Es menester discernir que toda acción de solidaridad hacia el pueblo árabe semita, nativo, palestino, debe ser sobre la esencia y base de una razón, visión y conciencia de proteger a dicha etnicidad a no desaparecer frente al proceso de limpieza étnica que ejerce ese clásico colonialismo conocido como Israel. Un Israel que no guarda ningún vínculo histórico ni genealógico con el antiguo pueblo semita Hebreo.
Mucho ropaje se le ha dado a este conflicto político para ocultar su naturaleza colonial, desde un manto milenario, pasando por lo religioso, musulmanes anti-judíos, árabes antisemitas, salvajes, incultos, atrasados, antioccidentales, machos, terroristas, antidemocráticos, etc.
En sus inicios se censuró, se ocultó o se invisibilizó el término específico: Pueblo Palestino, mediante los términos mundo musulmán, mundo árabe (una inmensa multitud y numerosos pueblos), permitiendo así evaporizar o no visibilizar la especificidad de la tragedia étnica del pueblo en cuestión, Palestina (No existe tal cosa llamado pueblo Palestino, reiteraba la ucraniana Golda Meir). Estos precedentes permitieron al colonialismo avanzar en su propaganda de víctima: …Israel rodeado de árabes enemigos que la quieren hacer desaparecer del mapa (aunque eso puede ser verdad, esa verdad obedece a que se es enemigo del anacronismo colonial, de ese clásico colonialismo, y se busca la liberación e independencia del pueblo nativo árabe palestino), pero en la realidad a quien han hecho desaparecer del mapa es al pueblo originario palestino.
Con el fin de la Guerra Fría, se da paso a la caída del Bloque Socialista, dejando un vacío ideológico en la que el proselitismo religioso se convierte en una alternativa, hecho que sirve para reforzar la propaganda sionista en presentar al conflicto como una razón religiosa y no colonial. Ese vacío generó cambios conservadores, reaccionarios y hasta retrógrados, contrarios a la tradición político secular Palestina y contraria al secularismo panarabista de Yamal Abdel Nasser. Pero también el advenimiento del Internet, en líneas generales, hace más visible el elemento palestino y se habla más de la Ocupación. Se habla más de los derechos humanos del pueblo palestino, hecho que es un paso positivo, una esperanza y un logro interesante, ya que el terrorista, la bestia, pasó a ser humanizado. Se revelan las atrocidades del «fascinante Israel», donde la multitud descubre la inhumanidad a la que es sometido el pueblo palestino. Es un avance donde se agrietan los inclementes estereotipos, la demonización (mediante los monopolios mediáticos) y la multitud se sensibiliza y se solidariza con la víctima.
La herramienta de los derechos humanos del pueblo palestino nos abrió una ventana a los activistas palestinos, a la sociedad palestina en general y activistas e instituciones del mundo, una fructífera alternativa de lucha, oxigenante de amparo y socorro al pueblo palestino y al desmantelamiento moral del racismo y genocidio colonial/israelí.
Pero el horizonte de los derechos humanos no es suficiente, y debe ser acompañado del objetivo final, que es el derecho étnico del pueblo originario árabe semita palestino. El derecho de ser lo que son, un pueblo, nada más, sin mucho ropaje.
La relevancia del derecho étnico es debido a que primero se está luchando contra un real colonialismo hoy en el siglo XXI, ni siquiera es un neocolonialismo, y segundo, las particularidades del colonialismo israelí, de hacer desaparecer el pueblo palestino, en la que se le expulsa de su tierra y de la Historia, al hacerse pasar como los descendientes del antiguo pueblo semita Hebreo. Un exterminio que opera de diversas modalidades.
Otra razón por la que hay que ir más allá de la proclama de los derechos humanos, es que no necesariamente lleva implícito el derecho étnico. Igualmente, es una herramienta que en la praxis la encontramos con frecuentes temores, presiones, censura, artificialidades, limitaciones, oportunismo, pragmatismo, vicios e hipocresía. Vimos por ejemplo, Amnistía Internacional y Human Rights Watch, de importantes reportes en muchos casos del mundo, (agencias igualmente intervenidas por la CIA), sabotear el documento de la conferencia paralela de Durban en 2001. El Foro Mundial de ONG en la que acusaban a Israel de genocidio y limpieza étnica.
En Europa, sobre todo cuando se aborda el tema del pueblo palestino y donde se implica la condena al colonialismo israelí, surge de inmediato el Mea Culpa del chantaje del Holocausto Judío y por otra parte, el …sionismo que es un eurocentrismo…, provoca un sometimiento de forma y de fondo en la metodología, enfoque y hasta en el léxico en lo referente a los derechos humanos.
Palestinos y occidentales debemos liberarnos de este hecho, es decir que los palestinos no se sometan a una agenda occidental y que los occidentales no se sometan al chantaje del Holocausto Judío, que inmediatamente sabotea financieramente a las instituciones.
Ahora, entre la frontera de los derechos humanos y los derechos étnicos, es frecuente escuchar: hay que separar lo político de los derechos humanos, eso es en apariencia lógico y por lo tanto grato, hasta justo; es un fraude que para nada es justo y honesto. Todo es político, ahora, lo que no se debe permitir es el proselitismo. Cercenar la política es aparte de absurdo, totalmente represivo.
…Somos apolíticos… eso es como decir, somos asexuales. Eunuco-ablación.
La política es un derecho humano, cuidado con la represión neoliberal en hacernos renunciar a ese derecho, con ilustrativas trampas.
Los palestinos y palestinas no están luchando por democracia, y no es porque no le interese o gozan de ella, la padecen y están ávidos de ella. El pueblo palestino no prioriza o no visibiliza su lucha contra la brutalidad de la corrupción, represión, dictadura o tiranía nacional como el resto de los pueblos hermanos arabo-persa del Levante y esto obedece a que es una lucha que no pertenece a nuestro tiempo contemporáneo, es decir, al anacronismo colonial incrustado aún en nuestro época presente.
Sin embargo, la democracia, los derechos humanos, la lucha de clases, la libertad de expresión, la libertad de informar y el derecho de estar informado, la igualdad, la sexo diversidad, la lucha contra el racismo, la lucha feminista, sindical, ambiental, estudiantil y en todas ellas la lucha anti imperialista, yace en la lógica del idealismo de la Causa Palestina. Ya que es una causa que toca las entrañas de humanidad… y atención, hoy el pueblo sirio, yemení, iraquí, libio, sufre más que el pueblo palestino, aunque por razones diferentes a la Palestina o iguales, ya que existe un culturicidio contra el mundo árabe; sostengo que existe la intención de hacer desaparecer el gentilicio árabe, inevitable, mientras exista el fascismo colonial sionista incrustado en el Levante.
Ahora, la reivindicación por los presos políticos palestinos, la lucha por la campaña del BDS (Boicot, Sanciones de Desinversión), el derecho de retorno de los refugiados palestinos, la lucha contra el muro, el fin de la construcción de los asentamientos coloniales, el derecho al cultivo agrícola, el derecho al agua, el fin del bloqueo a gaza, más un rosario de etc. Todas estas proclamas por Palestina enmarcadas dentro del lineamiento de los derechos humanos, son en pro del derecho étnico de dicho pueblo frente al colonialismo.
Es liberarnos del anacronismo colonial de nuestro tiempo universal en sus distintas expresiones, por ejemplo, la de dos Estados. Debe ser un solo Estado en la que vivan juntos tanto palestinos e israelíes en igualdad de derechos, respetando el derecho de retorno de los refugiados palestinos, poniendo fin a ese régimen de apartheid (instrumento de limpieza étnica). Extirpar el pensamiento sionista, racista, genocida de nuestra Historia humana política.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.