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El burka

Fuentes: Rebelión

Bajo el balcón alto del ayuntamiento de Lekeitio se halla burilada en el frontispicio de piedra la vieja leyenda: Reges debellabit horrenda cette subjecit terra marique potens Lequeitio, que, traducido, viene a decir: Lekeitio, poderosa por tierra y mar, venció a reyes y sometió a horribles cetáceos. Lekeitio no es un baluarte guerrero pero sí […]

Bajo el balcón alto del ayuntamiento de Lekeitio se halla burilada en el frontispicio de piedra la vieja leyenda: Reges debellabit horrenda cette subjecit terra marique potens Lequeitio, que, traducido, viene a decir: Lekeitio, poderosa por tierra y mar, venció a reyes y sometió a horribles cetáceos. Lekeitio no es un baluarte guerrero pero sí un pueblo con personalidad y respuesta. Pero fue la frase de otro historiador, esta vez suizo, Josef Lang, la que hace ya unas décadas me dio qué pensar. Hablando sobre el País Vasco decía en referencia al conflicto, que nos aflige: «Nicht wer für diese legitimen, demokrartischen Forderungen kämpft, sondern wer deren Erfüllung verweigert, trägt die Verantwortung für all die Toten und Tränen auf beiden Seiten». Viene a decir que: El responsable de todas estas muertes y este dolor a ambos lados [de la confrontación] no es quien lucha por estas exigencias democráticas y legítimas sino quien no las concede». Y sabe de lo que habla, ya en 1981 defendió su tesis doctoral sobre «El movimiento social y nacional en el País Vasco español bajo el franquismo (1937-1977).

Rodolfo Ares Tabeada es un orensano, que vino a Bilbao, y se ha hecho consejero de Interior del gobierno vasco, tras elecciones tramposas, luego de pasar por el Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación de Bizkaia. Para los que le conocemos siempre fue un gobernador civil de provincias con alma de guardiacivil. Defendió la bandera española, fue maletilla del GAL, repartió rosas por la Gran Vía de Bilbao de la mano del macarra y asesino García Damborenea, con la troglodita Rosa Díez, con el españolazo Nicolás Redondo Terreros y fue mano derecha de gobernadores galosos como Iñaki López y Julián Sancristobal. Como político este hombre, más de crepúsculo y sombra que de amanecer y sol, ha crecido a la sombra y de la mano de los fundadores del GAL en Bizkaia. No en balde su actual amigo de partido y compañero de asiento en la Ejecutiva nacional del PSOE, hoy ministro del Interior, el Sr. Rubalcaba, fue portavoz del galoso gobierno de Felipe González. El consejero Rodolfo Ares, como todo su gobierno, ha accedido a sus cargos por caminos retorcidos, por veredas de camuflaje. Es representante de una política de burka y ojos opacos. Más miedo y temor que esperanza.

Lander Fernández, ex preso político vasco que ha denunciado recientemente haber sido secuestrado y golpeado por ertzainas de paisano tras rechazar «colaborar» con las FSE, fue detenido el 14 de junio en el aeropuerto madrileño y arrojado en una cárcel española por un juez de un tribunal con olor a podrido. Los jueces, que en la dictadura, hicieron oídos sordos ante la violación de derechos humanos, se llamaron andanas cuando campearon por nuestra tierra los escuadrones de la muerte con el burca de guardiacivil, de político del PSOE o de sicario contratado por el estado, hoy siguen mirando a otra parte y colaborando con la cloaca estatal ante las graves denuncias de tortura o chantaje terrorista patrocinados por parte de las fuerzas policiales, bajo el mando de dos ministros de Interior con un fuerte olor a terrorismo estatal. Vivimos, gobernados por socialistas, en un estado de excepción no declarado, con una Audiencia Nacional de dictadura, cuyas sentencias son muecas de sumisión, siguiendo el lema: «la política manda, la justicia obedece». Unos jueces y un tribunal que han hecho de la tortura y de los torturadores fuente de derecho.

Son años largos de aplicación y denuncia de la tortura con gobiernos, que machaconamente dicen llamarse cristianodemócratas, socialdemócratas, liberales o de izquierdas, pero todos ellos viene gobernado en nuestro pueblo con y desde la tortura. Detenciones nocturnas, días de incomunicación y secuestro, aislamientos carcelarios, desaparecidos en traslados, viajes largos a los que se contesta con un «no está aquí». Con el silencio sumiso de las instituciones. ¿Non dago Jon?, somos muchos los que preguntamos con miedo ante la pasividad de las instituciones, recordando un pasado cercano de escuadrones de la muerte socialista. Burlona y barriobajera la respuesta del ministro de Interior. Sus guardiaciviles, policías, mossos d´Esquadra o ertzainas actúan en nuestras calles y en nuestra vida como ciudadanos anónimos, objetos armados y embozados, que se mueven disparando por plazas y calles y blandiendo sus porras, burcas orientales anónimos convertidos aquí en fuerzas del orden y elevados a peritos de tribunales. Políticos de nuestros parlamentos y ayuntamientos, cuyas palabras las más de las veces son excusa, defensa, trampa engañosa y mentira. Contacuentos de engaño. Son los demócratas, que califican a otros, al gobierno de Ahmedineyad de Irán de régimen represivo, le acusan de prohibir manifestaciones, de golpear a ciudadanos, de censurar medios, de pucherazo electoral…, cuando aquí vienen haciendo lo mismo desde años, sólo que legalmente, porque lo que es denuncia, crimen y dictadura allí lo han convertido aquí en ley, en democracia y en frase retorcida en informe de telediario. Estamos gobernados por criminales demócratas. Sí, tiene razón Josef Lang y tiene razón el historiador alemán Ingo Niebel cuando habla del «Zapateros nicht deklarierter Ausnahmezustand», del estado de excepción no declarado del gobierno de Zapatero. La responsabilidad de las muertes y el sufrimiento en nuestro pueblo es de quien no se aviene a las exigencias democráticas y legítimas de sus gentes. Y tiene razón la inscripción de Lekeitio: castillos mayores han caído.