Una vez más se han puesto las divisiones entre las dos principales corrientes del movimiento nacional palestino (Fatah y Hamas) han estallado a la luz del día, con la reciente decisión del clan Abbas de disolver el gobierno de la Autoridad Palestina (AP) y formar uno nuevo. Sin embargo, se supone que el gobierno actual […]
Una vez más se han puesto las divisiones entre las dos principales corrientes del movimiento nacional palestino (Fatah y Hamas) han estallado a la luz del día, con la reciente decisión del clan Abbas de disolver el gobierno de la Autoridad Palestina (AP) y formar uno nuevo.
Sin embargo, se supone que el gobierno actual es un «gobierno de unión nacional» como consecuencia de un acuerdo firmado en abril de 2014. Desde el anuncio de la disolución han tenido lugar reuniones entre representantes de Hamas y del clan Abbas, pero hasta ahora no se ha logrado ningún compromiso.
¿El fin de la ilusión de la «reconciliación nacional»?
Estos acontecimientos confirman lo que señalábamos hace un año: el llamado acuerdo de «unión nacional» era un acuerdo precario que no se basaba en ningún programa político y estaba esencialmente motivado por los intereses respectivos de un Hamas aislado y asfixiado en Gaza y de un Abbas enormemente desacreditado entre la población palestina. Firmando el texto de la «reconciliación», las dos principales corrientes del movimiento nacional no se implicaban en un proceso viable: «Simple subterfugio, [el acuerdo] fue adoptado por sus firmantes sobre la base de una convergencia coyuntural de intereses de organizaciones, pero en ausencia de un acercamiento político de fondo» /1.
Durante un año el acuerdo solo se ha aplicado parcialmente y sus puntos ciegos, en particular el control y las actividades de los servicios de seguridad palestinos, no han sido clarificados. Hoy Hamas acusa al gobierno de tecnócratas (con sede en Ramalá) de no haber desarrollado ninguna política para la franja de Gaza, ya se trate de la entrega regular de los salarios de los funcionarios o de la participación financiera en la reconstrucción de los edificios destruidos en los bombardeos israelíes del verano pasado. Ramalá, por su parte, acusa a Hamas de impedir al gobierno su actuación en Gaza y de negarse a renunciar a su control exclusivo sobre el enclave costero. Los recientes acontecimientos no son más que la expresión de una verdad simple: a pesar del acuerdo firmado en abril de 2014, jamás ha existido una real «reconciliación».
¿Cogestionar la ocupación o combatirla?
El fracaso de la reconciliación (y esto incluso aunque se llegara a un nuevo acuerdo puntual) ilustra los callejones sin salida en los que está metido el movimiento nacional «histórico». En efecto, el acuerdo de abril de 2014 versaba sobre la «gobernanza» de la Autoridad Palestina (AP), y no sobre un programa de lucha por la liberación. Se trataba de ponerse de acuerdo sobre el lugar de los unos y los otros en el seno de una estructura político-administrativa (la AP) financiada por los países occidentales, estructura cuya función es gestionar la vida de la población palestina bajo la ocupación, y no la de ponerse de acuerdo en una estrategia común en la lucha contra la ocupación en el marco del combate nacional.
Estos enfrentamientos entre aparatos, que se refieren esencialmente al reparto de los recursos financieros, la gestión de los servicios de seguridad y la legitimidad internacional, no interesan ya a la población de los Territorios Ocupados, ni a los militantes anti-ocupación. Veinte años después de la firma de los acuerdos de Oslo, éstos han comprendido claramente que la única «reconciliación» posible y útil para el pueblo palestino sería una reconciliación alrededor de un programa y de una estrategia por la liberación nacional, lo que pasa necesariamente por una ruptura con las ataduras de Oslo, una confrontación con los aparatos obsesionados por sus intereses materiales y simbólicos y, probablemente, por una disolución de la estructura de la Autoridad Palestina.
Nota
1/ Jean François Legrain » Le leurre de la «réconciliation» entre le Fatah et le Hamas», Orient XXI, 2 juillet 2014.
Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur
Fuente original: http://www.npa2009.org/