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El desmantelamiento del Citigroup

Fuentes: Argenpress

Hace menos de dos meses el banco central de Estados Unidos (la Reserva Federal) salió al rescate del Citigroup, para evitar por tercera vez la ‘desintegración’ (meltdown) del sistema financiero. Puso 30 mil millones de dólares en su capital y garantizó deudas por 300 mil millones de dólares. Ahora, «Citigroup se dispone a anunciar un […]

Hace menos de dos meses el banco central de Estados Unidos (la Reserva Federal) salió al rescate del Citigroup, para evitar por tercera vez la ‘desintegración’ (meltdown) del sistema financiero. Puso 30 mil millones de dólares en su capital y garantizó deudas por 300 mil millones de dólares.

Ahora, «Citigroup se dispone a anunciar un plan radical para deshacerse de una serie de negocios y reducir su tamaño en una tercera parte», lo cual «equivale, en esencia, al desmantelamiento del sistema financiero» (The Wall Street Journal, 14/1). El Citigroup es considerado un ‘supermercado financiero’, la mayor entidad mundial, con ramificaciones en todos los segmentos del negocio. Es un retrato del capital mundial.

Pero este ‘desmantelamiento’: ¿sirve para contener la ‘desintegración’ del sistema financiero o la precipita? Es claro que «el plan para deshacerse de una serie de negocios», significa que otros capitales se harán con los negocios del Citibank; presentado de este modo, el capital se reconstituye por sí mismo. Sin embargo, el ‘desmantelamiento’ de los bancos de inversión Bear and Sterns, en marzo de 2008, y Lehman Brothers, en octubre último, produjo una enorme contracción del crédito y el derrumbe fulminante de la producción industrial. Está pendiente aún el ‘desmantelamiento’ de la mayor aseguradora del mundo, AIG. Sea bajo la forma de una quiebra o no, el ‘desmantelamiento’ significa la liquidación de los activos y la desvalorización de los créditos otorgados. El plan del Citigroup contempla la venta de la tercera parte de sus activos, que fueron adquiridos por 2 billones de dólares y que se cotizan hoy a un promedio de la cuarta parte de ese valor. El banco tiene un capital miserable, a valor de Bolsa, de 20 mil millones de dólares (el 1 por ciento de los activos) y se estima que anunciará pérdidas por 10 mil millones de dólares en el cuarto trimestre de 2008. Es un banco quebrado, que sobrevive por las garantías no efectivizadas del Banco Central. El diario neoyorquino dice que «reducir las operaciones de Citigroup no será una tarea fácil… Los esfuerzos por encontrar compradores se verán complicados por las adversas condiciones del mercado y la recesión». ¿De qué sirven entonces las garantías que le otorgó la Reserva Federal? Es evidente que no piensa hacerlas efectivas. Un intento de Citigroup para vender su sección de seguros y fondos mutuos, Primerica, no tuvo éxito debido a la escasez de compradores dispuestos a pagar lo que Citigroup considera un precio razonable». Por este motivo, se ha visto obligada a vender una parte de su lucrativa corredora Smith Barney al banco Morgan Stanley por módicos 2,5 mil millones de dólares. O sea que mientras no puede ‘desmantelar’ sus activos invendibles, tiene que deshacerse de sus negocios de lujo. Los capos del Citi están pensando incluso dividir al grupo en dos, uno con activos ‘buenos’ y otro con activos ‘malos’, lo cual sería una declaración formal de quiebra, esto porque los deudores se verían obligados a aceptar la recaudación que se consiga con la venta de los activos ‘malos’. El ‘plan radical de desmantelamiento’ del Citigroup constituye el anuncio del ‘demantelamiento’ de toda la red de acreedores y deudores que giran en torno al Citigoup.

Por si todo esto fuera poco, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, acaba de proponer la división del propio banco central en uno ‘malo’ y otro ‘bueno’ (Cronista, 14/1). El ‘malo’ compraría’ los ‘activos tóxicos’ de los bancos ‘malos’ privados. La compra de los activos ‘tóxicos’ por parte del banco central ‘malo’ se haría con dinero del Estado, a diferencia de lo que ocurre ahora, que la Reserva Federal compra activos ‘tóxicos’ con emisión de dólares. Los activos ‘tóxicos’ en poder de la Reserva Federal ascenderían a un monto descomunal, arriba de los 2 billones y medio de dólares, que con la propuesta Bernanke pasaría al banco central ‘malo’, financiado con impuestos y con deuda pública. El grado de aventurerismo de este planteo lo mide el hecho de que el déficit previsto del Tesoro de los Estados Unidos, antes de que se pongan en marcha estas alquimias, podría llegar a los 1,5-2 billones de dólares, y la deuda pública a 12 billones de dólares.

Como se puede constatar, el ‘desmantelamiento’ del Citigroup equivale a un ‘desmantelamiento’ sistémico – cuya contrapartida en el campo industrial es la quiebra de hecho del conjunto de la industria automotriz. A través de las operaciones de rescate, las instituciones públicas han convertido la quiebra de las corporaciones privadas en una quiebra del Estado. Un excelente economista del Corriere della Sera, Massimo Mucchetti, señala: «Desde hace 18 meses, (la Reserva Federal) invierte en los títulos más tóxicos y en las participaciones más riesgosas. Su estado patrimonial se ha convertido en el de un ‘hedge fund’ especulativo… En 2009, la FED, que ya tiene una actividad de 2,2 billones de dólares, superará la cuota de 3 billones con un capital firme de 42 mil millones de dólares… El lunes 5 de enero, la FED anunció la puesta en marcha de la adquisición de hipotecas y obligaciones garantizadas por hipotecas con plazos de 15 y 30 años – un programa de 600 mil millones de dólares que fuera anunciado el 25 de noviembre. Y seguirán otras adquisiciones… Hay que preguntarse con qué criterios se harán las adquisiciones (si por contrato privado o con métodos de mercado), a qué precios (con qué descuento sobre el valor registrado), con qué garantías (de parte de los vendedores, que podrían ser financiadores de la propia FED) y con cuáles objetivos generales para la economía y específicos para cada empresa o grupo)» (11/1).

El economista italiano deja al desnudo todas las implicancias políticas de esta mega operación de rescate, que se ha convertido en una desesperada operación de rapiña de las finanzas del Estado y del dinero de los contribuyentes, y que prepara una gigantesca operación confiscatoria de los trabajadores por medio de la devaluación de la moneda y la inflación. No se detiene en la cuestión de la viabilidad financiera de esta operación, si se tiene en cuenta que el mercado de derivados, o sea el mercado de deudas financiadas con una cadena de deudas, es de 550 billones de dólares, y que el mercado que asegura estas deudas transa 65 billones de dólares. Incluso si se pudiera diseñar un sistema eficaz de compensación de deudas cruzadas, los analistas concluyen que quedaría un mercado neto de varias decenas de billones de dólares, con una limitada capacidad de recupero de los ‘defaults’. La pretensión de que los bancos centrales y los Tesoros se hagan cargo de la garantía de pago de una deuda que supera en más de cien veces sus capitales y más de diez veces sus presupuestos, es una quimera. La vía de salida más eficaz sería la declaración de default de toda la deuda e inversión ‘derivada’, pero que si no es acompañada por una reestructuración social integral, provocaría una hundimiento histórico de la sociedad capitalista.

En síntesis, el Citigroup es una metáfora de la crisis histórica del capital. La FED se ha convertido en un Citigroup, con activos tóxicos cien veces superiores a su capital y con una falta completa de garantías de que después los pueda vender o hacerlo sin grandes pérdidas. Con una banca central con estas características, no existe ninguna posibilidad de reconstruir el crédito. Las perspectivas de la crisis capitalista mundial se hacen más negras a medida que progresan las operaciones de rescate del capital. Es claro que no encontrarán solución en el terreno de la economía sino de la política; no en el campo nacional sino internacional; no por vías pacíficas sino violentas.