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El discurso del Obama ante AIPAC afirma el compromiso con Israel y la política de Estados Unidos que le condena

Fuentes: Electronic Intifada

Traducción para Rebelión de Loles Oliván

Tras su discurso en la noche del jueves [19 de mayo] y su encuentro con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el viernes, el presidente estadounidense Barack Obama habló ante la Conferencia Política 2011 del AIPAC, el influyente lobby de Israel hoy.

El discurso de Obama de 19 de mayo contiene una serie de elementos interesantes de la posición estadounidense y del propio presidente: un realismo práctico sobre el grave problema que tiene Israel y una determinación igualmente terca de seguir haciendo lo mismo, lo que hará que las perspectivas de Israel sean más pobres a largo plazo, prolongando el sufrimiento de los palestinos. Estos impulsos contradictorios sólo aumentarán el conflicto y hacen poco para avanzar en el objetivo declarado del presidente: la paz.

Obama también se refirió a la falsa polémica creada el viernes, 20 por el rechazo público de Netanyahu a la referencia del presidente de una paz «basada en las líneas de 1967». Éstos son algunos de los puntos clave del discurso de Obama con el análisis. He aquí algunas claves del discurso de Obama y su análisis.

Demografía

    «[…]Estos son los hechos a los que todos debemos hacer frente. En primer lugar, el número de palestinos que viven al oeste del río Jordán está creciendo rápidamente y remodela de manera esencial las realidades demográficas de Israel y de los territorios palestinos. Esto hará más difícil – sin un acuerdo de paz- mantener a Israel como Estado judío y como Estado democrático».

Obama no hace más que señalar la realidad de que los palestinos serán, si no lo son ya, la población mayoritaria en la Palestina histórica (Israel, Cisjordania y la Franja de Gaza juntos).

Sin embargo, Obama no reclama una solución moralmente correcta: la igualdad de derechos para todos los que viven en el territorio y para todos los que han sido injustamente excluidos del mismo sobre la base de la etnicidad, de acuerdo con principios democráticos básicos.

En cambio, el presidente exhorta a Israel a que se apresure a crear una pequeña entidad palestina en la falsa creencia de que un mini-Estado palestino en una fracción de la Palestina histórica puede satisfacer los derechos de unos 11 millones de palestinos a los que durante décadas se les ha negado sus derechos humanos y el derecho a la libre determinación.

La utilización por parte de Obama del alarmismo en los cambios demográficos indica la aceptación de la visión fundamentalmente racista según la cual la mera existencia en un país de ciertas categorías de seres humanos (en este caso los palestinos no judíos) es inaceptable y peligrosa -incluso aunque ellos o sus padres o abuelos nacieran en ese país. Los palestinos «al oeste del río Jordán» no son intrusos o forasteros. Son la población indígena del país. En lugar de buscar maneras para que Israel se libre de ellos manipulando un bantustán, Obama debería reclamar la plena igualdad de derechos, nada menos.

El hecho de que Obama no haga un llamamiento a Israel para que respete los derechos y la igualdad de los 1,4 millones de ciudadanos palestinos de Israel, será interpretado por Israel asimismo como una señal de que al presidente le parece muy bien el creciente montón de leyes racistas dirigidas contra esta comunidad indígena.

La utilización por parte de Obama de la táctica de asustar con la situación demográfica tuvo su equivalente durante la existencia de la Sudáfrica del apartheid en un presidente estadounidense que instó al desaparecido régimen racista de Pretoria a que se diera prisa en la creación de más bantustanes para que Sudáfrica pudiera seguir siendo un Estado «blanco y democrático».

Cuando Obama dice, como suelen decir amenudo los conocedores del proceso de paz, que la visión que presenta para la «paz» es «una bien conocida fórmula para todos los que han trabajado en este tema durante una generación», es importante recordar que se trata de «fórmulas» elaboradas por actores poderosos que no tienen en cuenta a millones de palestinos -especialmente a los refugiados- a los que nunca se les ha consultados y quienes ciertamente no consideran que su propia existencia sea una amenaza para la «democracia» de nadie.

La fuerza militar no es suficiente

Obama dijo:

    «[…] Con tecnología será más difícil para Israel defenderse en la ausencia de una paz verdadera».

Obama está reconociendo que la superioridad militar no es suficiente para mantener a Israel en la ausencia de legitimidad política. Pero de nuevo hay un impulso contradictorio: el incondicional compromiso de Estados Unidos para dar a Israel toda la tecnología y los medios militares permite a Israel la ilusión de que se puede confiar siempre en la fuerza de las armas en lugar de en un acuerdo de paz.

El declive de la hegemonía de Estados Unidos significa que la opinión pública árabe ahora importa

«[…] Una nueva generación de árabes está remodelando la región. Una paz justa y duradera ya no puede ser forjada con uno o dos líderes árabes. En el futuro, millones de ciudadanos árabes tiene que ver que la paz es sostenible para que sea posible».

Durante décadas, el concepto de «proceso de paz» se basó en los acuerdos firmados por Israel con líderes árabes no elegidos a pesar de la profunda oposición de sus pueblos a dichos acuerdos que no contribuyeron en nada para restaurar los derechos de los palestinos y que únicamente dejaron a Israel manos libres para atacar y ocupar más. Los tratados de paz de 1979 entre Israel y Egipto, y entre Israel y Jordania de 1994, son los principales ejemplos; durante muchos años Estados Unidos ha estado persiguiendo un acuerdo similar entre Israel y Siria.

Obama está reconociendo que si Estados Unidos no consigue imponer nuevos líderes clientes y obedientes en los Estados árabes (o mantener a los que todavía apoya), Israel de hecho tendría que ser aceptable para la opinión pública y el electorado árabe. Ello es bastante cierto, pero una vez más, su solución, un bantustán palestino truncado no es una respuesta suficiente al problema.

El aislamiento de Israel será imparable incluso con el apoyo estadounidense

Varias veces en su discurso, Obama prometió que Estados Unidos se mantendría en contra de la «deslegitimación» de Israel. Ese es el término que Israel y sus partidarios han aplicado al movimiento de solidaridad internacional con Palestina que reivindica igualdad de derechos, especialmente al movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS).

Obama también se refirió específicamente a la iniciativa de la Autoridad Palestina de buscar en Naciones Unidas el reconocimiento de un Estado palestino en septiembre. A pesar de estos compromisos estadounidenses, Obama señaló:

    «[…] Pero el avance para aislar internacionalmente a Israel -y el impulso de los palestinos a abandonar las negociaciones- continuará ganando impulso en la ausencia de un proceso de paz creíble y alternativo. Para que tengamos influencia con los palestinos, con los Estados árabes, y con la comunidad internacional, la base de las negociaciones tiene que ofrecer una perspectiva de éxito».

Esto parece una clara advertencia a Israel y debe servir como estímulo a los activistas de la solidaridad con Palestina en todas partes. Sin embargo, el presidente no dio sensación de que bajo su dirección Estados Unidos vaya a adoptar otra medida que no sean los discursos presidenciales con «posibilidades de éxito».

Obama respalda la posición de Bush sobre «las líneas de 1967»

Tal vez la pieza central del discurso de Obama esté en su referencia a la falsa polémica sobre su mención de las líneas de 1967 [en su discurso de] el jueves, 21 de mayo. Hoy, Obama ha dicho:

    «[…] Ahora, sobre mi referencia a las líneas de 1967 y los intercambios de mutuo acuerdo, que recibió la mayor parte de la atención. Dado que mi posición ha sido difundida varias veces, quiero reafirmar lo que significa «las líneas de 1967 con intercambios de mutuo acuerdo». Por definición, significa que las propias partes -israelíes y palestinos- negociarán una frontera diferente a la que existía el 4 de junio de 1967. Es una fórmula bien conocida por todos los que han trabajado en este tema durante una generación. Permite que las propias partes dar cuenta de los cambios que han tenido lugar durante los últimos cuarenta y cuatro años, incluyendo las nuevas realidades demográficas sobre el terreno y las necesidades de ambas partes».

Aquí Obama parece estar volviendo deliberadamente a una fórmula que su predecesor, el presidente George W. Bush utilizó en su famosa carta de abril de 2004 al entonces primer ministro israelí, Ariel Sharon. En la carta, que aseguraba a Israel el apoyo estadounidense para la anexión de los asentamientos de Cisjordania construidos en violación del derecho internacional, Bush escribió:

    «[…] Como parte de un acuerdo final de paz, Israel debe tener fronteras seguras y reconocidas, que deberían surgir de negociaciones entre las partes de conformidad con las Resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad. A la luz de las nuevas realidades sobre el terreno, incluidos los grandes centros de población israelíes ya existentes, es poco realista esperar que el resultado de negociaciones sobre el estatuto final sea un regreso completo y pleno a las líneas de armisticio de 1949; todas las iniciativas previas para negociar un solución de dos Estados han llegado a la misma conclusión.

    Es realista esperar que cualquier acuerdo sobre el estatuto final únicamente se alcance sobre la base de cambios acordados mutuamente que reflejen esas realidades».

(Nota: la línea de armisticio de 1949 es la línea de junio de 1967, es decir, la línea que existía entre el Acuerdo de Armisticio de Rodas de 1949 y el ataque sorpresa de Israel que inició la Guerra de los Seis Días, el 4 de junio de 1967).

Como muestra el lenguaje que he señalado, Obama reafirma los puntos esenciales planteados por Bush: la línea de 1967 es infinitamente maleable (para adaptarse a Israel) y por lo tanto la referencia a ella de ninguna manera excluye anexiones masivas por parte de Israel al este de la misma.

En segundo lugar, cualquier frontera debe ser por «mutuo acuerdo». Teniendo en cuenta el previsible equilibrio de poder asimétrico y la afirmación de Obama de que Estados Unidos mantendrá su determinación de no ejercer presión alguna sobre Israel, ello significa realmente que el compromiso de la línea de 1967 carece de contenido. A pesar de los fuegos artificiales no hay diferencia práctica entre Obama y Netanyahu.

El acuerdo de Hamas y Al-Fatah

Obama dijo:

    «[…] El reciente acuerdo entre Al-Fatah y Hamas representa un enorme obstáculo para la paz. No se puede esperar de ningún país que negocie con una organización terrorista que ha jurado su destrucción. Seguiremos exigiendo que Hamas acepte las responsabilidades básicas de la paz: reconocer el derecho de Israel a existir, que rechace la violencia y que se adhiera a todos los acuerdos existentes».

Obama ha ofrecido a Netanyahu una excusa para que siga evitando las negociaciones que él afirma son urgentes, hasta que Hamas aprenda -políticamente hablando- a cantar Hatikva y bailar una hora. Obama nunca ha hecho un llamamiento a Israel para que reconozca los derechos fundamentales de los palestinos como condición previa para las negociaciones, y como sabemos, ha abandonado toda iniciativa para hacer que Israel se adhiera al Derecho internacional o a los acuerdos firmados para detener la construcción de asentamientos.

Obama podría haber aprendido algo del enfoque mucho más hábil del presidente Clinton en el proceso de paz irlandés, pero en lugar de eso opta por complacer las precondiciones obstruccionistas de Israel disminuyendo aún más las perspectivas de negociaciones.

Asentamientos En su discurso del jueves, Obama mencionó de pasada que «la actividad de los asentamientos israelíes continúa» en la ocupada Cisjordania. Pero, intencionadamente, no hizo ningún llamamiento a Israel para que detenga la construcción de asentamientos. En el discurso de hoy no mencionó siquiera los asentamientos.

Así, mientras exhortaba a Israel a que corriera hacia la «solución de dos Estados» con el fin de salvarse de la amenaza aterradora de los niños palestinos, Obama ha renunciado por completo a cualquier iniciativa que haga frente al principal obstáculo para su resultado preferido: la colonización acelerada de Israel de la poca tierra que queda.

Tal vez esto más que nada sume los impulsos que compiten evidentes en el discurso de Obama: una urgencia para hacer frente a un «status quo insostenible», y el compromiso total de su administración con las desastrosas políticas estadounidenses que nos han llevado precisamente a este punto.

Fuente: http://electronicintifada.net/blog/ali-abunimah/obamas-speech-aipac-affirms-commitment-israel-and-us-policies-doom-it