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El doble rasero nuclear de Washington

Fuentes: Rebelión

En este mundo unipolar, Estados Unidos continúa aplicando su arbitraria política de doble rasero o, mejor dicho, de doble moral a pesar de las protestas o la oposición de numerosos países del mundo. La principal justificación que argumentó Washington para atacar al pueblo iraquí fue que el entonces gobierno de Sadaam Hussein tenía materiales para […]

En este mundo unipolar, Estados Unidos continúa aplicando su arbitraria política de doble rasero o, mejor dicho, de doble moral a pesar de las protestas o la oposición de numerosos países del mundo.

La principal justificación que argumentó Washington para atacar al pueblo iraquí fue que el entonces gobierno de Sadaam Hussein tenía materiales para construir armas de destrucción masiva.

Después de las masacres y ocupación, quedó demostrado que no había armas de ese tipo ni elementos para confeccionarlas y que la verdadera razón del ataque fue apoderarse de las enormes reservas petroleras de esa nación árabe.

Ahora las amenazas van contra Irán quien esta desarrollando la energía nuclear con fines pacíficos para el desarrollo económico de la nación persa.

Estados Unidos ha lanzado furibundas campañas contra Teherán y presionado a otros países desarrollados de Europa y Asia para que lo sigan en esa irresponsable y agresiva política.

Irán ha manifestado en reiteradas ocasiones que para impulsar el desarrollo económico necesita dominar la rama nuclear como fuente de energía alternativa.

Es decir, Estados Unidos no quiere ni «permite» que naciones independientes y soberanas como irán y en su momento Iraq puedan beneficiarse con la técnica nuclear mientras admite que el país más agresivo y hegemónico del Medio Oriente, Israel, posea 200 bombas atómicas.

La revista británica Jane´s Intelligence Review y el diario cubano Juventud Rebelde, entre otras publicaciones, han denunciado en varias ocasiones esa peligrosa realidad.

Israel se niega a someterse a las inspecciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) para lo cual siempre ha contado con el apoyo irrestricto de Estados Unidos.

Las autoridades sionistas, que con su política expansionista en la región han asesinado a decenas de miles de palestinos, sirios, libaneses y mantiene ocupado el Sinaí y los territorios palestinos desde 1967, cuentan con siete instalaciones nucleares.

La primera es Dimona, en el desierto de Neguev, en el sur y posee un sistema para volver a tratar el plutonio. Soreq, en el centro-oeste de Israel se dedica a las investigaciones nucleares y cuenta con un reactor de investigación de fabricación norteamericana.

Palmajim, al norte de Soreq, realiza ensayos y pruebas de mísiles nucleares como el Jericó.

Yodefat, a 30 kilómetros al este del puerto de Haifa sirve para el montaje y desmantelamiento de armas nucleares. Eilabun, 20 kilómetros al este de Yodefat, guarda las reservas de armas nucleares tácticas; Beér Yaakov, cerca de la ciudad de Ramla y a 35 kilómetros de Jerusalén, fabrica los mísiles nucleares Jericó III; Kefar Zekharya, ubicada en las colinas de Judea es el corazón del sistema israelí de disuasión nuclear y posee unos 50 bunkers subterráneos que albergan cada uno bases de lanzamiento de mísiles.

Un resumen realizado por la revista Jane´s aseguraba, en 1994, que en ese entonces Israel contaba con plutonio utilizable para la fabricación de bombas producidas en Dimona; cohetes aptos para el lanzamiento de ojivas nucleares que se prueban en el centro de Palmikin junto al Mediterráneo; cohetes Jericó II dotados de cabezas nucleares que se construyen en Be´er Yaakov; armas nucleares tácticas almacenadas en Eilabun.

El técnico nuclear israelí Mordechai Vanunu, quien laboró en Dimona denunció en 1987 la mayoría de esos asentamientos y fábricas atómicas, y fue acusado de espionaje y traición.

También el antiguo régimen del apartheid en Sudáfrica contaba con siete bombas nucleares y tampoco fue objeto de alguna sanción por parte de los organismos internacionales.

Esta es la política que impone Estados Unidos en el mundo: si eres su aliado o gendarme en una determinada región del planeta puedes contar hasta con armas de destrucción masiva, pero si por el contrario no sigues sus lineamientos y dictados, tratará de defenestrar por todos los medios al gobierno que lo desafíe. Son las cosas del imperio.