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Injerencias de Peter Pan-Aguirre

El embajador de EEUU pretende que España se implique en la política escandalosamente injerencista y neocolonial de Washington con relación a Cuba

Fuentes: inSurGente

Las cobardías muy visibles, las ambigüedades y las contradicciones tienen estas consecuencias. La falta de claridad del gobierno español en su política internacional, la celeridad con la que compensó su retirada de Iraq con la participación en el proyecto de ocupación permanente de EEUU en Afganistán, su evidente ansiedad, casi enfermiza, de que Washington vuelva […]

Las cobardías muy visibles, las ambigüedades y las contradicciones tienen estas consecuencias. La falta de claridad del gobierno español en su política internacional, la celeridad con la que compensó su retirada de Iraq con la participación en el proyecto de ocupación permanente de EEUU en Afganistán, su evidente ansiedad, casi enfermiza, de que Washington vuelva a sonreir al «presidente Zapatero-delegado provincial del imperio», tienen estas consecuencias. El embajador Aguirre quiere implicar a España en la estrategia colonial prevista en el Informe de la Comisión para la Asistencia a una Cuba Libre, colocar al presidente del gobierno a las órdenes del Coordinador yanqui para la transición en Cuba. ¿Responderá con dignidad Zapatero?

Díficilmente si nos atenemos a los precedentes y al clima de obediencia. El discurso de Bush ha sido recogido, sin matización ninguna, por el portavoz de la política exterior y «presidente in pectore», Jose Bono.

Aguirre dice que «está dispuesto a negociar con el gobierno español alguna vía para trabajar juntos en el futuro de Cuba». Es sabido que EEUU han planificado una intervención directa en la isla a través de mecanismos de todo tipo: intensificación del bloqueo y de la presión y el chantaje económico, presión política, organización y financiación de «disidencia», actuación sobre gobiernos que mantienen o incrementan sus relaciones con Cuba, determinación del sistema político, económico y social de la «Cuba Libre» diseñado por el Comité Powell y propiciado por el flamante «Coordinador» Caleb McCarry.

Para facilitar ante la opinión pública la aceptación de la indigna función que Bush asigna a España en su esfuerzo para terminar con la revolución y volver a sujetar a Cuba al yugo colonial, y para adular la vanidad de Zapatero, el embajador Aguirre ofrece un caramelo envenenado. «El gobierno estadounidense esta estudiando la idea de una Alianza de Civilizaciones lanzada por el presidente del Gobierno español, para tratar de entenderla en profundidad y así ver si puede contribuir, analizando si se «complementa» con el proyecto de un «Gran Oriente Medio» de Bush. Integración de la blandita propuesta de Zapatero en el proyecto imperial de Estados Unidos.

En la cuestión de Cuba, «país con el que el Gobierno español propugna un diálogo crítico, Aguirre señaló que la política estadounidense hacia la isla está dirigida «al futuro de Cuba, no al pasado ni al presente», «Cuba lamentablemente está atascada en el 1950, no ha entrado en el siglo XXI». A juicio del Peter Pan-Aguirre: «es increíble que la tiranía del comunismo aún impere en Cuba».

Aguirre, cuya distanciamiento físico y psíquico de Cuba fue iniciado por sus padres para que «la revolución no les robase la patria potestad sobre su hijo y enviase a éste a la Unión Soviética», ha integrado sin dificultad esa lógica paranoica alimentada desde la infancia en su obediencia al presidente Bush.

La aceptación por el gobierno español de la tarea sobre Cuba asignada por los EEUU, supondría, además de una ofensa al pueblo cubano y una violación gravísima de la soberanía de otros pueblos, una humillación de la propia independencia y a los propios cuidadanos.