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El gobierno de «izquierdas» de la Generalitat de Catalunya se convierte en el verdugo de FRAPE-BHER

Fuentes: Rebelión

El pasado día 20 de enero, con la aceptación por la asamblea de trabajadores de FRAPE-BHER, de Zona Franca, de la propuesta conjunta de la Dirección de la empresa y de la Conselleria de Treball de la Generalitat, se da por finalizado el conflicto, que ha durado cerca de 5 meses. ANTECEDENTES Para conocer la […]

El pasado día 20 de enero, con la aceptación por la asamblea de trabajadores de FRAPE-BHER, de Zona Franca, de la propuesta conjunta de la Dirección de la empresa y de la Conselleria de Treball de la Generalitat, se da por finalizado el conflicto, que ha durado cerca de 5 meses.

ANTECEDENTES

Para conocer la naturaleza de este conflicto, su desenlace, la magnitud actual de las agresiones del capitalismo y sus gobiernos contra los trabajadores y trabajadoras, nos debemos remontar hasta febrero de 2004, cuando se firmó un acuerdo entre FRAPE-BHER y el comité de empresa con la tutela de la Conselleria de Treball.

Efectivamente, en el 2004, teniendo firmado el convenio colectivo de la empresa con vigencia hasta el 2005, la dirección de FRAPE chantajeó a la plantilla para conseguir concesiones en salarios y productividad. Después de arduas negociaciones, finalmente se firmó un acuerdo propiciado y avalado por la Direcció de Treball de la Generalitat y su responsable, Maria del Mar Serna, que a nivel global suponía una mejora de los costes para la empresa en un 18 % y en contrapartida se aseguraba el futuro de la fábrica de Zona Franca hasta el año 2010.

PROCESO DE LUCHA

En septiembre de 2007, la dirección de FRAPE, que ya venía incumpliendo el acuerdo en cuanto a la puesta en práctica del Plan Industrial que debía garantizar el empleo hasta el 2010, presentó un ERE para despedir a 295 trabajadores de la factoría de Zona Franca. O, como alternativa al cierre del centro productivo, un Plan «B» que consistía en: 92 despidos, la congelación salarial por dos años, un aumento del 20 % de la productividad, la doble escala salarial, la penalización del absentismo y el aumento de la flexibilidad horaria.

Ante esta brutal agresión, en cualquiera de sus dos modalidades, los trabajadores respondieron contundentemente, realizando varias jornadas de huelga. A la vez entendían que su lucha no podía quedar aislada, y por eso desde el primer momento recabaron el apoyo de la XARXA CONTRA ELS TANCAMENTS I LA PRECARIETAT para extenderla. Coordinaron su lucha con los trabajadores de Mercedes Benz, realizando dos manifestaciones conjuntas con los mismos. También intentaron que los trabajadores de la factoría de FRAPE-BHER de Montblanc se sumaran a la lucha, realizando una concentración en las puertas de esta fábrica. Cuando, después de tres meses de negociación y de abortar todas las maniobras del Departamet de Treball para que aceptaran la propuesta de la empresa, y ante la inminente resolución de la Generalitat, que se preveía desfavorable, iniciaron la huelga indefinida, con un encierro, ocupando la fábrica desde el 21 al 26 de diciembre, en que se levantó el encierro para reiniciar las negociaciones el día 2 de enero.

Fracasada esta negociación por la intransigencia de la empresa con el apoyo del Departament de Treball, se reiniciaron todas las movilizaciones, incluyendo ahora las concentraciones ante los actos del presidente de la Generalitat.

El día 7 de enero la Generalitat comunica la Resolución del ERE, que autoriza 92 rescisiones de contratos sin especificar la indemnización, con lo que facultaba a la empresa para que aplicara los 20 días por año, con el tope de una anualidad. Ante esta decisión, los trabajadores responden con la huelga indefinida. La empresa decreta el cierre patronal y los trabajadores ocupan la fábrica. Esta situación se mantiene hasta el día 21 de enero, en que se levanta el cierre patronal y los trabajadores abandonan el encierro. El día 20 de enero los trabajadores aceptan la propuesta conjunta de la Dirección de la empresa y de la Conselleria de Treball de la Generalitat, que consiste en una indemnización de 45 días por año trabajado para los 92 despedidos, más una cantidad lineal de 4.000 €, y otros 3.000 para un Plan de recolocación, y la aceptación por los trabajadores de las contrapartidas fundamentales establecidas por el Plan «B» de la empresa. La propuesta aceptada mejora en 7.000 € y la garantía por 3 años de los puestos de trabajo, a la última presentada por la empresa en la negociación.

VALORACIÓN DE LA LUCHA

Este conflicto ha vuelto a mostrar de una manera clara la connivencia y el servilismo del Gobierno tripartito de Catalunya respecto a las empresas, especialmente las multinacionales. Pero si hasta ahora la Conselleria de Treball presionaba a los trabajadores para que aceptaran los cierres de empresas y reducciones de plantilla, y después de la firma por parte de los sindicatos autorizaba todos los ERES, aun en los casos que éstos eran claramente fraudulentos, ahora ha dado un paso más para someter la resistencia de los trabajadores, y ha dictado una resolución que, según todos los indicios, es claramente un acto de prevaricación.

Efectivamente, en enero de 2005 la Generalitat aprobó el reglamento de la aplicación de los ERES, que prevé que, en las empresas de más de 50 trabajadores, todos los ERES debían ir acompañados de un Plan Social, si no serían rechazados. ¿Por qué en este caso, sin Plan Social, la Generalitat aprueba el ERE y aun reduce la indemnización propuesta por la empresa de 45 días por año a 20 días? Sencillamente, porque este gobierno de la Generalitat, que es una marioneta de la patronal, no podía tolerar que la extraordinaria lucha de los trabajadores de FRAPE-BHER se saldara con una victoria. Y por eso, no dudaron de infringir sus propias leyes y reglamentos para prevaricar de forma rotunda. ¡La derecha catalana (CiU), con 23 años en el gobierno de Catalunya, no se había atrevido a aprobar ningún ERE reduciendo la indemnización propuesta por alguna empresa en la negociación!

También este conflicto ha puesto nuevamente de manifiesto el papel de los grandes sindicatos institucionales, CCOO y UGT, ante las agresiones de la patronal, que no es otro que el de la sumisión y el entreguismo cuando son mayoría, y de boicotear las luchas cuando son minoría, aun a costa de dejar tirados sin el más mínimo apoyo a sus propios afiliados. No obstante, es justo decir que los delegados y afiliados de CCOO y UGT de FRAPE han compartido en todo momento las decisiones de la asamblea y han participado activamente en las movilizaciones, sin dejarse controlar ni manipular por las estructuras de sus sindicatos.

En este conflicto, donde se confrontaba un sindicalismo asambleario, democrático y combativo al sindicalismo entreguista y cómplice con la patronal que practican CCOO y UGT, se ha demostrado la importancia de la unidad de los trabajadores para hacer frente a las agresiones de la patronal y los gobiernos. Sin esa unidad, la resistencia de los trabajadores no hubiera durado tanto tiempo.

Es muy difícil conseguir una victoria completa en cualquier conflicto (por cierres de empresas o reducciones de plantilla), si no conseguimos romper el aislamiento de las luchas obreras a que nos somete la estrategia conjunta del Gobierno, la patronal y los sindicatos institucionales. Los trabajadores de Frape, en su lucha, han puesto en práctica lo que desde la XCTP siempre hemos defendido: que se llegue hasta el final sin aceptar los despidos y recurriendo a las ocupaciones de fábrica. Si embargo debemos reconocer que por parte de la Izquierda Sindical no hemos sido capaces de romper el aislamiento de esta lucha que nos han impuesto CCOO y UGT. Para el futuro, la Izquierda Sindical ha de recuperar la solidaridad y la unidad de acción, no confundiendo la diversidad organizativa e ideológica con el sectarismo. Sólo así, podremos empezar a recuperar un movimiento obrero y sindical fuerte.

Desde la Xarxa contra els Tancaments i la Precarietat queremos manifestar nuestro apoyo a la decisión de la asamblea, que sin duda ha sido difícil, así como mostrar nuestra solidaridad con todos los compañeros y compañeras de FRAPE, que durante cinco meses han mantenido, con una gran fuerza y dignidad, una dura lucha por sus puestos de trabajo.