Recomiendo:
0

El lado oscuro de Ben-Gurion

Fuentes: Haaretz

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

Ha llegado el momento de dejar atrás el culto a la personalidad que rodea al líder más grande de Israel y evaluar sus acciones con honestidad.

Si el editor de Haaretz Aluf Benn describió esta semana su generación como «Los niños de Begin» (Haaretz, 27 de mayo), entonces nosotros, los hijos de la generación anterior, somos hijos de Ben-Gurion. Admiración y, debo admitir, incluso un poco de un culto a la personalidad rodeaba al mayor líder de nuestros estadistas. En mi caso, este asunto estaba acompañado por la prédica de mi abuelo, que seguía siendo un adepto de Ben-Gurion incluso durante el posterior aislamiento del padre fundador de Israel. Mi abuelo votó al partido Rafi de David Ben-Gurion y después a su Lista Nacional, cuyo lema «Porque en tu corazón sabes que la justicia está con nosotros», acompañó mi infancia. A excepción de una minoría de extrema derecha del Jeruty y los comunistas, todos éramos hijos de Ben-Gurion, todos dijimos sí al anciano.

La imagen de Ben-Gurion nunca se ha dañado. Incluso después de la Nakba no se reveló, tampoco cuando los nuevos historiadores revelaron los crímenes de la guerra de 1948 ni cuando entendimos que no todos los árabes huyeron bajo las órdenes de sus líderes;tampoco cuando nos enteramos de que no éramos «unos pocos contra muchos» ni cuando las ruinas de las aldeas se asomaban por debajo de los bosques del Fondo Nacional Judío; tampoco cuando se supo la verdad sobre las operaciones de represalia ni cuando crecimos, aprendimos y comprendimos que no todo lo que nos dijeron en nuestra infancia era cierto. Ben-Gurion se mantuvo tan admirado como siempre. Con todo el aprecio de su grandeza, ha llegado el momento de examinar también su lado oscuro. Ha llegado el momento de hacer una nueva lectura de Ben-Gurion.

El historiador [israelí] Shay Hazkani publicó un artículo preocupante en Haaretz el 16 de mayo, bajo el título «Pensamiento catastrófico: ¿Acaso Ben-Gurion trató de reescribir la historia?» acerca de la investigación que estaba destinada a probar que los árabes huyeron en 1948. El artículo trata sobre cómo Ben-Gurion alineó a las filas académicas con fines de propaganda. BG ordenó la «investigación» de una institución académica, aparentemente para demostrar al mundo lo que nunca sucedió: que todos los árabes huyeron, que no se expulsó a nadie.

El suelo quemaba bajo los pies del hombre de Estado con su conciencia histórica bien desarrollada y comprendió que tenía que vender una mentira propagandística. Los historiadores aún no han determinado si Ben-Gurion ordenó la investigación por mandato o por un guiño o incluso si sabía lo de la investigación, pero la investigación de Hazkani demuestra que sabía mucho. Conocía Ramla, Lod y al menos de otros 120 pueblos cuyos habitantes fueron expulsados por la fuerza, masacres y saqueos, sabía de las expulsiones masivas en el nivel de limpieza étnica en una serie de regiones e incluso, tal vez, conocía un par de casos de violación, y por supuesto de la acción de avisar a los nativos que huyeron del terror de la guerra de que no regresaran a sus hogares.

Todavía quedan archivos confidenciales, pero nadie puede pretender más tiempo que Ben-Gurion, que estuvo involucrado en todo, no ordenó, no sabía, o no consintió estos hechos.

Lo que ocurrió en 1948 y en los primeros años posteriores no se puede juzgar únicamente a través de los ojos críticos de 2013. Israel luchó por su existencia entonces y el mundo también era diferente. Está claro que hoy tales actos se definen claramente como crímenes de guerra y sus responsables serían juzgados en Jerusalén o La Haya.

Por ejemplo, en el ataque de represalia a Kibiyeh en 1953, los infiltrados lanzaron una granada a una casa familiar en Yehud y una madre y sus dos hijos fueron asesinados. El mismo día Ben-Gurion ordenó la voladura de 50 casas en Kibiyeh. Las órdenes de la operación Shoshana decían claramente: «Voladura de casas, daño a los residentes y conducirlos fuera del pueblo». La siguiente orden definió el objetivo como «atacar la aldea, su ocupación temporal, destrucción y máximo daño a sus residentes» (Benny Morris, «Israel Borders Wars 1949-1956»). El resultado: 45 casas voladas con sus habitantes dentro, 69 muertos, la mayoría mujeres y niños. ¿No era esto un crimen de guerra? Es cierto, Ariel Sharon dio las órdenes más extremo, pero la decisión original de volar 50 casas salía de una reunión con Ben-Gurion en su lugar de vacaciones a orillas del lago Tiberíades. ¿No ha llegado el momento de recordarle también por esto junto con sus grandes actos?

La organización sin fines de lucro [israelí] Zochrot ha publicado recientemente un nuevo mapa con una lista de las 678 comunidades palestinas que Israel destruyó entre la Nakba y 1967. ¿Cuántos de sus habitantes fueron expulsados y cuántos huyeron? El argumento no es nuevo. Pero por encima de todo esto cuelga la figura de Ben-Gurion y no hay más espacio para la negación.

Fuente: http://www.haaretz.com/opinion/ben-gurion-s-dark-side.premium-1.526699

rCR