Los pobladores de la ciudad buscaban una explicación a la violencia que estalló el lunes tras el funeral de Gray, el joven que murió bajo custodia policial. Hay quienes hablan de «la otra Baltimore», la que no consigue llamar la atención.
«Un disturbio es el lenguaje de los no escuchados.» Las palabras de Martin Luther King, dichas por primera vez en 1966 durante una entrevista con Mike Wallace de CBS, se hicieron eco por las calles de Baltimore ayer mientras las personas buscaban una explicación a la violencia que destruyó parte de la ciudad y sorprendió a la nación.
Los líderes de la comunidad dijeron que los disturbios y saqueos no podían ser tolerados y muchos marcaron una clara diferencia entre los que desde hace muchos días participaban en protestas pacíficas por la muerte de Freddie Gray y la violencia que estalló el lunes por la tarde.
Al mismo tiempo, los comentaristas apuntaban a una ciudad dividida, una comunidad en la que no todo el mundo se sentía incluido en la llamada Ciudad del Encanto. Cuestionaron a una policía que usa una fuerza innecesaria y señalaron una cifra de desempleo en algunos sectores de la comunidad que alcanza el 70 por ciento. Sugirieron también que algunos jóvenes negros se sienten privados de sus derechos como lo sentían sus equivalentes en abril de 1968, cuando estallaron disturbios en la ciudad -y en más de 100 ciudades de todo el país- a raíz del asesinato del Dr. King.
Dan Rodericks, un columnista del Baltimore Sun, recordó a sus lectores que ya en la década de 1980, Billy Murphy, un hombre que ahora es el abogado de la familia de Freddie Gray, se postuló como alcalde, planteó la cuestión de «la otra Baltimore, la Baltimore pobre y rota que nunca parecía conseguir la atención que necesitaba». Murphy mismo volvió a plantear la cuestión a una presentadora de la CNN. Cuando se le dijo que algunos de los que habían estado lanzando piedras a la policía el lunes, no tenían más de 13 o 14 años, respondió: «Eso demuestra el nivel de alienación que existe. Eso no justifica la violencia, pero la explica». Y agregó: «Creo que es más importante preguntarse ‘por qué’ en estas circunstancias».
Freddie Gray fue detenido el 12 de abril y murió una semana después por una lesión en la columna que presuntamente sufrió o bien mientras estuvo detenido o mientras era transportado en el patrullero. El funeral el lunes del afroamericano, de 25 años, fue seguido por violentos disturbios y saqueos, lo que llevó el alcalde a anunciar un toque de queda de una semana y a cerrar las puertas de las escuelas públicas.
Los manifestantes incendiaron coches de policía y edificios en varios barrios, saquearon un centro comercial y tiendas de venta de bebidas alcohólicas, prendieron fuego a tiendas y edificios, y lanzaron piedras a la policía antidisturbios.
Gray fue criado en Sandtown-Winchester, una zona pobre del oeste de Baltimore, donde casi el 50 por ciento de los residentes están desempleados. Un tercio de las propiedades en el barrio están abandonadas y una cuarta parte de las familias reciben Asistencia Temporal para Familias Necesitadas (TANF, por sus siglas en inglés), según muestran las estadísticas del Instituto de Justicia Política. Gray vivía de una indemnización por una demanda presentada por él y sus dos hermanas por contaminación de plomo contra el propietario de su casa de la infancia, según The Washington Post. El diario citó escritos que describían paredes y marcos de ventanas con suficiente plomo para «envenenar niños y dejarlos incapaces de llevar una vida funcional».
Más del siete por ciento de los niños de seis años o menos que viven en esta área tienen niveles elevados de plomo en sangre, según muestran las estadísticas. El ingreso promedio de los hogares de esta zona es sustancialmente menor que el promedio nacional de EE.UU., con cada casa que sobrevive con apenas 24.000 dólares anuales.
La escalada de la situación fue comparada con los disturbios en Ferguson tras la muerte del adolescente negro Michael Brown a manos de un policía blanco. Ferguson es otra área asolada por la pobreza, donde una de cada cuatro familias vive por debajo del umbral de pobreza en 2012.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-271686-2015-04-30.html