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El Nuncio que ofende a Cuba

Fuentes: Rebelión

¿Ofreceremos nuestro cuello confiado a la hipocresía de los falsos profetas? Mucho cuidado debemos tener con todos esos que mezclan la religión con la política para engañarnos mejor. La religión …en mi opinión, debe ser cosa privada, pero bueno ya sabemos que estas cosas han tomado siglos en formarse e institucionalizarse. Nuestras sociedades alimentan holgazanes […]

¿Ofreceremos nuestro cuello confiado a la hipocresía de los falsos profetas? Mucho cuidado debemos tener con todos esos que mezclan la religión con la política para engañarnos mejor. La religión …en mi opinión, debe ser cosa privada, pero bueno ya sabemos que estas cosas han tomado siglos en formarse e institucionalizarse. Nuestras sociedades alimentan holgazanes de todo todo tipo, pero de todos ellos son ciertamente algunos religiosos lo más insoportables, porque además de no ganarse el pan con el sudor de su frente, se atreven a moralizar con arrogancia para debilitar nuestra dignidad.

El arzobispo Bruno Musaró; nuncio apostólico del Vaticano en La Habana , dice entre otros insultos que los cubanos viven en :

» condiciones de absoluta pobreza y degradación humana «.

Lo de pobreza no es un insulto, sabemos que hay mucha pobreza en nuestro planeta y la miseria espantosa en que viven millones de latinoamericanos debe ser algo muy conocido para la Iglesia católica. Cuba tambien atraviesa una seria crisis económica que inevitablemente golpea con fuerza a los grupos más vulnerables de su sociedad y existen casos sociales muy lamentables que aprietan el corazón.

Esto no significa sin embargo que con la acción social de la Iglesia se van a resolver, y mucho menos con los partidos políticos que se apoyan en ella. en Cuba por ejemplo anda muy entusiasmado con los comentarios del Nuncio, Luis Alberto Mariño, miembro del Movimiento Cristiano de Liberación y ya dijo a Martí Noticias: «Esas palabras dan mucha esperanza a los que estamos dentro y fuera de Cuba

Más allá de la retórica oscurantista y medieval de los movimientos políticos mezclados con la religión esta la mentira absoluta y descarada de la gente que vive del cuento. Por supuesto que todos los cubanos queremos una «Cuba mejor», o literalmente lo que dice Mariño: «OTRA CUBA PUEDE SER POSIBLE». El problema es que para llegar a esa Cuba, lo primero que hay que hacer es expulsar del debate a los elementos extraños al soberano.

El Vaticano es un Estado, y no se debe meter en los asuntos internos de otros Estados. El Movimiento Cristiano de Liberación es como su nombre lo indica, un grupo religioso que pretende hacer política, o un grupo político que pretende usar la religión para lograr propósitos… como quiera que sea es una unión de cosas que no se deben mezclar. Mucho menos entre gente moderna, incluyente y secular. No es extraño que el MCL vea con «mucha esperanza» la opinión mediocre de un extranjero, pues ese movimiento es todo menos nacionalista.

La degradación de sacerdotes que engañaron a tiernas criaturas y la bobería de los padres que se las confiaron creyendo a esta altura que los curas son mejores que los laicos, ha sido un espectáculo devastador desde el punto de vista moral. Sin embargo pocos políticos han aprovechado esto para cargar contra la Iglesia comparandola moralmente con otras religiones, así que lo que este arzobispo hace comparando a Cuba con Italia es repudiable como acto político contra la dignidad de la nación cubana.

Creo que es importante luchar contra la pobreza en Cuba, en Estados Unidos y en Europa. También se que esa degradación que señala el religioso es un punto de vista hipócrita y muy político. En su misma tierra natal hay graves problemas de prostitución, trafico de drogas y evasión fiscal y ha eso no le ha dado nunca tal publicidad. Por otro lado, eso de comparar a Italia con Cuba me parece mal intencionado y mezquino.

¿Se refiere a Italia del norte o del sur? Porque si pretende hacer comparaciones primero me tiene que definir a que Italia se refiere, a la de los ricos o a la de los pobres y degradados por el despotismo del capital mal habido.