Entre los candidatos potenciales para la presidencia de EEUU por el Partido Demócrata, puede que él sea el mejor. Es veterano de Viet Nam. Ha estado en contra de la guerra en Irak desde el inicio. Está encabezando la lucha en contra del calentamiento global. Ha sido representante a la Cámara, senador y vicepresidente de […]
Entre los candidatos potenciales para la presidencia de EEUU por el Partido Demócrata, puede que él sea el mejor.
Es veterano de Viet Nam. Ha estado en contra de la guerra en Irak desde el inicio. Está encabezando la lucha en contra del calentamiento global. Ha sido representante a la Cámara, senador y vicepresidente de Estados Unidos. Es la estrella de uno de los más exitosos documentales de la historia. Acaba de ganar un Oscar. Y ha sido nominado al Premio Nóbel de la Paz.
Sí, Al Gore tiene una buena racha. Entonces, ¿por qué no se postula para presidente? Eso es lo que muchos demócratas se están preguntando. E incluso algunos republicanos. Joe Scarborough, de MSNBC, ex representante republicano, escribió recientemente una columna en la que prácticamente le ruega a Gore que se postule. Después de todo, dice Scarborough, Gore «tiene que saber que aunque la fama en Hollywood puede ser efímera, puede que la historia termine a su favor. El 2008 está empezando a parecer que es el año de Al Gore».
Esa es la opinión de un republicano. He aquí la opinión de un demócrata: si Gore decide postularse para presidente, creo que estaría cometiendo un grave error.
Entiéndanme. Me encantaría ver a Al Gore en la Casa Blanca. Sería un gran presidente. Y si alguien merece ocupar la Oficina Oval, es él. Después de todo, ganó las elecciones del 2000 por más de medio millón de votos -y hay medio millón de razones por las cuales hoy estaríamos mejor si el Tribunal Supremo no le hubiera negado la corona -a él y a nosotros.
No obstante, sigo pensando que sería un error de Gore postularse. En primer lugar, seamos francos: él no fue un candidato tan bueno en el 2000. Ahora es mucho más fuerte, se ve más relajado y mucho más cómodo con su personalidad. No me gustaría verlo obsesionado otra vez por los tonos ocres.
Y además, aunque los medios ahora lo alaban, una vez que se convierta de nuevo en político van a saltar sobre él. Vean la última agitación acerca del uso personal de Gore de la energía. A la mañana siguiente de su triunfo en los premios Oscar, un tanque pensante que se autodenomina «independiente» acusó a Gore de no cumplir lo que predica acerca de la conservación de energía. El Centro de Tennessee para Investigación de Políticas informó que la casa de Gore en Nashville consume anualmente 220 000 kilovatios, 20 veces el promedio nacional. ¡Qué horror! ¿Es este hombre un hipócrita en su tema favorito?
De ninguna manera. Consideremos la inconveniente verdad. El tanque pensante de Tennessee que se denomina «independiente» es en realidad un derivado del muy dependiente Instituto Norteamericano de Empresas, financiado por Exxon. El ataque contra Gore fue lanzado en el muy dependiente sitio web Drudge Report, de donde lo obtuvo Noticias Fox, siempre tan «imparcial y balanceado». Y por supuesto, manipularon los hechos.
Es cierto que la factura de energía eléctrica de Gore es de 221 000 kilovatios al año. Pero eso es para una mansión de 20 dormitorios con dos oficinas privadas, una para Al y otra para Tipper; una casa de visitas; y medidas especiales de seguridad. Para compensar ese consumo de energía, Gore sí practica lo que predica. Se hizo miembro de «Green Power Switch» (Interruptor de Energía Verde) de su localidad, donde las familias pueden calcular la huella de carbono de su residencia y comprar «compensaciones» -que se utilizan para brindar energía eólica o solar o plantar árboles. Por medio de esas compensaciones, Gore ha reducido su propia huella de carbono a cero -lo cual le cuesta $6 000 dólares extras al año.
¿Ven lo que digo? No importa todo lo bueno que Al Gore haga por el planeta, sus enemigos están emboscados para tratar de destruirlo, igual que hicieron en 2000. Ocho años después, no quisiera verlo pasar de nuevo por ese proceso doloroso.
¿Y para qué? Hoy es una estrella del rock. Es una de las personas más populares del planeta. Está haciendo más y divirtiéndose más que si fuera presidente. Junto con Bill Clinton, Bill Gates, Ted Turner y Oprah Winfrey, Al Gore es prueba viviente de que uno no tiene que ser presidente para hacer algo que valga la pena -y de hecho, ser presidente pudiera impedirle hacerlo.
Así que mi consejo para Al Gore es: No lo haga. Al menos todavía. ¿Quién sabe qué va a pasar de aquí a diciembre? El grupo de candidatos demócratas incluye a la mayor cantidad de talento político desde que Thomas Jefferson se postuló en contra de John Adams. Pero Clinton pudiera tropezar, Obama pudiera apagarse, y Biden, Dodd, Edwards y Richardson pudieran no arrancar.
Y entonces, ¿quién sabe? Pero por ahora: no te postules, Al, no te postules.
Bill Press es el anfitrión de un programa diario de radio sindicado nacionalmente, y autor de un nuevo libro, De cómo los republicanos se robaron la religión. Su correo electrónico es [email protected]. Su sitio web es www.billpress.com.