El Parlamento turco dio luz verde este miércoles, por abrumadora mayoría, a un ataque a través de su frontera hacia el norte de Irak, en persecución de guerrilleros kurdos, con lo cual se abriría un nuevo frente de guerra en Irak. El Parlamento aprobó por 507 votos a 19 ordenar al ejército turco lanzar una […]
El Parlamento turco dio luz verde este miércoles, por abrumadora mayoría, a un ataque a través de su frontera hacia el norte de Irak, en persecución de guerrilleros kurdos, con lo cual se abriría un nuevo frente de guerra en Irak.
El Parlamento aprobó por 507 votos a 19 ordenar al ejército turco lanzar una ofensiva a través de la frontera sureste de Turquía, en persecución de 3 mil 500 rebeldes turcos-kurdos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo) que se ocultan en las montañas del Kurdistán iraquí.
Esta decisión profundiza el sentido de crisis por los lentos preparativos de un ataque turco, que ya han contribuido a elevar el precio del petróleo a 88 dólares esta semana. Cada vez se ve más difícil para el gobierno de Ankara recular en sus amenazas de acción militar sin parecer débil.
En Washington, el presidente George W. Bush expresó oposición de su gobierno a una invasión turca en el norte de Irak. «Estamos manifestando a Turquía con toda claridad que no creemos que enviar tropas a Irak convenga a sus intereses», señaló.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte, de la cual Turquía es miembro con el segundo ejército del organismo en tamaño, llamó a los turcos a contenerse, al igual que la Unión Europea.
Además, Bush pidió al Congreso estadounidense desistir de los planes de emitir una resolución que tacharía de genocidio la matanza de un millón 500 mil armenios en Turquía durante la Primera Guerra Mundial. La propuesta de resolución ha causado malestar en el gobierno de Ankara.
«Algo que el Congreso no debe hacer es poner en orden el registro histórico del imperio otomano», dijo Bush, frase que probablemente ofenda a los armenios.
Es poco probable que una ofensiva del ejército turco logre gran cosa contra los guerrilleros del PKK, que pueden desaparecer con facilidad en el escarpado terreno de las montañas Qandil. Han dispersado sus campamentos, y las tropas terrestres tendrían dificultad en localizarlos; también serían menos vulnerables a ataques aéreos.
De 1984 en adelante los turcos realizaron no menos de 24 ataques en el Kurdistán iraquí con permiso de Saddam Hussein, los cuales no tuvieron efecto alguno.
La perspectiva de un ataque turco es una pesadilla para Estados Unidos. En el pasado, Washington ha favorecido a los turcos sobre los kurdos, pero durante la presente guerra en Irak ha dependido mucho de los 5 millones de kurdos iraquíes, que son la única comunidad de la nación invadida que apoya la ocupación estadounidense.
Las unidades más efectivas del ejército iraquí son kurdas, y cada vez más de ellas se despliegan fuera del Kurdistán.
Surten efecto las amenazas
Los gobernantes turcos han subrayado que la decisión parlamentaria no sería seguida de inmediato por un ataque militar. También existen algunos indicios de que las amenazas turcas han tenido cierto efecto.
El primer ministro iraquí, Nuri Maliki, telefoneó al primer ministro turco, Tayyip Erdogan, poco antes de la votación, para decirle que su gobierno está resuelto a detener las «actividades terroristas» del PPK y que es necesario que las dos naciones tuvieran pláticas.
En realidad, el gobierno de Bagdad no tiene control sobre el Kurdistán iraquí y lo que ocurra tendrá que ser decidido por los kurdos iraquíes. Hasta ahora éstos se han mostrado renuentes a ceder a la presión turca, y las fuerzas militares kurdas -tanto las tropas locales peshmergas, pertenecientes al casi independiente gobierno regional de Kurdistán, como las unidades kurdas del ejército iraquí- son mucho más efectivas hoy que antes de 2003.
De ser necesario, podrían oponer resistencia a un ataque turco. Turquía podría limitarse a movilizar tropas hacia zonas montañosas aisladas donde hay unas cuantas aldeas y realizar ataques aéreos a supuestos emplazamientos del PKK, lo cual no generaría mucha respuesta de los líderes del gobierno local.
Pero si los turcos avanzan más y ocuparan poblaciones como Zakho, cerca de la frontera, habría una respuesta militar mucho más severa.
En los dos meses pasados, el PKK ha aumentado el número de sus ataques dentro de Turquía y dado muerte a unos 15 soldados, lo cual eleva a 200 la cifra de bajas turcas en este año.
Las emboscadas y ataques con bomba han tenido mucho mayores repercusiones políticas de las que parecerían producir, porque el gobierno islamita moderado del partido AK teme dar la impresión de que es poco patriota y no da suficiente apoyo al ejército turco.
En abril, el jefe del estado mayor turco, general Yasar Buyukanit, afirmó que una operación militar era factible y necesaria.
Pese a la demanda estadunidense de no atacar, Erdogan expresó críticas a la postura de Washington el fin de semana pasado en Estambul. «Nadie puede darnos lecciones sobre las operaciones transfronterizas. ¿Acaso Estados Unidos nos consultó cuando entró en Irak desde decenas de miles de kilómetros de distancia?», afirmó
© The Independent
Traducción para La Jornada: Jorge Anaya