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Entrevista a Salim Lamrani

«El pueblo cubano, con su inteligencia natural, sabrá enfrentar los retos del futuro con la misma determinación de siempre»

Fuentes: Revista Bohemia

-¿Por qué vuelve a Cuba (no solo en avión) en sus obras, en sus conferencias, en su magisterio y hasta parece que con el corazón? ¿Qué agradece de su devenir, de su historia? Salim Lamrani: Cuba es la referencia mundial de todos los revolucionarios y de todos quienes sueñan con un mundo mejor, menos injusto, […]

-¿Por qué vuelve a Cuba (no solo en avión) en sus obras, en sus conferencias, en su magisterio y hasta parece que con el corazón? ¿Qué agradece de su devenir, de su historia?

Salim Lamrani: Cuba es la referencia mundial de todos los revolucionarios y de todos quienes sueñan con un mundo mejor, menos injusto, más solidario. Una pequeña isla perdida en el mar Caribe, de once millones de habitantes, ha logrado edificar la sociedad más fraterna del mundo, ubicando en el centro de su proyecto nacional al ser humano. Las más prestigiosas instituciones internacionales citan a Cuba como ejemplo en materia de educación, salud, seguridad social, cultura, deporte, preservación del medio ambiente y protección de la infancia, de las mujeres y de los ancianos, así como de todas las personas vulnerables.

La Revolución, bajo la guía de su líder histórico Fidel Castro, ha logrado conquistar la plena y total independencia de Cuba, realizando el anhelo martiano de una patria libre y soberana. Ello es el principal logro del proceso de transformación iniciado en 1959. Cuba es símbolo de dignidad en América Latina y es la consciencia moral de todos los países del Sur, deseosos de emanciparse de la tutela de los poderosos estados del Norte.

Además, a pesar de los recursos muy limitados, las escaseces y dificultades cotidianas debidas al implacable estado de sitio que impone Estados Unidos desde hace más de medio siglo y que constituye el principal obstáculo al desarrollo nacional, Cuba ha hecho del internacionalismo solidario y de la ayuda a los pueblos más necesitados del mundo la columna vertebral de su política exterior. Ante tanta generosidad y desinterés, uno solo puede inclinarse en señal de respeto y admiración, poco importa la orientación ideológica que se siga. Que un pueblo brinde apoyo y asistencia a los más desheredados del planeta, a pesar de con sus propias limitaciones y necesidades, da fe en la humanidad.

¿Cuáles puntos grises, negros o de otros tonos le criticaría?

SL: El pueblo de Cuba tiene todas las virtudes y todos los defectos de la condición humana. Por ello tiene derecho a equivocarse y probablemente se habrá equivocado algunas veces en el proceso de construcción de una sociedad diferente. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. ¿Qué proceso de transformación social hecho por seres humanos puede realizarse sin yerros y sin contradicciones? Es absolutamente imposible. Lo que nadie puede negar a Cuba es que siempre ha actuado, incluso cuando se cometieron injusticias, con intenciones buenas, movida por el idealismo de edificar una sociedad mejor. Cuba, además, no pretende ser el paraíso ni un ejemplo para los demás. Sólo aspira a elegir su propio destino. 

Cuba, parole a la defense!, su nuevo libro, acaba de sumarse a sus incursiones analíticas sobre la isla. ¿Cuál es su hilo conductor y qué lo motivó a seguirlo? ¿Incluye temas polémicos por dar voz a la defensa de Cuba e intentar que no esté más en el banquillo de los acusados?

SL: Cuba vive bajo estado de sitio desde hace más de medio siglo. No se ha librado de nada: unas sanciones económicas anacrónicas, crueles e injustas que afectan todos los sectores de la sociedad y a las categorías más vulnerables de la población desde 1960; una sangrienta invasión militar que orquestó la CIA el 17 de abril de 1961 y que causó cientos de víctimas civiles; una amenaza de desintegración nuclear durante la crisis de los misiles de octubre de 1962; la campaña terrorista más larga de la historia con más de 10.000 atentados planificados desde Estados Unidos que costaron la vida a 3.478 personas e infligieron secuelas permanentes a otras 2.099, así como daños materiales por varios cientos de millones de millones de dólares; sin olvidar una implacable guerra política, diplomática y sobre todo mediática contra su pueblo, sus dirigentes y sobre todo contra su sistema político y social.

No obstante, a pesar de su innegable estatus de víctima asediada por la gran potencia estadounidense con pretensiones hegemónicas que se niega a aceptar la realidad de una Cuba soberana y libre de elegir su propio destino, esta nación se encuentra regularmente en el banquillo de los acusados. La retórica que machacan contra ella las grandes potencias occidentales y sus portavoces mediáticos opuestos al proceso revolucionario es conocida: derechos humanos, libertad de expresión, democracia…

A diferencia de cualquier tribunal digno de ese nombre y respetuoso de los derechos de la defensa, Cuba se halla sistemáticamente privada de su derecho a replicar a los ataques, a exponer sus argumentos y a expresar su verdad. Los grandes conglomerados mediáticos, propiedad del mundo del dinero, que se oponen a toda crítica sobre el orden establecido, censuran metódicamente su voz. Tan dispuesta a enarbolar los valores de la libertad de expresión y de pluralidad democrática, la prensa occidental se mofa de ellos de modo implacable cuando se trata de conceder el derecho a réplica a los cubanos o reservar un espacio a las opiniones alternativas a propósito de la isla, su historia y su destino.

Este libro nace de esta constatación. Dado que se pisotean los derechos de Cuba a expresar sus posiciones y a responder a las acusaciones, ¡se ha decidido dar, por una vez, la palabra a la defensa!, se solicitó a diez personalidades de primera magnitud, siete figuras cubanas y tres eminencias internacionales en conversaciones francas y sin complacencia, para compartir su visión de Cuba, de su historia y de su futuro.

-Muchas miradas están puestas sobre Cuba ahora. ¿Le parece que la obsesión de acusar a este país podría estar cediendo luego del inicio del proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos?

SL: Conviene reconocer que ha disminuido la hostilidad mediática hacia Cuba desde el 17 de diciembre de 2014, día en que Washington y La Habana anunciaron el inicio de un proceso de normalización de las relaciones bilaterales. Ello ilustra cuán obedientes son los medios informativos respecto a Estados Unidos. En el espacio de 24 horas Cuba pasó del estatus de Estado villano con el cual no se podía hablar al de nación miembro de la comunidad con que se podía negociar.

Ahora bien, ello no significa que ahora la prensa occidental presente la realidad cubana con honestidad y equilibrio. Todavía se muestra incapaz de dar prueba de imparcialidad con Cuba sencillamente porque la isla ha cometido el pecado de repartir las riquezas. 

-Hace poco en un conversatorio en La Habana, al valorar la visita del presidente francés a Cuba, usted aseguró que el mandatario pasaría a la historia por esa visita. ¿Qué criterios le hacen pensar así?

SL: El presidente Hollande, consciente de que Cuba representa la autoridad moral de América Latina, ha hecho del fortalecimiento de los lazos con Cuba una prioridad porque, según él, «Cuba es respetada y escuchada en toda América Latina». Con esta visita histórica, el presidente François Hollande ha reforzado la influencia de Francia no sólo en la isla del Caribe sino también en toda América Latina, donde la patria de José Martí ocupa un lugar especial en el corazón de los pueblos. También, París indica la vía a seguir a las demás naciones occidentales y manda un mensaje a la Unión Europea y a Estados Unidos. Recuerda que la mejor manera de promover intereses mutuos es basar las relaciones con Cuba en la igualdad soberana, el diálogo respetuoso y la no injerencia en los asuntos internos.

-Como guerra avisada no mata soldado, refrán que reúne certezas, me atrevo a indagar de qué avisaría usted a Cuba en el actual contexto.

SL: El pueblo cubano, con su inteligencia natural, sabrá enfrentar los retos del futuro con la misma determinación de siempre. No tengo ninguna legitimidad ni autoridad moral para decir a los cubanos, a quienes tanto admiro y respeto, lo que deben hacer.

Salim Lamrani. Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba, the Media, and the Challenge of Impartiality, New York, Monthly Review Press, 2014, con un prólogo de Eduardo Galeano. Facebook: https://www.facebook.com/SalimLamraniOfficiel

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.