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El rey está desnudo, el regreso de los nuevos caciques

Fuentes: Rebelión

Asisto con perplejidad a la tragedia que está aconteciendo en Fabero del Bierzo, un pueblecito de León (España). Un empresario chantajea con el puesto de trabajo a sus trabajadores y trabajadoras. Si no recibe las subvenciones del carbón, amenaza y, a veces cumple, con no pagarles el sueldo. Si no le conceden las licencias ambientales […]

Asisto con perplejidad a la tragedia que está aconteciendo en Fabero del Bierzo, un pueblecito de León (España). Un empresario chantajea con el puesto de trabajo a sus trabajadores y trabajadoras. Si no recibe las subvenciones del carbón, amenaza y, a veces cumple, con no pagarles el sueldo. Si no le conceden las licencias ambientales preceptivas para sus explotaciones, no importa, sigue adelante impunemente y cuando, desde el Ayuntamiento, se le quiere precintar por no cumplir la normativa, amenaza con despedir a todos sus trabajadores y trabajadoras. Sin importarle lo más mínimo estar jugando con el trabajo, la vida y el pan de muchas familias de Fabero, si no se ceden a su voluntad.

Cómo se ha llegado a esta situación. Por lo mismo que los «niños abusones» llegan al acoso y el despotismo. Porque se le permitieron reiteradamente sus prácticas abusivas, porque su entorno le consintió que ejerciera su deseo despótico y no le puso límites o, dicho coloquialmente, no se le «pararon los pies» a tiempo. Cuando una conducta abusiva no se la detiene y tiene éxito, tiende a repetirse. Este es el caso de este «empresario» y quienes le secundan.

La actual amenaza de despedir a su plantilla se debe a que el Alcalde de Fabero ha decretado el cierre de las instalaciones del lavadero de carbón del grupo Alicia que Uminsa tiene activo en la localidad. El Alcalde ha decretado precintarlo de repente, ante el anuncio por parte de la Fiscalía de Ponferrada de que ve indicios de posible delito del equipo de gobierno municipal de Fabero por prevaricación administrativa y lo ha trasladado al Juzgado número 5. Estos indicios de prevaricación se deben al hecho de que el grupo Victorino Alonso lleva explotando este lavadero desde hace 13 años sin la preceptiva licencia ambiental que le exige la legislación vigente, al igual que otras explotaciones en donde también «se le ha permitido». El Ayuntamiento precintó dicho lavadero en 1997 por carecer de la licencia medio ambiental, pero la presión de este empresario prevaleció sobre la legislación democrática y el Alcalde cedió garantizando su operatividad al margen de la legalidad. De ahí los indicios de prevaricación, porque en una democracia se supone que la legislación y las normas se aplican a todos por igual. Porque si alguien quema un bosque no se le dice: «bueno, como usted va a crear un montón de puestos de trabajo en su apagado y recuperación, si pone una empresa para ello con la ayuda de millones en subvenciones públicas, le eximimos del deterioro provocado». Pero parece que quien gobierna en Fabero es, más bien, este empresario. Es lo que se ha llamado a nivel mundial, el «gobierno en la sombra», ese grupo de grandes empresas que, bajo coacción o chantaje, manejan a los gobiernos democráticamente elegidos. Pero esto solo pasa, y esto tenemos que admitirlo, porque estos gobiernos se dejan, sea por intereses electoralistas o por necesidades de financiación.

Permiten la presión y el chantaje, en vez de ser coherentes con los principios y las normas que a todos se nos aplican, y poner en el punto de mira, señalando clara e inequívocamente, a quien es el culpable. Procurando la unión de todas las personas, familias, colectivos e instituciones afectadas frente a quien chantajea, manipula y presiona para conseguir, como sea, sus intereses particulares, saltándose la legalidad. Esto sí sería la función de un auténtico regidor democrático, que vela por los intereses de toda la población, incluyendo las futuras generaciones que heredarán los destrozos y deterioros ambientales que hayamos permitido.

Lo sorprendente ha sido la reacción de algunos sectores afines al actual regidor. En vez de unirse frente a la amenaza y quien la hace, se han convertido en «aliados» del empresario que les chantajea, orientando su actuación «en la dirección que señala dicho empresario».

Dado que el grupo de Izquierda Unida de Fabero, en coherencia con sus principios, reivindica que no se cometan ningún tipo de ilegalidades en el Municipio, incluyendo las medioambientales, velando por los derechos de toda la población faberense y por un medio ambiente lo más digno posible para sus hijos, nietos y generaciones venideras, el empresario les señala, como «cabeza de turco», responsables de haber denunciado públicamente que, efectivamente, su empresa carece de licencia medioambiental. Y, fielmente, el Alcalde y sus afines, se concentran en «matar al mensajero», es decir, echar la culpa de la situación a quien ha puesto el dedo en la llaga. Acusando al grupo político de IU de ser los causantes de que el grupo Victorino Alonso haya amenazado con echar a la calle, como represalia, a todos los trabajadores y trabajadoras del lavadero, a los de las empresas de transporte de mineral y a buena parte de quienes trabajan en el cielo abierto de la Gran Corta e incluso a algunos de interior. Es el mundo al revés.

Esto me recuerda al famoso cuento del rey desnudo. Este rey convoca a todos los mejores sastres de su reino para hacerle un traje especial con motivo de su coronación. De entre todos los sastres un listillo con mucha labia y una arrolladora personalidad convence al rey y a sus dignatarios para que se lo encargue. El traje que él diseñaría, dice, iba a ser tan especial que sería verdaderamente mágico. Pero con una advertencia importante: este traje no podrá ser visto por los necios, solamente las personas inteligentes serán capaces de apreciarlo. En el día señalado para la prueba, el rey contempla la mirada imperturbable y sonriente de sus ministros, ninguno de los cuales quiere parecer necio aunque, por supuesto, nadie ve ningún traje. El rey se pregunta ¿seré yo un necio? -y como tampoco quiere parecerlo premia y felicita al sastre por la maravilla del traje invisible. Llega el día de la gran fiesta y el rey aparece en público, desnudo. Nadie quiere ser necio y todos le aplauden hasta que destaca la voz de un niño que grita ¡pero si el rey va desnudo! El rey pierde la compostura e intenta taparse. Pero ya todos «se dan cuenta» de la superchería.

En Fabero, este «rey» amenaza con cortar la cabeza de todos sus «vasallos» si no condenaban públicamente al niño que gritó que el rey iba desnudo. Y los dignatarios azuzan a los vasallos para que griten: ¡no!, ¡la culpa es del niño!, ¡ahora nos va a cortar la cabeza a todos por su culpa!, ¡que se calle!, o mejor, ¡callémosle nosotros!, ¡debemos salvar a nuestras familias de la ira del rey!… Por eso me pregunto, ¿seguimos en la época feudal o, de verdad, estamos en una democracia? Están regresando los nuevos caciques y nos estamos convirtiendo en sus cómplices cuando dejamos que el miedo empiece a ser la moneda de cambio de nuestra propia sumisión. Esta democracia la conseguimos luchando, unidos, contra un dictador que utilizaba el miedo y la represión para imponer su voluntad. No podemos dejar que regresen nuevos dictadores ni ser cómplices suyos desde los puestos de gobierno público o desde la propia iglesia.

De ahí mi reconocimiento a quienes siguen enfrentándose de forma coherente al despotismo y la destrucción medioambiental como la Agrupación de Izquierda Unida de Fabero o el poeta Juan Carlos Mestre, Premio Nacional de Poesía 2009, quien anunció que no acudirá a la entrega de los premios de la Casa de León en Madrid, donde debería compartir mesa con el empresario carbonero Victorino Alonso, pues «estoy totalmente en contra, es más, me aterra, el saqueo, la destrucción, el atentado ecológico, la agresión a la naturaleza sagrada de la tierra berciana que suponen las minas y explotaciones a cielo abierto, hechos denunciados y sub judice ante organismos internacionales, y tan reiteradamente cuestionados ante la opinión pública por los más diversos sectores sociales. No puedo compartir tribuna, bajo ningún argumento de mi conciencia, con alguien responsable de esos hechos». Gracias por vuestra coherencia y por romper el silencio ante la barbarie contemporánea.

Enrique Javier Díez Gutiérrez es profesor de la Universidad de León

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.