Fue impactante leer sobre la muerte de Ahmad Saeed Tazazaa (20 años) el 3 de agosto de 2025 en la prisión israelí de Magiddo. Apenas unos meses antes, el 24 de marzo, se informó que las fuerzas israelíes habían matado a otro preso palestino en Megiddo, Walid Khaled Abdullah Ahmad (16 años). Los dos jóvenes, casi adolescentes, habían sido detenidos en Cisjordania; Ahmad en Jenin y Walid en Silwad. Inicialmente, los israelíes guardaron silencio sobre la muerte de Walid, pero más tarde autorizaron la autopsia.
El informe es doloroso. La autopsia de Walid reveló que había sufrido una pérdida extrema de masa muscular y grasa corporal, acumulación de aire en el pecho y abdomen (probablemente causado por un traumatismo contundente), había indicios de edema y congestión en el intestino grueso (compatible con una lesión traumática). La autopsia confirmó que murió de inanición y por los golpes que le habían dado los guardias de las prisiones israelíes.
Khaled Ahmed, padre de Walid, recuerda a su hijo no solo como un excelente estudiante, sino también el máximo goleador de su equipo local de fútbol. “Walid se estaba preparando para unirse al equipo nacional palestino”, dijo Khaled. Walid fue asesinado tres días antes de que Suleiman al-Obeid, conocido como el «Pele palestino», fuera asesinado por disparos israelíes mientras esperaba en la fila para conseguir comida para su familia en Gaza. El fútbol perdió en pocos días a dos de sus estrellas más brillantes a manos del genocidio israelí.
Hoy 10.800 presas y presos políticos palestinos se consumen en las cárceles israelíes. Desde 1967 han muerto en las cárceles israelíes 320 presos políticos. El 12 de agosto de 2025 la Sociedad de Presos Palestinos publicó un informe en el que se detalla la situación de las y los presos políticos palestinos en las cárceles israelíes. El informe es doloroso de leer debido a las duras condiciones que describe. La Sociedad observa que las autoridades penitenciarias israelíes ha privado “de manera sistemática y planificada” a las y los presos de su humanidad hasta el punto de causarles “agotamiento físico y psicológico, que puede terminar en su martirio [muerte]”. Las tres palabras que usaron para describir la situación general son “tortura”, “hambre” y “crueldad’. Desde octubre de 2023 han muerto bajo custodia 76 presas y presos palestinos.
Descargas eléctricas
Más de 2.000 palestinos y palestinas han sido asesinados por las fuerzas israelíes en los puntos de distribución de alimentos. Con esas cifras en mente, es difícil comprender realmente lo que está sucediendo a las y los palestinos en las cárceles israelíes. Sin embargo, esta brutalidad se debe entender dentro de un contexto más amplio, que es la destrucción del Acuerdo de Oslo por parte de Israel.
Israel está llevando a cabo una limpieza étnica en Gaza mediante bombardeos genocidas, arrasando con topadoras las aldeas y ciudades palestinas de Cisjordania, fomentando el asentamiento de colonos israelíes en esa tierra y tomando por la fuerza toda Jerusalén. Continúan los bombardeos en Gaza, en Cisjordania y en Jerusalén, los israelíes están deteniendo a los líderes políticos de la resistencia y torturándolos en sus cárceles. Los bombardeos en Gaza y las detenciones en Cisjordania y Jerusalén son, por lo tanto, parte de la anulación de los acuerdos de Oslo.
La Comisión Palestina de Asuntos de los Presos y Expresos publicó un escalofriante informe sobre la tortura de presos y presas palestinas por parte de las fuerzas israelíes en la prisión de Gilboa, en el norte de Israel. Los guardias de la prisión israelí irrumpen en las celdas para realizar inspecciones, dominar a los presos, llevarlos al patio de la prisión y luego golpearlos, insultarlos y someterlos a descargas eléctricas. Luego son llevados a las duchas, empapados en agua, y electrocutados de nuevo. Un abogado de la Comisión relata la situación: “Las descargas eléctricas se suministran con pistolas aturdidoras especializadas, que también se utilizan como armas para golpear a los presos en la cabeza. Al estar hechas de metal sólido, causan heridas profundas y dejan a muchos presos sangrando, mientras los guardias se burlan y se ríen de ellos. El nivel de tortura es tan grave que muchos presos pierden la conciencia”. Raed Abu al-Hummus, jefe de la Comisión Palestina, dijo: ”’El objetivo es claro: desgastarlos emocionalmente, empujarlos a un estado de colapso psicológico. No es algo aislado, forma parte de un endurecimiento de la política israelí dentro de las cárceles”.
Si la dirigencia política de Palestina pierde su identidad, las formaciones políticas de resistencia sufrirán. Las descargas eléctricas, por lo tanto, son tan brutales como las bombas lanzadas sobre civiles hambrientos en Gaza: el objetivo que los israelíes tiene para ambas es aplastar cualquier resistencia palestina a la ocupación de sus tierras.
La prisión de Magiddo, una de las peores prisiones israelíes entre una serie de cárceles terribles, alberga secciones especiales de aislamiento para altos dirigentes políticos palestinos como Marwan Barghouti y Ahmad Sa’adat. Marwan Barghouti (nacido en 1959) es un importante dirigente de Al Fatah que fue detenido durante la segunda Intifada y lleva en prisión 23 años y 4 meses. La Unión Interparlamentaria consideró que el trato recibido en el momento de su detención “excluía toda posibilidad de un juicio imparcial’ y que no debía estar encarcelado en las condiciones en las que está. En los últimos años Barghouti fue golpeado en su celda hasta romperle las costillas. El intento de quebrar su espíritu continúa sin cesar. Ahmad Sa’adat (nacido en 1953), secretario general del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) lleva 23 años y 3 meses en prisión un mes menos que Barghouti. Inicialmente había sido detenido por la Autoridad Palestina y encarcelado en la prisión de Jericó, de donde los israelíes lo secuestraron ilegalmente y lo llevaron a Magiddo. El objetivo de capturar y retener a estos líderes durante largos períodos de tiempo es impedir que haya un punto de referencia en la sociedad palestina que revitalice la política palestina. Es lo que el teórico político israelí Baruch Kimmerling denomina “politicidio”, la muerte de la política. Israel no solo está matando a los palestinos y palestinas para apoderarse de la tierra, sino que está matando la posibilidad de que haya una política palestina.
Politicidio
Lo que es notable de organizaciones como la Sociedad de Presos Palestinos, la Asociación Addameer de Apoyo a los Presos y de Derechos Humanos y Al-Haq: Defensa de los Derechos Humanos es que han apoyado constantemente a las y los presos políticos palestinos, sin permitir que su resistencia se olvide o disminuya. En octubre de 2021 el gobierno israelí prohibió seis organizaciones palestinas: Addameer, Al-Haq, Centro Bisan de Investigación y Desarrollo, Defensa para los Niños Internacional-Palestina, Unión de Comités de Trabajo Agrícola y Unión de Comités de Mujeres Palestinas. Los israelíes acusaron a estos grupos estar relacionados con el FPLP. En noviembre de 2021 el comandante militar israelí de Cisjordania declaró a estas organizaciones “asociaciones ilegales”, lo que lleva el politicidio a otro nivel. Ahora, no solo se trata de organizaciones terroristas a las organizaciones políticas, como el PFLP, sino que incluso las organizaciones que hablan en nombre de los presos están fuera de la ley.
Ahmad Saeed Tazazaa era un joven que merecía vivir una vida plena y larga. En septiembre de 2024 fue detenido en su casa de Qabatiya. Los israelíes invadieron su ciudad en la parte norte de Cisjordania, fueron a una casa y arrojaron a varios palestinos desde el tercer piso. Ahmad fue detenido, llevado a Magiddo, torturado y luego asesinado. La forma en que lo trataron en prisión fue aún más brutal que la manera en que arrojaron a sus compañeros palestinos desde el tercer piso.
Texto original: https://www.counterpunch.org/2025/08/15/the-accursed-fate-of-palestinians-in-israeli-prisons/
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