Era un sábado por la tarde de los últimos años de la década del 80. Entramos la raquítica carreta de «la Voz de la Paz» y enfilamos para Gaza a la casa de Mahmoud Zahar. Imaginen el café de la tarde con compañeros del Hamas. Imaginen que alguna vez era posible visitar a Zahar un […]
Era un sábado por la tarde de los últimos años de la década del 80. Entramos la raquítica carreta de «la Voz de la Paz» y enfilamos para Gaza a la casa de Mahmoud Zahar. Imaginen el café de la tarde con compañeros del Hamas. Imaginen que alguna vez era posible visitar a Zahar un sábado por la tarde. Sólo imaginen que alguna vez hubo un hombre que soñaba con la paz.
La figura de un piloto que jamás manejó un automóvil. Todas estas cosas suenan ahora como alucinaciones, más aún de lo que parecían antes.
Abie Natan fue quizás el único israelí que se sintió culpable sobre 1948. Como piloto voluntario del extranjero bombardeó pueblos palestinos y luego quiso enmendarlo. El no disparó ni se quejó, pero de hecho trató de reparar.
¿Suena esto hoy como ciencia ficción israelí? Indudablemente. Vivió en tre nosotros por décadas, pero Abie soñaba en inglés y pensaba en hindi. Ayudó a niños palestinos, pero también acudió a cada área de desastre que ocurría en el mundo. En eso también, quizás fue el último israelí que entendió la compasión y la ayuda como nociones globales. Nuestra Madre Teresa..
Como la otra figura en el movimiento israelí por la paz, Uri Avneri (que tenga larga vida), era tanto un bohemio como un ideólogo. Ninguna fiesta era comparable con las de su terraza de la calle Zirelson en el norte de Tel Aviv. Nadie fue tan traicionero como nosotros, que gozamos en sus fiestas y luego lo abandonamos cuando enfermó y debió estar en silla de ruedas, muchos años atrás. Hay docenas de personas en la ciudad que deberían sentirse hoy culpables por haber sido negligentes con él de una manera criminal, incluyendo a quien escribe.
En las notas al pie de pagina de la historia, Abie será recordado como el hombre de California, el primer lugar de encuentro de la ciudad con hamburguesas, como el hombre que llevó el primer vuelo de la paz a El Cairo y que fue erróneamente reportado como estrellado. Y por supuesto, como el hombre de «la hora del crepúsculo», «el inolvidable programa de la Voz de la Paz, con su momento diario de silencio -quizás la {ultima vez que aqu{i escuchamos el silencio, y no ciertamente el incesante e intolerable ruido.
Cuando el Barco de la paz fue hundido por su fundador, Abie y todo su encanto se hundieron con él en la conciencia del público.
Realmente él tenía encanto. Una rara combinación de candidez y habilidades organizadas, un israelí en cuanto hombre de mundo, un tirabombas y un luchador por la paz. Cuando lo dejen en su último descanso recordaré todas estas espectaculares contradicciones. Por encima de todo, recordaré aquellos otros días , cuando podías conducir para encontrar a Zahar en una tarde de sábado y llevándo juguetes para los niños de Gaza (en la trompa del cacharro traccionando hacia la izquierda), y con sueño por la paz. Nada de esto es ahora posible, quizás porque Abie ya no está con nosotros. El no estuvo por mucho tiempo.
w w w . h a a r e t z . c o m