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El último tren para el cambio climático

Fuentes: Alai-amlatina

Entre el 31 de marzo y el 4 de abril se realizó en Bangkok la última reunión de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático sin lograr mayores avances. «El tren a Copenague partió de la estación». Con estas palabras, Yvo de Boer, Secretario Ejecutivo de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio […]

Entre el 31 de marzo y el 4 de abril se realizó en Bangkok la última reunión de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático sin lograr mayores avances. «El tren a Copenague partió de la estación». Con estas palabras, Yvo de Boer, Secretario Ejecutivo de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC por sus siglas en inglés) cerró el pasado 4 de abril ese encuentro sobre cambio climático.

De esa manera quería expresar que, a su juicio, esta primera reunión de la Convención después de la última conferencia que celebraron los países miembros en Bali (diciembre de 2007) daba inicio a un largo camino. El final del recorrido es la 15ª Conferencia de las Partes (países miembros de la convención), en 2009, en Copenhague, y que debería lograr acuerdos sustanciales para enfrentar el cambio climático.

Tres meses atrás, la UNFCCC había acordado lo que se conoció como «La hoja de ruta de Bali», un cronograma bastante laxo de cómo se iba a recorrer el camino que va desde los desacuerdos observados en la capital de Indonesia a los acuerdos futuros esperados en la capital danesa. A la vista de la velocidad con la que están ocurriendo los efectos observados del cambio climático parece evidente que este «tren a Copenague» es el último que los gobiernos podrán tomar para arribar a tiempo a las soluciones necesarias.

La reunión tenía dos grandes objetivos: por un lado considerar los cuatro temas más importantes (adapatación, mitigación, tecnología y financiamiento) desde una perspectiva de colaboración a largo plazo entre las partes; y por otro, establecer los nuevos compromisos de los países industrializados para después del 2012. Con este fin se convocó al Grupo de Trabajo Ad Hoc para los la Acción Cooperativa de Largo Plazo bajo la Convención (creado en Bali para este fin) y al Grupo de Trabajo Ad Hoc sobre Futuros Compromisos de los Países del Anexo 1 bajo el Protocolo de Kyoto que ya venía trabajando con anterioridad.

Acción Cooperativa de Largo Plazo

Este último tren viene con paso cansino. Pareciera que la «acción cooperativa de largo plazo» no refiere tanto a que se proyecta para perdurar por un largo período de tiempo sino más bien que va a necesitarse un largo plazo para poder comenzar a implementarse.

Según las palabras de apertura del presidente del Grupo, el brasileño Luiz Machado, era necesario avanzar «paso por paso» para construir una base sólida para el acuerdo, y por lo tanto establecieron un cronograma de talleres para «comenzar» a discutir el tema.

Este grupo tenía temas varios de los temas más importantes para América Latina y los países en desarrollo en general, como Adaptación, Tecnología y Financiamiento. Sin embargo no pudo pasar de un ordenamiento general de temas.

Nuevos Compromisos de los Países Anexo 1

Este grupo tiene por objetivo era analizar los nuevos compromisos de los países industrializados (Anexo 1 de la Convención) para después de 2012. Recordemos que el Protocolo de Kyoto establece compromisos de reducción para estos países en el período que va de 2008 a 2012 y que aún no hay decisiones sobre el régimen posterior. Este grupo ya había sido creado con anterioridad y esta era la quinta vez que se reunía. Trabajó en cuatro temas: 1) Mecanismos de flexibilidad, 2) Cambios en el uso de la tierra y silvicultura, 3) Enfoques sectoriales (reducciones por sectores, no por países) y 4) Sectores y fuentes emisoras de gases de efecto invernadero.

Varios de los puntos de acuerdo están relacionados con la continuidad de algunas reglas y modalidades como los establecidos para los mecanismos de mercado, las actividades de cambio en el uso del suelo, etc. En varias oportunidades los delegados expresaron la necesidad de asegurar la «integridad» del Protocolo de Kyoto. Es decir, que no se pierda el objetivo ambiental final por utilizar mecanismos y modalidades de dudosa eficacia. Sin embargo, otros delgados proponían aumentar el tipo de actividades capaces de generar créditos de carbono, acelerar los procesos de verificación y aprobación de los certificados de reducción, etc. las cuales atentan contra el logro final de reducir las emisiones en tanto introducen factores de riesgo e incertidumbre altos.

Los países en desarrollo si embargo, lograron imponer la visión de que solamente con mecanismos de mercado no pueden avanzar en la reducción de emisiones y que es necesario implementar otras estrategias como la transferencia de tecnología, reducir los costos de las fuentes limpias, mayor inversión externa, etc.

Adaptación

Este es uno de los temas más importantes para los países en vías de desarrollo y sobre los cuales no se ha podido avanzar en esta reunión. Durante la última conferencia de la partes celebrada en Bali, los países en vías de desarrollo habían logrado un gran avance al crearse la Junta para el Fondo de Adaptación. La Convención había creado el Fondo de Adaptación antes, pero carecía de una estructura y mínimas normas de aplicación. En Bali se acordó que todo esto deberá estar resuelto para fines de 2008 y que los recursos previstos para este fondo alcanzarían los 300 millones de dólares. Sin embargo esto es una suma irrisoria si se compara con los 600 millones de dólares que tiene presupuestada la ciudad de Venecia para invertir en su adaptación o los 1200 millones de dólares que destinó el Reino Unido.

A principios de año, se tuvo noticia por un borrador filtrado a la prensa, de que el Banco Mundial estaba a punto de lanzar un programa de fondos para adaptación por hasta 12 mil millones de dólares. Estos fondos provendrían del Reino Unido, Estados Unidos y Japón y motivó que pocos días antes del inicio de esta reunión de Bangkok un grupo de 20 ONGs con sede en el Reino Unido (entre ellas Greenpeace, Amigos de la Tierra, WWF y Oxfam) presentara una carta a su ministro de Desarrollo Internacional.

La preocupación de estas organizaciones es que una nueva y tan voluminosa ventanilla de fondos para adaptación gobernada por el Banco Mundial, venga a minar las negociaciones multilaterales en el ámbito de Naciones Unidas. El llamado Fondo Piloto de Adaptación y Resiliencia al Clima del Banco Mundial sería un capital gobernado por la estructura asimétrica del Banco donde las naciones más ricas tienen más votos mientras los países en desarrollo quedan en franca minoría. En tanto el naciente Fondo de Adaptación de la Convención de Cambio Climático, con escasos recursos y necesitando mayores aportes, se rige por los más democráticos y transparentes mecanismos de funcionamiento de Naciones Unidas.

Queda lejos el destino

Parece imprescindible acelerar el paso del tren a Copenhague y concretar metas ambiciosas de mitigación en los países industrializados así como medidas eficaces de adaptación en los países en vías de desarrollo. El acelerado paso del cambio climático no se condice con el lento andar de las negociaciones. Desafortunadamente este no es un «tren bala». Más bien es una pesada fila de vagones, siempre a punto de descarrilar que se topa a cada paso con obstáculos que alguien va interponiendo en las vías.

– Gerardo Honty es investigador en temas de energía y cambio climático en CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social), en Montevideo (Uruguay).