Una ola de irregularidades descubiertas en todo Estados Unidos relacionadas con los comicios presidenciales del próximo 2 de noviembre, incluyendo las pérdidas de casi 60 mil boletas en blanco en la Florida, ha incrementado el miedo al fraude electoral e incluso a un golpe de estado que pudiera llevar a cabo el mismo presidente norteamericano, […]
Una ola de irregularidades descubiertas en todo Estados Unidos relacionadas con los comicios presidenciales del próximo 2 de noviembre, incluyendo las pérdidas de casi 60 mil boletas en blanco en la Florida, ha incrementado el miedo al fraude electoral e incluso a un golpe de estado que pudiera llevar a cabo el mismo presidente norteamericano, George W. Bush.
Las tensiones son tan altas, que se han multiplicado las demandas judiciales al respecto sobre la base de lo que ocurrió en el ejercicio electoral en ese país hace cuatro años cuando fue la Corte Suprema la que decidió quien sería el inquilino de la Casa Blanca.
El favorecido en esa ocasión fue el republicano W.Bush, quien se apoyó precisamente para su éxito en el no conteo de miles de votos marginados en el proceso
electoral en la Florida.
«Ya ha habido 35 procesos iniciados en 17 estados», reconoció esta semana el presidente del Partido Republicano, Marc Racicot, en un correo electrónico dirigido a sus seguidores.
Racicot culpó a «los demócratas» de «querer ganar esta elección en los tribunales más que en las urnas».
No obstante, portavoces demócratas dijeron que lo que temen es a nuevas jugarretas de república bananera que puedan utilizar los republicanos para mantener a Bush en el poder, entre estas la de intimidar a los electores para que no voten.
El diario The Washington Post denunció en su edición del martes último que «No está claro si el presidente Bush está haciendo una campaña u organizando un golpe de Estado».
De acuerdo con el autor de ese artículo, el periodista Harold Meyerson, los republicanos están dedicando «los últimos días de la campaña a intentar suprimir el voto demócrata más que a movilizar el suyo».
Por su parte Joanne Wright, directora adjunta de la organización no gubernamental Project Vote, dijo a la prensa que «No me sorprendería si el resultado no se decidiera el 2 de noviembre».
Otro especialista citado por el Post, Richard Hasen, profesor de la facultad de derecho Loyola de Los Angeles, dijo que actualmente «el electorado está increíblemente polarizado, los estados no están preparados y el sistema está orientado hacia la judicialización. Si está tan reñido (como en el 2000), las reclamaciones judiciales son casi seguras».
«Hay muchas inscripciones fraudulentas en las listas electorales», reconoció el gobernador republicano de Ohio, Bob Taft, mientras que el ex alcalde demócrata de Detroit, Dennis Archer subrayó que es común la intimidación que ejercen los republicanos sobre los electores negros e hispanos.