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Eliécer Ávila y su dudoso afán de «buscar espacios»

Fuentes: Rebelión

El pasado 3 de abril fue el nuevo show mediático montado por Radio Martí para sobredimensionar a la potencial figura mediática de la contrarrevolución dentro de la Isla, Eliécer Ávila, a la que han tratado de ofrecer una imagen diferente, más digestiva, menos comprometida con la tradicional y controvertida base mercenaria que han empleado los […]

El pasado 3 de abril fue el nuevo show mediático montado por Radio Martí para sobredimensionar a la potencial figura mediática de la contrarrevolución dentro de la Isla, Eliécer Ávila, a la que han tratado de ofrecer una imagen diferente, más digestiva, menos comprometida con la tradicional y controvertida base mercenaria que han empleado los enemigos de Cuba en los últimos tiempos.

El escenario fue el programa de esa emisora anticubana denominado Revista Informativa de la Noche, transmitida a las 8 de la noche, bajo la conducción de Margarita Rojo y que contó con un panel integrado por Omar López Montenegro y Fausto Canel, miembros del staff de Radio Martí, y Eliécer Ávila, devenido twitero y «comunicador» social en Cuba, por estos tiempos en andanzas por la Habana, muy lejos de su natal Puerto Padre.

Eliécer cumplió a cabalidad su misión dentro de la entrevista: ofrecer un panorama sobre los supuestos nuevos representantes de la juventud cubana, dotados de una imagen de frescura que se contrapone a los desprestigiados mercenarios de oficio, inmersos en contradicciones y luchas por el dinero y el protagonismo, y que como Antonio Rodiles y él, funcionan al compás de la batuta de Charles Barcklay, el pagador de la SINA.

El tradicional empleo de personajes controversiales como Vladimiro Roca, Elizardo, Martha Beatriz, Berta Soler, Francisco Chaviano, José Daniel Ferrer y otros, puestos en más de una oportunidad en la picota pública por sus deslices, sucias apetencias, chismes, vida licenciosa, robo descarado y mal uso del dinero USA, parece haber pasado de moda. La dirección de los esfuerzos de EE UU y sus aliados está encaminado en buscar y aprovechar las brechas generacionales existentes en Cuba, reclutar a personajillos que, no por ambiciosos y sedientos de protagonismo, son más afines a hacerse sentir dentro de la juventud, legítimamente preocupada por el futuro y con evidentes inquietudes afloradas por errores en el trabajo político ideológico que hemos cometido, no en pocas oportunidades, los encargados de garantizar la continuidad de la Revolución.

De esta manera, tal como se convirtió a la mentirosa de Yoani en un fenómeno mediático, se intenta hoy repetir la misma fórmula con Ávila. Es una opción aparentemente más digerible que la flaca llorona, capaz de embolsillarse millares de euros con lagrimeos y provocadores comentarios en Twitter. Su presentación como un joven aparentemente cargado de «sanas» preocupaciones, su origen campesino, su discurso que en nada es inexperto y confuso, sino cargado de dos pildoras aparentemente ciertas a las que se suma una dósis de veneno mediático, es resultado de una bien pensada manipulación, no surgida de su cerebro, sino de aquellos que dirigen el enfrentamiento a la Revolución. Eliécer Ávila sabe muy bien cómo jugar este nuevo juego y se ha moldeado al rol que le han preparado. No se puede negar que su apariencia sencilla, cierto carisma, verbo fluido y dotes de lider aún sin explotar, suspicacia y capacidad de manipulación, le hacen propicio para, en una labor de marketing ideológico, ser efectivo en hallar segmentos dentro de los jóvenes donde afloran descontentos, desidia, falta de compromiso y acomodamiento que, por suerte, no representan a toda nuestra juventud.

De esta manera, Eliécer destacó «su» nuevo proyecto, 1 Cubano +, a Radio Martí: » Nosotros hace tiempo estamos pensando en hacer algo que identifique, que sea compatible con nuestra voz, con nuestro pensamiento. Yo creo que es muy válido que exista un grupo de alternativas que vienen funcionando ya hace un tiempo y que me parece un éxito indiscutible como es: Estado de SATS, Razones Ciudadanas, la revista Voces, etc. Y en todos estos espacios participamos con gusto increíble, pero ampliando el abanico de alternativas y de proyectos que existen en lo que podemos llamar como el mundo independiente, o fuera de las sombras de los medios oficiales. Y además diversificarlos en todo lo que podamos y también siempre uno tiene la esperanza de crear algo propio en el que uno pueda ser sistemático, constante y pueda además ir dándole cierta voz a los tiempos que corren. Uno a veces tiene la posibilidad de hacer algo en un momento determinado pero a veces pasa mucho tiempo y está viendo un grupo de fenómenos en la sociedad que desea compartir sus reflexiones al respecto.

En mi caso, me muevo lo más que puedo y converso con una infinidad de gente quiénes me están aportando constantemente anécdotas, puntos de vista, nuevos conocimientos. Y si usted ha podido ver y podrá ver los próximos capítulos cuando estén publicados, que casi todas mis intervenciones las baso en análisis de experiencias de la vida práctica que voy viviendo y que me van aportando las personas, los jóvenes sobre todo, con quiénes converso. No se trata un espacio en el que yo desde mi profunda, ni mucho menos formación cultural, ni nada de eso, quiera expresar simplemente lo que yo como individuo pienso. Eso es lo de menos, sino lo que puedo percibir de lo que está a mi alrededor y que forma parte del criterio de la mayor parte de la población cubana

En sus palabras pone sobre relieve la esencia de su labor de zapa: acercarse a los jóvenes, tantear inquietudes y preocupaciones generacionales, conocerlas y definirlas, hacerse vocero de las mismas y, sobre todo, reclutar.   Esta actividad es típica de un trabajo bien dirigido y estructurado, pues Eliécer, en su discurso, no asume el peligro de herir o tocar puntos neurálgicos de los valores éticos creados por la Revolución, que puedan hacer que se repudie. El juega con lo que se piensa, no toca directamente a los principios. Luego manipula, envenena, sobredimensiona las dudas y las propaga.   Una cosa está clara. Los jefes de Eliécer lo emplean sabiamente para rebuscar en los errores de nosotros mismos, en nuestras limitaciones y en las propias debilidades que hemos arrastrado en el trabajo con los jóvenes. Hasta cierto punto, somos responsables de que surjan fenómenos mediáticos in crecendo como este nuevo demagogo provocador, cargado de pocas buenas intenciones y de mucha mala fe.   Su análisis sobre la prensa cubana actual debe llevarnos seriamente a una profunda reflexión sobre la calidad de nuestro trabajo periodístico. Demostrarle a Eliécer que la prensa en otros países, incluso en Estados Unidos, está supeditada descaradamente a las élites del poder económico y político. La cacareada libertad de prensa en esas naciones no existe y hay pruebas abundantes de ello. ¿Publicó, para citar un ejemplo, el New York Times la amplia entrevista que me hizo Timotthy Golden sobre la actividad terrorista de la FNCA y sus vínculos con Luis Posada Carriles? Nunca lo hizo, pues el FBI se lo prohibió.

No podemos tapar el sol con un dedo, pero a diferencia de las apreciaciones de Eliécer, mal intencionadas, considero que nuestra prensa debe ser revitalizada y fortalecida. El propio Raúl lo ha dicho en más de una oportunidad. Todavía predomina en nuestros periodistas el inamovilismo, la dependencia, la falta de creatividad, el miedo a equivocarse y, sobre todo, la carencia de compromiso.

Considérase Eliécer un fanático de las noticias, pues démosle noticias. Nunca nuestros medios servirán de espacio para crónica roja, para ofrecer campañas de mentiras o para anunciar a emergentes capitalistas y a sus productos. Nuestras noticias deben ser oportunas, críticas, educativas y apegadas a la verdad.

Las batallas ideológicas son complejas y muchas veces requieren abordar temáticas sensibles, pero no hay que tener miedo de asumirlas. Nuestra prensa sabe que nuestra principal fortaleza está en la verdad. Esa verdad es nuestra arma principal para batallar con el contrincante malintencionado. El enemigo nos ha planteado una nueva batalla al redimensionar el papel de este joven que, por arte de sus nuevos amos, se olvidó mágicamente de todo lo que la Revolución hizo por él. Eliécer dijo adiós a sus días de combate por la el regreso de Elián, a nuestras luchas por el regreso de nuestros Cinco Héroes a la Patria, a nuestro sentido de Independencia.

Si tuviera un ápice de sinceridad recapacitaría adecuadamente y repudiaría el deleznable rol de crítico «busca espacios» que le han asignado, y desde la sencillez misma, batallaría codo a codo con su pueblo por hallar los caminos más correctos. Él sabe que ya sus videos se están quemando por millares y tratan de introducirse en Cuba desde Miami y Europa. Sabe igualmente que todo el andamiaje mediático del enemigo ha empezado a usarlo y a sobremagnificar cada una de sus palabras para dañar a los suyos. Todo ello es andar no a favor de la verdad, sino a bambolearse en el hilo fino de la traición.

Como él no me callo ante los males que deambulan a mi alrededor y nunca he temido a ser honesto y a plantear mis dudas y críticas, muchas veces de manera cruda y descarnada. ¿Alguien me persiguió? ¿Alguien me repudió? Pero, a diferencia de él, me he mantenido al lado de esta obra, que sé que puede ser mejorada y perfeccionada, pero jamás tuve que codearme con Yoani, ni Antonio Rodiles, ni con los funcionarios de la SINA, ni con la falaz Radio Martí, para encontrar un espacio de opinión. No hay que recibir un dólar del enemigo para ser su asalariado, simplemente hay quienes, como él, que reciben su salario con facilidades materiales para desarrollar su obra provocadora, llegando incluso a cuidar su imagen pública con una apriencia de pobretón, sabe que los dólares le llegan bien camuflados y a tiempo. De eso se ancargan sus patrocinadores.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.