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En el Sur… votos contra el nuevo Jim Crow

Fuentes: La Vanguardia

El reverendo Barber muestra fotos de las niñas que murieron en el ataque racista de Birmingham (Alabama) en el 50º aniversario del atentado de septiembre de 1963 Durham (Carolina del Norte) – Fíjense en Carolina del Norte para averiguar hasta qué punto la movilización del voto afroamericano puede salvar a los demócratas en estas elecciones […]


El reverendo Barber muestra fotos de las niñas que murieron en el ataque racista de Birmingham (Alabama) en el 50º aniversario del atentado de septiembre de 1963

Durham (Carolina del Norte) – Fíjense en Carolina del Norte para averiguar hasta qué punto la movilización del voto afroamericano puede salvar a los demócratas en estas elecciones legislativas (Nota: este artículo fue publicado originalmente antes de las elecciones). Muchos han votado con antelación. Así que será uno de los primeros estados en definirse.Una elevada participación de afro americanos, latinos, blancos pobres y jóvenes en Carolina del Norte, aun más si se acercase a los récord de 2008, ayudaría a los demócratas a mantener este estado clave para proteger su mayoría en el senado.

Estuve la semana pasada en una misa -conferencia del reverendo William Barber II, líder del nuevo movimiento de derechos civiles en Carolina del Norte conocido como Moral Mondays (las protestas se celebran los lunes). Barber estaba recorriendo el estado para movilizar el voto afroamericano y pobre, y llegó cansado a la iglesia baptista de Binkley en Chapel Hill, una pequeña ciudad en el norte del estado.

«¡Gracias, reverendo, por llevarme a la cárcel!», dijo sonriendo Maria Teresa Palmar , líder hispana en Chapel Hill en su presentación del reverendo. Se refería a la detención de un centenar de manifestantes de , Moral Mondays, liderados por el reverendo el verano del 2013, durante una protesta contra la nueva ley electoral en Carolina del Norte.

Esta ley crea una serie de obstáculos legales que -según temen los activistas de Moral Mondays- dificultará votar a miles de ciudadanos, la mayoría de ellos de escasos recursos económicos y minorías étnicas, desenterrando los fantasmas del pasado en este estado del sur. Las protestas y la desobediencia civil siguen. Hubo 32 manifestaciones en Durham y Raleigh el pasado jueves en reivindicación del derecho a votar.

El público, reunido en la pequeña iglesia, -más blancos que negros-, había entonado nuevas versiones de los himnos clásicos del movimiento de derechos civiles de los años sesenta. «Tillis is our enemy ; we shall not be moved», cantaron en referencia al candidato republicano en las disputadas elecciones al senado en Washington . La senadora actual demócrata Kay Hagen lleva una ventaja de solo un punto Tillis uno de los promotores de la nueva ley en al cámara de Carolina del Norte.

Luego, el reverendo , presidente en Carolina del Norte de la famosa asociación de defensa de derechos afroamericanos, NAACP, se acercó lentamente al podio. «¡Durante 82 semanas Moral Mondays ha sido la campaña mas fuerte de justicia de la historia reciente!», anunció en voz de barítono. «Hemos organizado la marcha mas grande en el sur desde Selma», dijo.

En Selma, cabe recordar, se celebraron en la primavera de 1965 las dos marchas por los derechos civiles que allanaron el terreno para la famosa ley de derechos de voto, firmada tres meses después por Lyndon Johnson, que supuso el fin de la segregación racista institucional en el sur , conocida como Jim Crow.

Las resonancias históricas no pueden ser mas fuertes. Porque la nueva ley electoral en Carolina del Norte -«la peor supresión de votantes desde la era de Jim Crow», según el reverendo Barber- solo ha sido posible por la decisión en junio del año pasado del Tribunal Supremo de anular una sección clave de esta misma ley de 1965. Hasta la fecha determinados estados, entre ellos Carolina del Norte, tenían que recibir el beneplácito del estado federal antes de pasar legislación electoral.

La anulación ha envalentonado a las mayorías republicanas en estados del sur como Carolina del Norte, Georgia y Texas que han aprobado nuevas leyes diseñadas supuestamente para combatir el fraude electoral. De ahora en adelante, los votantes tendrán que solicitar (comprar en algunos estados) un carne de identidad para votar. Se prohibe ya el voto de quienes se equivocan de casilla electoral y no se podrá votar antes del día electoral. En Carolina del Norte, se suprime la posibilidad de registrarse y votar el mismo día.

«Es como si quisieran confundir y desorientar al votante esporádico, complicarle el ejercicio del derecho a votar», dice Gunther Peck, de la Universidad Duke en Durham. ¿Cual es el perfil robot del votante esporádico ? Pues, «gente de bajos ingresos, afroamericanos, latinos , jóvenes, estudiantes; gente que cambia de barrio que son muchos por la crisis de la vivienda», dice.

Claro, estos no suelen ser republicanos . La nueva ley electoral esta diseñada para «dar una patada al culo de los demócratas», «, dijo con franqueza alarmante el republicano de Carolina del Norte Don Yelton, entrevistado en televisión.

Esto ocurre pese a que apenas hay indicios de fraude electoral en EE.UU.. «Desde el 2000 se han depositado 1.000 millones de votos y solo han descubierto 31 casos de fraude», dice Ari Berman reportero de la revista The Nation.

El asunto puede ser crítico en el sur y en otros estados. En Carolina del Norte, Obama ganó en el 2008 por solo 14.000 votos ( de un total de siete millones) .Esto fue la consecuencia de «la expansión mas grande del electorado desde el movimiento de los derechos civiles», dice Peck. En Durham, la participación subió del 50% en 2000 al 78% en el 2008. Increíblemente, los votantes afroamericanos rebasaron en porcentaje de participación a los blancos. «Por eso, han hecho la nueva ley», dice Peck.

Estas nuevas restricciones se suman a otra faceta del nuevo Jim Crow. La negación del voto a ex presos en estados como Alabama y Misisipi . Puesto que una media de tres de cada cuatro hombres afroamericanos irán a la cárcel si o han estado ya, se entiende porque Michelle Alexander titula su libro sobre el encarcelamiento de los afroamericanos en EEUU , The new Jim Crow. Arranca el libro hablando de Jarvious Cotton, un ex preso de une estado del sur ( no dice cual). «Jarvious Cotton no puede votar», escribe. «Al igual que su abuelo, su bis abuelo, su tatara-abuelo y el padre de su tatara-tatara-abuelo». Y continua: «En cada generación nuevas tácticas se han empleado para lograr los mismos fines». En Carolina del norte, los ex presos si pueden votar.. «Hemos ido a registrara gente para votar a la salida de las cárceles»,dijo Peck, uno de los detenidos el año pasado durante la protesta de Moral Mondays. Pero la nueva ley comprueba la tesis de Alexander. El fin es el mismo; sol cambia la táctica.

Lo cierto es que el afán republicano de restringir el voto de pobres y minorías parece haber reforzado la voluntad de Moral Mondays y otras campañas que registran a gente para que voten. Miles de activistas han salido a aconsejar a la gente de cómo puede votar. «No hay el mismo entusiasmo que había en el 2008 pero las leyes de restricción han motivado a la gente», dice Peck. A fin de cuentas Carolina del norte es donde un joven estudiante afroamericano entró en Woolworth’s, un gran almacen en Greensboro, y se sentó en la cafetería reservada para blancos. Sufrió abuso. Un blanco vació una botella de ketchup sobre su cabeza. Pero este acto de insumisión dio lugar a la creación en Raleigh del Comité No Violento de Coordinación Estudiantil, el SNCC que se convertiría en el principal vehículo cela próxima fase de la lucha por los derechos civiles.

Pasa algo parecido en el estado de Georgia también. En Georgia, el republicano David Perdue lleva una ventaja de solo 0,5% a su rival demócrata Michelle Nunn en las elecciones al Senado. El factor Obama- impulsó la participación afroamericana del 28% al 30% en 2008 y 2012. «Estos dos puntos serian las diferencia entre ganar y perder las elecciones al Senado», dijo la representante demócrata Stacey Abrams , líder de la campaña New Georgia Project que ha registrado a 100.000 nuevos votantes ( de un total que ronda los seis millones en Georgia ). Pero el pasado martes , un juez republicano anunció que 40.000 de estos nuevos resgutrados no podrán votar . Puede que el tiro salga por la culata. «La gente esta tan indignada que más saldrán a votar»,´ dijo el reverendo Raphael Warnock de Ebenezer Church en Atlanta. Si los demócratas ganan en Georgia ,otro estado clave en la batalla por el Senado, el asalto republicano al Senado será más difícil . En cuestión de horas sabremos. O quizás no. Como hay otros candidatos es posible que ni Perdue ni Nunn llegan al 50% . Si eso ocurre habría que celebrar una segunda vuelta el 6 de enero.

Fuente: http://blogs.lavanguardia.com/diario-itinerante/