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En Gaza, la esperanza es un bien escaso, pero no está perdida

Fuentes: The Electronic Intifada

Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo.

Para muchas personas, la palabra «Gaza» y la palabra «asedio» están estrechamente relacionadas, como resultado de ocho años de estrangulación total.

Durante esos años, la población se ha incrementado en 400.000 personas y ha nacido una generación nueva. Una generación que no ha vivido un solo día sin cortes de suministro eléctrico y que ha tenido que conformarse con aulas masificadas, instalaciones sanitarias y recogida de basuras inadecuadas y malnutrición inexorable, hasta el punto de llegar a creer que eso es lo normal.

Pero este no es un retrato completo de la situación. Los tres grandes ataques sufridos desde 2008 y las décadas de aislamiento militar por parte de Israel son solo la base para intentar comprender los múltiples estratos de sufrimiento de la población de Gaza. En la actualidad hemos llegado a un punto en el que la esperanza es el bien más escaso de todos.

A pesar del alto el fuego que acabó con el ataque de Israel a Gaza en 2014, las necesidades humanitarias siguen siendo enormes y la reconstrucción parece muy lejana. Oxfam estima que al ritmo actual se tardarían 100 años en reparar los daños de dicho ataque, en el mejor de los casos.

No obstante, es preciso afrontar no solo los daños producidos por dicho ataque, sino el efecto acumulativo de ocho años de bloqueo que ya habían creado en Gaza un déficit de 75.000 viviendas antes de que se produjera la ofensiva del pasado verano.

Población vulnerable

La población, ya vulnerable de por sí, ha ido quedando más expuesta después de cada ataque. Toda la infraestructura vital, como el sistema de traída de aguas, el de depuración de vertidos y el sistema de salud, quedó gravemente dañada por la reciente campaña israelí.

Pero lo cierto es que todas esas infraestructuras ya estaban al borde del colapso. El Mediterráneo recibe millones de litros de aguas residuales cada día y, en ocasiones, las aguas negras inundan barriadas enteras. Más de 100.000 personas han visto sus hogares destruidos o severamente dañados. El acceso a agua potable se ve limitado a unas pocas horas al día y la mayor parte de los barrios de Gaza carecen actualmente de electricidad 18 horas al día.

Los agricultores no pueden acceder a sus campos para la siembra de las nuevas cosechas y cuando lo hacen es a riesgo de sus vidas. También los pescadores se han convertido en objetivo de las lanchas patrulleras israelíes día tras día. El mes pasado, sin ir más lejos, un pescador fue muerto por las balas israelíes no lejos de la costa.

El bloqueo ha devastado sistemáticamente la economía de Gaza. Como consecuencia de ello, 1 millón de personas, de una población de 1,8 millones, dependen de ayuda para su supervivencia.

Recientemente se ha permitido a un promedio de 48 camiones al mes salir de Gaza con mercancías para la exportación. Esto equivale al 4,5% del nivel de exportaciones anterior a la imposición del embargo en 2007.

El comercio de productos agrícolas y de otro tipo que partían de la Franja para abastecer a otros mercados de la Cisjordania ocupada está prácticamente prohibido.

Los índices de desempleo han alcanzado el 50%, un nivel sin precedentes. Cientos de fábricas y talleres han sido destruidos o han dejado de funcionar por la ausencia de materiales esenciales que tienen prohibida la entrada en Gaza.

Por si fuera poco, la mayor parte de las personas no tienen la posibilidad de salir de Gaza, eficazmente desconectada del resto de Palestina y del mundo. Muchos pacientes han muerto a causa de la limitación de movimientos impuesta a los individuos.

Resulta imposible cuantificar las oportunidades que se han perdido a causa del bloqueo israelí.

La historia nos enseña que la paz que no se construye sobre la justicia y la libertad es siempre provisional. Los cimientos para una paz duradera exigen el fin de la ocupación israelí de Palestina y la restauración de nuestros derechos, comenzando por los más básicos. El fin del bloqueo es simplemente un inicio: un pequeño paso en el camino.

Las nubes oscuras de la propaganda

El primer paso para alcanzar este noble objetivo es la comprensión: acometer una valoración integral de los hechos sobre el terreno así como de los hechos históricos, para luego poder transmitir esa comprensión a los demás.

Somos conscientes de la dificultad de ver claro a través de las nubes oscuras de la propaganda. Pero no debemos mirar Gaza exclusivamente desde el punto de vista de los israelíes, como una amenaza a su seguridad. Debemos ser capaces de darnos cuenta de la resolución que han mostrado sus habitantes frente a las enormes injusticias sufridas y de su potencial ilimitado.

Nosotros, el pueblo de Gaza, solicitamos el apoyo y el compromiso absoluto con el movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra Israel, liderado por Palestina.

Las universidades están entre las instituciones que han apoyado más activamente este boicot al apartheid israelí: solicitamos que esta corriente continúe y se intensifique.

Cada paso cuenta. Este mismo año, 700 artistas, periodistas y escritores residentes en Reino Unido denunciaron la ocupación y las políticas israelíes y se unieron a la campaña por un boicot académico y cultural. Esta iniciativa fue calurosamente acogida por los palestinos. Las repercusiones positivas de cada uno de estos actos solidarios son inmensas.

También los parlamentarios cargan con una parte de la responsabilidad. Los palestinos dan la bienvenido a los esfuerzos realizados recientemente por diversos países para reconocer a Palestina como Estado. Al mismo tiempo, solicitamos encarecidamente que dicha iniciativa sea profundizada mediante acciones que presionen a Israel para que cumpla sus compromisos y acabe con el asedio y la ocupación ilegales.

La asunción de responsabilidades tiene una importancia clave para lograr una paz sostenible. Cuando los palestinos solicitamos entrar a formar parte del Tribunal Penal Internacional tuvimos que sufrir la imposición de sanciones económicas y en el ámbito local, lo que dificultó aún más la vida de los desafortunados.

Necesitamos que nuestros esfuerzos por obtener justicia sean apoyados por la acción internacional. Tras la campaña terrorista conocida como Operación Plomo Fundido a finales de 2008 y comienzos de 2009, equipos de abogados de Reino Unido iniciaron una demanda contra la complicidad del gobierno británico con los crímenes de Israel. Las acciones emprendidas por abogados simpatizantes con la causa palestina consiguieron impedir que criminales de guerra (como el prominente político Tzipi Livni) entraran en Reino Unido por miedo a ser detenidos en aquel país.

Se trata solo de un ejemplo de lo que se puede conseguir con iniciativas pequeñas pero brillantes. Es preciso continuar con estos esfuerzos que estamos dispuestos a apoyar aportando cualquier prueba necesaria para llevarlos adelante.

Israel tiene miedo de los hechos y progresa mediante la propaganda. Durante ocho años, Israel ha podido acallar nuestras voces y nuestro acceso a Internet limitando nuestras actividades al ámbito de Gaza.

Tenemos la firme convicción de que una institución independiente, libre de las presiones del lobby israelí, nos sería de gran ayuda y tendría un gran impacto. Espero con ilusión el día en que podamos contar con un una organización europea comprometida en acabar con el asedio a Gaza.

A pesar de las múltiples dificultades a las que tenemos que hacer frente y de la interminable lista de catástrofes que hemos soportado, cada vez que un ser humano expresa su solidaridad y su simpatía -aunque se encuentre a miles de kilómetros de distancia- llegan hasta nosotros destellos de esperanza.

Créanme cuando les digo que, en Gaza, la esperanza es tan importante como el oxígeno. 

 

Jamal Khoudary es miembro del Consejo Legislativo Palestino y presidente del Comité Popular contra el Asedio.

Fuente: http://electronicintifada.net/content/hope-scarce-gaza-we-havent-lost-it/14417