Un informe conocido como Encuesta Comunitaria de América, publicado el 29 de setiembre, revela datos significativos sobre la situación de los pobres en Estados Unidos, como resultado de la actual recesión que atraviesa este país, solo comparable por sus estragos con la gran depresión de 1929. La caída del ingreso medio, así como el aumento […]
Un informe conocido como Encuesta Comunitaria de América, publicado el 29 de setiembre, revela datos significativos sobre la situación de los pobres en Estados Unidos, como resultado de la actual recesión que atraviesa este país, solo comparable por sus estragos con la gran depresión de 1929. La caída del ingreso medio, así como el aumento de los índices de pobreza a su mayor nivel en los últimos diez años, muestran un panorama poco alentador para el norteamericano común.
Baste señalar que solo en la Florida y California la pobreza alcanzó el 13 % en el 2008, cifra record para la década, al igual que se evidenciaron fuertes descensos en otros 31 estados, entre los que sobresalen Oregón, Indiana, Pensilvania, Michigan, Hawai, Connecticut y en Washington D.C. Por otra parte, cerca de 10 millones de hogares, es decir, casi 40 millones de personas viven de los food stamps y no encuentran otra alternativa inmediata para proveerse de los alimentos necesarios para subsistir.
La pobreza actual afecta particularmente a grandes urbes, cargadas de sobrepoblación, como Miami, Nueva York, San Francisco, Atlanta y Chicago. Sin embargo, partiendo de que la tasa de pobreza nacional se calcula sobre la base del ingreso anual de 22 000 dólares para una familia de cuatro personas, incluidos dos hijos, llama la atención el hecho de que en las capas empobrecidas millones de personas apenas ingresan 12 000 dólares en sus hogares.
Aunque el actual presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, se aventura a proclamar el fin de la actual recesión, la verdad es que fenómenos como la creciente pérdida de empleos y la crisis de la vivienda, se mantienen en niveles críticos.
En Estados Unidos, nuevas cifras evidencian el incremento de la desigualdad entre los ricos y los pobres. Solo en 2008, la décima parte de los norteamericanos más ricos ganaron 11,4 veces más que los que vivían por debajo de la línea de pobreza.
Según se confirmó a principios del año 2007, la ciudad de Miami se encuentra enfrentando una de sus peores crisis económicas como resultado del estancamiento del mercado inmobiliario, actividad que generaba ingresos, inversiones y empleos. Como unas de las consecuencias de este descalabro, se informó en 2006, por el Buró del Censo del condado de Miami-Dade, que el 18.6% de sus habitantes y el 16.4% de las familias sobreviven en un acuciante bajo nivel de pobreza.
Las pérdidas de sus viviendas es un fenómeno que afecta a decenas de miles de personas en Miami. Baste señalar que solo a inicios del 2008 los tribunales procesaron 23 543 solicitudes de embargo, lo que representó un aumento en las expropiaciones forzosas de viviendas de un 2.3% con respecto a 2006.
Otro indicador de esta crisis es que el problema del alquiler de la vivienda ha pasado a constituir la mayor parte del gasto de las familias no propietarias, representando el 30% de sus gastos con la consecuente afectación de dinero para otros gastos como la alimentación, agua, electricidad y salud.
En el mes de Agosto de 2008 se confirmó que Miami se ha convertido en una de las ciudades más pobres de Estados Unidos, manteniéndose los niveles de ingreso muy por debajo de la media nacional de 48,451 dólares. Esto provocó que más de dos millones de personas se encontraran por debajo del índice de pobreza en el 2006, lo que representaba el 26,9 y casi el doble de la media nacional.
El alcalde de Miami, Manny Díaz, corrupto representante de la república bananera en la Florida, cohorte de las mafias terroristas, trató de defenderse argumentando errores en las cifras del Censo.
El propio columnista del Nuevo Herald, Daniel Shoer Roth, publicó un artículo bajo su firma el 23 de julio de 2008, en el que reconoció que cerca de 800.000 personas padecen necesidades de alimentos en cuatro de los condados de la Florida debido a la falta de ingresos.
El 20 de junio de 2009 se reconoció el serio problema de los desamparados en la ciudad de Miami, los que son brutalmente discriminados y asediados por la policía, sin que se encuentre una solución definitiva para ellos, los que superviven en extrema pobreza, víctimas de las drogas, el hambre y las enfermedades. Lo triste del caso es que el problema del desamparo afecta también a miles de niños en esa ciudad floridana. El 12 de septiembre de 2009 el Diario de las Américas reconoció que miembros del Proyecto «Upstart», del Sistema Escolar Público de Miami-Dade, reconocían la existencia de 2 000 niños sin hogar a los que se trata de ayudar y mantener estudiando en correspondencia con Ley McKinney-Vento de Ayuda a Desamparados, establecida por el Departamento de Educación de la Florida. Según este proyecto de ayuda, un 70% de los niños sin hogar son de raza negra; un 20% hispanos y un 10% anglos.
Para complicar aún más la situación de las comunidades pobres de Miami, se anunció el 20 de septiembre de 2009 que la ciudad pretende afectar varios programas vinculados a resolver problemas del municipio, directamente vinculados a las capas más pobres de la población.
El 18 de septiembre de 2009 se informó que la tasa de desempleo de la Florida pudiera aumentar en medio punto en los meses venideros, afectando particularmente a los negros e hispanos para los cuales es actualmente de un 15 % y un 11,6 %, respectivamente de acuerdo con investigadores de la Universidad Internacional de la Florida, evidenciando una clara discriminación en el mercado de trabajo. Lo sorprendente es que tanto los negros como los hispanos han sido los principales afectados en por la recesión latente en la Florida y en todo el país.
La verdad es que, mientras los amos de la ciudad tratan de presentarla llena de glamur ante los ojos de los turistas, Miami ofrece realmente una imagen de disparidades sociales en la que la mayoría de sus habitantes trata de malvivir en la pobreza sin esperanzas de ver el sol a la mañana siguiente. Para ellos no tiene sentido el viejo refrán alemán que reza: «Mira a las estrellas, pero no te olvides de encender la lumbre en el hogar.» La razón es simple para ellos: si no hay hogar, ni lumbre en él, solo queda contemplar las estrellas esperando un futuro más promisorio.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.