Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.
¿Cuáles son las posturas de los judíos estadounidenses con respecto a Israel y cómo están conectadas con la administración de su gobierno? Examinarlas es trascendental en vísperas de las elecciones al congreso y para el programa de reformas de la Agencia Judía iniciadas por Natan Sharansky.
En principio, hay que reconocer que la comunidad de los judíos estadounidenses no es homogénea. Hay un centro, que incluye a aquéllos que empáticamente se identifican como miembros de la nación y de la religión judía, pero la cantidad de judíos que se han integrado completamente dentro la sociedad estadounidense y que se sitúan en la periferia de la nación judía, está en crecimiento. La mitad de los judíos estadounidenses se definen como étnicamente judíos, y no judíos por la fe. Estos dos factores tienen un gran significado en la postura de los judíos en general y en especial en su postura frente a Israel.
Muchos judíos dentro del grupo central tienen un vínculo emocional con la tierra de Israel, pero no necesariamente con el Israel actual. Muchos de estos judíos están convencidos que Israel no es central para el pueblo judío y que no tiene derecho a inmiscuirse en sus asuntos, incluidos aquellos que tienen que ver con la educación judía. Ellos creen que hay en definitiva dos centros del judaísmo: Israel y la judería estadounidense.
Según encuestas no reveladas en Israel, la mayoría de los judíos que se integraron en la sociedad estadounidense muestran una total apatía por lo que ocurre en Israel. Solamente al 30% de los judíos estadounidenses les importa hondamente lo que ocurre en Israel. La mayoría de los judíos a quienes les importa Israel apoyan claramente la solución de dos estados para dos pueblos. Más aún, crece el número de judíos que apoyan la división de Jerusalén para convertir parte de la ciudad en la capital palestina (no solamente apoyan esto judíos de EEUU, sino también de Canadá, Francia, Gran Bretaña, y hasta en Australia, considerada la comunidad con vínculos más estrechos con Israel). No solamente hay cada vez más judíos que individualmente sostienen este punto de vista, sino que también crecen las instituciones con igual opinión. J Street, institución que fue duramente criticada por el oficialismo israelí, no es el único grupo con esta postura. Muchos miembros de la comunidad judía reformista apoyan estas pautas, afloran nuevas instituciones con las mismas posturas, y no sólo en los Estados Unidos.
Con la cautela del caso, se puede decir que muchos judíos de la diáspora no apoyan la política del gobierno de Israel. A bocajarro, se oponen en muchos aspectos a la política del gobierno israelí, no solamente en la esfera militar, sino que también en muchas otras áreas, incluyendo la política sobre la definición de la identidad nacional judía israelí. Indudablemente, más de la mitad de los judíos estadounidenses que se identifican de esta manera no aprobarían una definición religiosa de la nación judía y el Estado de Israel.
En lo que respecta a la actitud de los judíos estadounidenses hacia la administración del presidente Obama, es de vital importancia entender que solamente unos pocos de ellos dejarían de apoyar a su presidente únicamente por su postura en el proceso de paz en Oriente Próximo. La postura de muchos judíos estadounidenses es y será determinada por la situación social, política y económica en los Estados Unidos, ya que los judíos estadounidenses son una parte integrante del país en el cual viven.
A la luz de todo esto es muy importante examinar cuidadosamente lo que se dice y lo que se escribe por parte de los miembros de esas organizaciones judías en los Estados Unidos, con posturas e intereses cercanos a los gobernantes del Estado de Israel, así como también prestar especial atención a las palabras de los políticos profesionales y los burócratas en Israel, cuyos asuntos y su sustento económico están ligados a las relaciones entre Israel y la diáspora.
Fuente: http://www.haaretz.com/print-