Israel fuerza el traslado de población palestina a un área más reducida del sur de Gaza, cerca de la frontera con Egipto, a través de órdenes y de nuevos ataques contra viviendas, hospitales y escuelas
Más de millón y medio de desplazados internos se agolpan en la parte sur de la Franja de Gaza -según cifras de la ONU-, muchos de ellos en escuelas de Naciones Unidas, en hospitales y en campos de refugiados que carecen de lo más básico. El desplazamiento forzado de población ha avanzado hacia una nueva fase con ataques a escuelas y hospitales y con la limitación de lo que Israel llama “zona segura”, después de que haya declarado el sureste también como objetivo a bombardear.
Más empuje hacia el suroeste
“Están convirtiendo la ‘zona segura’ en algo cada vez más pequeño, están intentando empujarnos cerca del desierto, cerca de la frontera con Egipto”, ha lamentado la periodista palestina Bisan Owda, refugiada en el sur, en referencia a la frontera de Rafah. En esa área -el sur de la Franja- se agolpan los desplazados internos que siguen huyendo desde el norte a través de un corredor que ha sido objeto de varios ataques. El nivel de daños y destrucción afecta ya al 45% de las viviendas e infraestructuras de Gaza.
Esto, unido a las órdenes y ataques israelíes para que la gente huya, origina entre la población palestina serias dudas sobre si algún día tendrá permiso para regresar a su hogar o si, por el contrario, las tropas israelíes prolongarán las “zonas de amortiguamiento” -de control militar- en la mitad norte. La idea de traslado de población palestina desde Gaza a territorio egipcio ha sido una propuesta barajada en el seno del Gobierno israelí -e incluso expuesta públicamente- aunque Egipto, que mantiene cerrada su frontera para la mayoría de los gazatíes, sigue descartándola.
Lo que ya es un hecho es la magnitud del desplazamiento forzado de población palestina, el mayor desde 1948, cuando más de setecientas mil personas huyeron de los ataques israelíes, creyendo que su traslado sería temporal. A la mayoría no se le permitió regresar nunca. Sus casas fueron requisadas por el Estado israelí y adjudicadas a militares y funcionarios a través de la Ley de Bienes Ausentes.
Ataques israelíes a otras dos escuelas
Este fin de semana Israel ha lanzado nuevos ataques contra dos escuelas de la ONU en el norte de la Franja, Al-Fakhoora y Tal al-Zataar, que han provocado la muerte de decenas de personas, incluidas menores. Desde el inicio de la ofensiva israelí al menos 176 personas refugiadas en instalaciones de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) han muerto, y más de 700 han resultado heridas por ataque israelíes.
“El gran número de instalaciones de la UNRWA afectadas y el número de civiles muertos no pueden ser simplemente daños colaterales. En la mayoría de las instalaciones afectadas había familias, incluidas personas mayores, padres y niños. Todos estaban claramente marcados como edificios de la ONU que portaban una bandera azul. La UNRWA comparte periódicamente las coordenadas de estos edificios con las partes en conflicto. Esta guerra cruel está llegando a un punto sin retorno en el que no se respetan todas las reglas, con un claro desprecio por las vidas de los civiles”, ha denunciado el Secretario General de la UNRWA.
Por su parte el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha reafirmado que “nuestros espacios son inviolables”, ha pedido un alto el fuego humanitario inmediato y ha lamentado el “número asombroso e inaceptable de víctimas civiles”.
“Los refugios son lugares seguros, las escuelas son lugares para aprender. Los civiles no pueden ni deben soportar más esto. La humanidad necesita prevalecer”, ha señalado Martin Griffiths, Secretario General Adjunto de Asuntos Humanitarios de la ONU.
Desalojo de hospitales y vaciado del norte
Con sus bombardeos y sus órdenes de desplazamiento al sur Israel está logrando vaciar buena parte del norte de Gaza, donde la mayoría de los centros médicos han dejado de funcionar. En los últimos diez días al menos ocho hospitales fueron objeto de ataques israelíes.
El hospital Al Shifa, el más grande y mejor equipado en Gaza, ha tenido que suspender sus actividades tras varios días de asedio. Unas dos mil quinientas personas -refugiados internos, personal médico y pacientes- han sido forzadas por las tropas israelíes a abandonar el centro médico. En días anteriores varios pacientes habían fallecido por falta de material y debido al cierre del servicio médico, según testimonios de personal sanitario.
Varios periodistas han documentado el traslado impuesto de algunos de estos pacientes heridos, en camillas, sillas de ruedas o en brazos de voluntarios, atravesando zonas de escombros hacia el sur de la Franja. Con ellos, un personal sanitario que se niega a abandonar a sus pacientes incluso en las peores circunstancias.
“¿Cómo puede un paciente como este evacuar el hospital y caminar por la larguísima calle Salah al-Din bajo continua amenaza?”, se preguntaba el doctor Ibrahim Matar mostrando una fotografía de un herido con su pierna muy dañada.
La ONU en el Al-Shifa
Poco después de esa salida forzada del hospital Al Shifa una delegación de Naciones Unidas encabezada por la Organización Mundial de la Salud ha podido realizar dos visitas al hospital este fin de semana, donde ha comprobado el mal estado de las infraestructuras y de los doscientos noventa pacientes que quedaban, calificándolo como “zona de muerte”.
Los observadores de varias agencias de Naciones Unidas -expertos en salud pública, oficiales de logística y personal de seguridad- se han encontrado con una situación “desesperada”, con “señales evidentes de bombardeos y disparos”, una fosa común a la entrada del hospital y una dramática falta de productos esenciales: agua potable, combustible, medicinas, alimentos, etc.
Traslado de 31 bebés muy graves
El equipo se encontró con “31 bebés en estado extremadamente crítico, dos personas en cuidados intensivos sin ventilación y veintidós pacientes en diálisis cuyo acceso a un tratamiento que les podría salvar la vida se ha visto gravemente comprometido”.
El resto de pacientes eran víctimas de traumatismos de guerra, muchos con “fracturas y amputaciones complejas, lesiones en la cabeza, quemaduras, traumatismos torácicos y abdominales, y 29 pacientes con lesiones graves en la columna que no pueden moverse sin asistencia médica”. Muchos tienen “heridas gravemente infectadas” debido a la falta de antibióticos, principalmente.
La delegación ha relatado en su informe que “los pacientes y el personal sanitario con los que hablaron estaban aterrorizados por su seguridad y salud”. En una segunda visita este domingo la delegación de la ONU, junto con la Media Luna Roja palestina, ha podido rescatar a la treintena de bebés “en estado extremadamente crítico”, a seis trabajadores sanitarios y a diez familiares y trasladarlos al sur de la Franja, al hospital Al-Helal Al-Emarati.
“Estamos profundamente conmovidos e impresionados por la extraordinaria valentía y servicio de los trabajadores de la salud en Gaza, que continúan prestando servicios en las circunstancias más espantosas y difíciles”, ha dicho el Director General de la OMS, Tedros Adhanom.
Por su parte, el doctor Ghassan Abu Sitta, británico de origen palestino, ha anunciado que se ha visto forzado a abandonar el hospital Al Ahli de Gaza debido a que ya no quedan anestésicos. “Mi corazón y mi alma siguen allí con mis pacientes. Recuerdo sus nombres y sus heridas. Lucharé hasta que reciban el tratamiento que necesitan y la justicia que merecen. Mi corazón está roto de una forma que nunca pensé que sería posible”, ha escrito en sus redes sociales.
Ataques “inaceptables”
Durante días el Ejército israelí afirmó que el hospital Al Shifa era el cuartel principal de Hamás -sin que haya hasta el momento pruebas de ello- y con ese argumento lanzó varios ataques contra sus instalaciones, impulsó un asedio y finalmente lo ocupó. Asegura haber encontrado un túnel -sin que se haya podido verificar su uso por el momento- y ha mostrado, exhibidas sobre una mesa, una docena de armas junto a una caja de dátiles, dos coranes y un rosario, en fotografías distribuidas a los medios.
Diversos medios de comunicación internacionales, incluida la CNN, han observado que en las imágenes del hospital Al Shifa difundidas por el ejército israelí aparece un fusil en un rincón en el que posteriormente, en medios de comunicación, se pueden ver tres fusiles, lo que indica, según señala la CNN, que “las armas pudieron haber sido trasladadas o colocadas allí antes de que llegaran los periodistas”.
Desde Naciones Unidas se insiste en que los hospitales son lugares especialmente protegidos por las convenciones de Ginebra y recuerdan que los ataques contra ellos “son inaceptables”. “Incluso si Hamás hubiera usado el hospital para propósitos militares, el hospital, y por tanto todas las instalaciones de atención sanitaria, nunca están sin protección bajo la ley internacional humanitaria”, ha recordado la OMS.
Por su parte, Médicos sin fronteras ha condenado “el ataque deliberado” contra un convoy de la ONG que intentaba evacuar a 137 personas, integrantes de su personal palestino y familiares, desde sus instalaciones cerca del hospital Al Shifa. Dicho ataque ha provocado la muerte de uno de los trabajadores de Médicos sin fronteras y heridas a otro.
Este fin de semana la revista británica médica y científica The Lancetha publicado un editorial titulado “Salven a la gente que queda en Gaza, salven a los niños”, en el que insta a gobiernos y líderes a entender “que los palestinos están en medio de un genocidio y que deben detener las masacres de civiles inocentes en Gaza”. Y añade:
“En las últimas dos semanas, hemos sido testigos de que un grupo de médicos israelíes apoyan al Ejército israelí en el bombardeo de hospitales en Gaza. Estas actitudes, y la matanza de miles de niños, revelan una total ausencia de humanidad. El significado de humanidad en un entorno de conflicto es prevenir y aliviar el sufrimiento dondequiera que se encuentre, proteger la vida y la salud y garantizar el respeto al ser humano”.
Una “prueba de fuego” para el orden internacional
Tanto Naciones Unidas como varias organizaciones de derechos humanos advierten también de los riesgos tras las órdenes emitidas por el ejército israelí en octavillas arrojadas sobre el sureste de la Franja, en Khan Younis y alrededores, en las que señala estas zonas como objetivo a bombardear y ordena el desplazamiento hacia el suroeste, en el área de Al Mawasi.
“Intentar hacinar a tanta gente en un área tan pequeña con tan poca infraestructura y servicios aumentará significativamente los riesgos para la salud de las personas que ya están al borde del abismo”, ha advertido el Director General de la Organización Mundial de la Salud, quien también ha señalado que “la magnitud de la respuesta de Israel parece cada vez más injustificable”.
“Estamos siendo testigos de la destrucción de vidas y propiedades a una escala horrorosa. Pero también de la destrucción del civismo, del sistema basado en reglas y de la confianza entre países”, ha añadido.
Varias voces en el seno de Naciones Unidas advierten de que el organismo está ante una “prueba de fuego”. “Esta organización fue establecida para fomentar la paz en nuestro mundo. Si ustedes, como Estados miembros de la ONU, no quieren o no pueden detener este derramamiento de sangre, entonces debemos preguntarnos: ¿para que sirven las Naciones Unidas? Esta crisis en Gaza es una crisis para la ONU y para la humanidad. Hablar no es suficiente, las resoluciones no son suficientes, deben actuar y deben hacerlo ya”, ha declarado el Director General de la OMS en su discurso ante la Asamblea de la ONU este fin de semana.
Por su parte, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, ha recordado que “la matanza de tantos civiles no puede considerarse un daño colateral. No en un kibutz. No en un campo de refugiados. Y no en un hospital”. Y, en la misma línea, ha advertido de que estamos “ante una crisis humanitaria y de derechos humanos. Esto representa una descomposición del respeto más básico a los valores humanos”.
China antes que EEUU
Estados Unidos sigue cerrando filas en defensa de Israel a través de ayuda militar y económica y de un apoyo político y diplomático que puede pasar factura a Biden. Según un sondeo de la cadena NBC, la mayoría de los votantes del Partido Demócrata creen que Israel ha ido demasiado lejos en su acción militar en Gaza, el 80% apoya un alto el fuego y el 70% de los demócratas entre 18 y 34 años de edad desaprueban la gestión de Biden en este asunto. Este fin de semana la Convención del Partido Demócrata en California se vio interrumpida por demandas de un alto el fuego en Gaza por parte de delegados y votantes.
Ante la postura estadounidense, Arabia Saudí ha anunciado que este lunes los ministros de Exteriores de la cumbre árabe-islámica tendrán como “primera parada” China, donde se reunirán con su homólogo chino, dentro de la gira que harán por varios países para “transmitir el mensaje claro de que debe haber un alto el fuego inmediato en Gaza”.
“Si los civiles palestinos muertos no son suficientes para convencer a Biden de obligar al Gobierno israelí a dejar de bombardearlos y asediarlos -no más ayuda o armas hasta que cesen-, entonces tal vez escuche la amenaza saudí de involucrar a Beijing en el esfuerzo urgente”, ha señalado el abogado de derechos humanos y director de Human Rights Watch hasta 2022 Keneth Roth.
Los ataques indiscriminados contra población civil, la destrucción de infraestructuras civiles, el desplazamiento forzado de población, el asedio y el bloqueo constituyen crímenes de guerra que deben ser investigados, indican diversos juristas. El andamiaje construido en base al derecho internacional y los derechos humanos se derrumba ante los acontecimientos que se desarrollan en Gaza, con el apoyo insistente de Estados Unidos y de la mayoría de la comunidad occidental. Ya lo dijo el portavoz de Seguridad Nacional en la Casa Blanca el pasado 27 de octubre: “No estamos trazando líneas rojas para Israel”.