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Bush quiere permitir a los vehículos todoterreno circular por áreas protegidas

Estados Unidos: Dunas en batalla todoterreno

Fuentes: Tierramérica

Pese a fuertes objeciones de ambientalistas dispuestos a dar la batalla, el gobierno de George W. Bush quiere permitir a los vehículos todoterreno circular por áreas protegidas de las dunas del meridional desierto de California. «Este gobierno está tomando decisiones motivadas políticamente. A ellos no les importa la ciencia, sino los intereses del grupo de […]

Pese a fuertes objeciones de ambientalistas dispuestos a dar la batalla, el gobierno de George W. Bush quiere permitir a los vehículos todoterreno circular por áreas protegidas de las dunas del meridional desierto de California.

«Este gobierno está tomando decisiones motivadas políticamente. A ellos no les importa la ciencia, sino los intereses del grupo de presión de la industria todoterreno», dijo a Tierramérica Daniel Patterson, del independiente Centro para la Diversidad Biológica.

Según el Centro, cada año hasta un millón de vehículos todoterreno –que incluyen los especialmente diseñados para viajar por la arena, motociclos, jeeps y camiones monstruo– causan enormes daños a los ecosistemas de las dunas, al aplastar a su paso plantas y animales.

El Buró de Administración de Tierras (BLM, por sus siglas en inglés) emitió el año pasado un plan para abrir las áreas protegidas a los vehículos todoterreno, que fue revocado esta primavera (boreal) por un juez federal de San Francisco.

Lo más problable es que el BML insista en abrirlas, advirtió Patterson.

Actualmente, las leyes de conservación de Estados Unidos abarcan alrededor de la mitad de las dunas de Algodones, en el desierto de California.

Extendiéndose unos 65 kilómetros hacia el norte a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, las dunas albergan a varias especies exóticas, incluyendo al escarabajo verde del Carab (Calosoma schayeri), el girasol (Helianthus annuus L.) y la rarísima planta milkvetch de Peirson (Astragulus magdelenae var. Peirsonii), endémica de Algodones.

Por su extrema sequedad, sus variaciones de temperatura y sus arenas cambiantes, Algodones constituye un hábitat único en el desierto, según expertos.

Durante las lluvias, las dunas actúan como una represa natural, creando varias reservas en el desierto.

El BLM reconoce que debe proteger las dunas de Algodones, pero indica que pueden ser reabiertas para fines recreativos en el futuro.

«Estamos esperando una decisión basada en una opinión biológica (que identifique si las especies están amenazadas) del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos», dijo a Tierramérica Steven Razo, portavoz del BLM en California. Si eso ocurre se reabrirá el área, afirmó.

Razo señaló que actualmente no se limita la cantidad de vehículos todoterreno que circulan en la zona, pero si se habilitaran más dunas para efectos recreativos el Buró podría fijar un límite y controlar su impacto ambiental.

Los ecologistas acusaron al Servicio de evitar deliberadamente un enfoque científico para determinar las condiciones de las especies exóticas.

«La designación de hábitat crítico impone requisitos onerosos sobre las agencias federales y los propietarios de tierras», dijo al Senado Julie MacDonald, subsecretaria asistente del Servicio, en una audiencia celebrada el mes pasado en el Senado sobre la implementación de la Ley de Especies Amenazadas.

MacDonald dijo que el gobierno estaba comprometido con la conservación, pero agregó que el litigio continuo por parte de organizaciones ambientalistas estaba lisiando la capacidad del gobierno de listar a las especies amenazadas.

Algunos ambientalistas la acusaron de ignorar a la ciencia y al interés público. «Ella es una funcionaria del gobierno de Bush designada políticamente que se unió al grupo que presiona a favor de los vehículos todoterreno», dijo Patterson a Tierramérica.

Además de su rica biodiversidad, las dunas de Algodones también son consideradas sagradas por los indios estadounidenses quenchuan, que vivieron ahí durante miles de años y no quieren que sean usadas con fines recreativos.

Los ambientalistas dicen que los vehículos todoterreno usan llantas especiales que se introducen profundamente en la arena, matando directamente a animales y destruyendo su hábitat. Así, en horas del día, dado que 80 por ciento de la fauna desértica está bajo tierra, las especies son aplastadas y mutiladas.

Estudios que comparan áreas utilizadas por todoterreno con las dunas no usadas indican que los vehículos reducen drásticamente la población de escarabajos y amenazan seriamente a muchas otras especies endémicas que dependen de las plantas para alimentarse.

Hasta el año 2000, el negocio de los vehículos todoterreno utilizaba 85 por ciento de las 65.000 hectáreas de las dunas, pero ahora su actividad está relegada a unas 20.000, como resultado de una demanda presentada por el Centro y otras organizaciones ambientales.

Algunos ambientalistas afirman que, como el grupo de presión a favor de este medio de transporte nunca estuvo feliz con el compromiso alcanzado con el gobierno hace seis años, continúa presionando a las autoridades federales para abrir más dunas a propósitos recreativos.

En julio de 2004, el Centro y otras organizaciones presentaron una petición a las autoridades federales buscando proteger a 17 especies que habitan las dunas. Estas, según expertos, suelen exhibir una especialización vinculada al hábitat, tal como la dependencia de una planta particular.

Pero hasta ahora el Servicio de Pesca y Vida Silvestre reconoció solamente cinco insectos en posible riesgo.

Los ambientalistas temen que, si estas especies no son protegidas ahora, pronto se extingan.

«Nuestra petición representa una buena evidencia científica», afirmó Patterson. «La Ley de Especies Amenazadas funciona. Pero este gobierno no le da seguimiento».

Describiendo la respuesta del gobierno como «irresponsable», los activistas opinan que no tendrán más opción que llevar a las autoridades a juicio nuevamente.

«El gobierno de Bush creó un paradigma extraño y torpe en el que las decisiones científicas son tomadas por políticos y los tribunales tienen que tomar decisiones basándose en la ciencia», agregó Karen Schambach, director de la organización independiente Empleados Públicos por la Responsabilidad Ambiental. * El autor es corresponsal de IPS. Este artículo fue publicado originalmente el 9 de septiembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=38714