La reciente apertura a nuevas rondas de negociaciones entre la dirigencia sionista-israelí y sus homólogos palestinos de Al-Fatah, propiciada por los Estados Unidos, no puede catalogarse de otra forma, sino, como una nueva burla al mundo. El imperialismo estadounidense aprovecha cualquier oportunidad para lavar sus manos cubiertas de sangre palestina, y las de sus aliados […]
La reciente apertura a nuevas rondas de negociaciones entre la dirigencia sionista-israelí y sus homólogos palestinos de Al-Fatah, propiciada por los Estados Unidos, no puede catalogarse de otra forma, sino, como una nueva burla al mundo. El imperialismo estadounidense aprovecha cualquier oportunidad para lavar sus manos cubiertas de sangre palestina, y las de sus aliados sionistas también, y seguir manipulando y mantener su influencia en toda esa convulsionada región. La causa Palestina es la madre de todas las causas y luchas de los pueblos árabes. La estrategia de los grupos de poder estadounidense consiste en manipular y hacer creer a los ingenuos que se pretende solucionar este conflicto para recuperar la reputación imperial perdida en los últimos años de rebeldías revolucionarias que han sacudido al mundo árabe.
Poco importa a los Estados Unidos y sus lacayos de Europa la sangre palestina derramada por los sionistas para continuar robando sus tierras, profundizar la limpieza étnica en esos territorios y cometer genocidio contra aquellos que se resisten a esas políticas criminales. No exageramos cuando decimos que los palestinos han padecido por más de 65 años los crímenes más horrendos, muy similares a los crímenes nazis, esta vez a manos de los malolientes inquisidores sionistas. Pero para algunos estadounidenses y europeos que visitan la entidad genocida de Israel, los ghettos palestinos se han convertido en una especie de cruel atracción turística aceptada que satisface los morbos e instintos salvajes más brutales de las mentes desformadas. La pesadilla que padece el pueblo palestino han revivido los recuerdos y las ideas del nazismo en los dos últimos siglos. Los sionistas cargan contra aquel pueblo inocente todos sus odios del pasado, repitiendo con tecnología moderna los mismos propósitos nazis. Similares sentimientos de odios e ideas racistas relacionan a los nazis del pasado con sus semejantes sionistas en el presente. Los palestinos padecen la más brutal opresión, miseria, hambre, expulsión y destrucción de sus hogares por los invasores colonos sionistas ante la mirada cómplice de los Estados Unidos y Europa.
A los Estados Unidos e Israel les interesa mantener fuera de las Naciones Unidas (ONU) la solución del conflicto palestino. Para ello, y con la complicidad de la Autoridad Palestina, han ideado estos infinitos encuentros bilaterales, entre la hiena y su presa, para así evitar aplicar las exigencias establecidas por el Consejo de Seguridad de la ONU que exigen la devolución de todos los territorios palestinos robados y anexados por Israel en la guerra de 1967 y el retorno de todos los refugiados palestinos que hoy suman más de 5 millones en el exilio.
Mientras se suscita este encuentro, el genocida primer ministro israelí, Benjamin Natanyahu ha manifestado públicamente que se construirán nuevos asentamientos para colonos sionistas invasores en territorios palestinos.
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