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Fase dos del genocidio israelí: ocupación del 53% de Gaza, asesinatos, segregación y línea amarilla

Fuentes: El Diario

En una semana de tregua Israel ha matado a 38 personas, varios niños y niñas, mantiene bloqueado el paso de Rafah y consolida su ocupación en más de la mitad de la Franja, con la señalización de una línea de separación.

En solo una semana desde el anuncio de alto el fuego, el Ejército israelí ha violado decenas de veces la tregua, ha asesinado a treinta y ocho personas y herido a más de un centenar en la Franja de Gaza. Este viernes mató a once miembros de la familia Abu Shaaban que viajaban en un vehículo en la ciudad de Gaza: eran siete niños y niñas, dos mujeres y dos hombres. Trataban de llegar a su casa, para comprobar si seguía en pie e inspeccionar los daños. No lo lograron.

Israel insiste en que disparará contra todas las personas que crucen la invisible línea de separación –llamada ‘línea amarilla’– que divide en dos la Franja, establecida a través del plan de Donald Trump. La reportera palestina Hind Khoudary explica, desde Gaza, que la mayoría de la población no tiene acceso a Internet ni información precisa sobre la ubicación exacta de esa línea de demarcación.

El ministro de Defensa israelí ha anunciado que la nueva frontera ha empezado a ser señalizada en el terreno “con marcas continuas especiales”, oficializando así la apropiación de al menos un 53% del territorio de la Franja, sin plazo de caducidad. La denomina “línea de separación política y de seguridad”.

Esa frontera amarilla aparece ya en los mapas israelíes publicados estos días por el Gobierno, al igual que en 1949 se trazó la llamada ‘Línea Verde’ para marcar el territorio conquistado por Israel en la guerra del 48. La verde, al igual que hoy la amarilla, iba a ser transitoria, “de armisticio”, pero se convirtió en la frontera de facto hasta que el Ejército israelí invadió más territorio palestino en 1967.

Con esta nueva demarcación, Israel alcanza parte de sus objetivos: desgajar territorialmente Gaza, mantener a su población en un gueto más reducido y dar un paso más en su ocupación ilegal.

El director del grupo de investigación Forensic Architecture, Eyal Weizman, ha mostrado una imagen aérea de los años sesenta en la que se ve que la ‘línea amarilla’ ahora trazada por Israel “coincide aproximadamente con el límite de la duna de arena costera de la zona, dejando a Gaza sin la mayoría absoluta de sus áreas agrícolas en los suelos fértiles del este”.

Violaciones habituales

“Desde 2008-09 Israel repite el mismo guión: El alto el fuego israelí es tú paras y yo disparo”, denunció esta semana la relatora de la ONU, Francesca Albanese, en referencia a las violaciones israelíes de la tregua. El modus operandi no sorprende. Desde el alto el fuego acordado en Líbano hace un año, Israel lo ha incumplido en más de 4.500 ocasiones, matando a “cientos de personas, incluidos menores, derribando decenas de miles de viviendas y anexionándose cinco áreas del país”, señala el exembajador británico Craig Murray. Este mismo viernes el Ejército israelí volvió a bombardear territorio libanés.

Tampoco se ha relajado la ocupación ilegal en Cisjordania, donde Israel se anexiona más áreas y traza ya la construcción de veintidós nuevos asentamientos, el plan de robo de tierras más gigantesco de las últimas décadas en la zona. Allí, en un pueblo cercano a Hebrón, el Ejército israelí mató a otro niño esta semana, Muhammad al Hallaq, de diez años de edad.

Con esta son ya 1.001 las muertes causadas por tropas y colonos israelíes desde octubre de 2023 en Cisjordania. Una quinta parte de esos asesinados son niños, según cifras de Naciones Unidas. “Es necesario revertir la anexión de Cisjordania, debe haber rendición de cuentas por todas las violaciones del derecho internacional”, ha insistido el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Volker Türk.

La supervisión de los palestinos es el eje del plan, basado en la misma idea racista de hace más de un siglo, cuando el colonialismo todavía no había sido prohibido por el derecho internacional.

El alto el fuego ha sido diseñado a la medida de los intereses israelíes. Da luz verde a la ocupación de más territorio palestino en Gaza, establece control colonial, no contempla rendición de cuentas y deja la puerta abierta a un genocidio ralentizado.

Cambia la fase, el ritmo y algunos métodos, con un marco más ajustado a las necesidades narrativas de los gobiernos occidentales más aliados de Estados Unidos e Israel, que ya lo usan como coartada para no adoptar sanciones contra Tel Aviv. Pero eso no significa que cesen los crímenes, la segregación y la desposesión progresiva que sufre el pueblo palestino.

El Gobierno israelí no renuncia a sus objetivos: expulsión o desplazamiento forzado de la población de la Franja, control de territorio y configuración definitiva del “Gran Israel”, con Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este, los Altos del Golán sirios y zonas del sur libanés. Este lunes el primer ministro Netanyahu defendió, una vez más, la “soberanía israelí” sobre Jerusalén, Cisjordania y los Altos del Golán sirios, territorios ocupados ilegalmente.

Una de cada siete familias en Gaza está dirigida por una mujer, más de un millón de mujeres y niñas necesitan ayuda alimentaria y 250.000 precisan apoyo nutricional urgente

El bloqueo

Esta semana Israel volvió a bloquear la entrada en la Franja de productos necesarios y, tras ello, la está limitando a unos trescientos camiones diarios, una cantidad insuficiente. Además, mantiene varios pasos cerrados, incluido el de Rafah, que es clave. La mayoría de la población vive en tiendas de campaña u otros refugios provisionales con temperaturas cada vez más bajas, y los hospitales siguen sin lo mínimo necesario.

“Los niños y bebés siguen luchando contra la desnutrición; vemos un aumento de casos de diarrea, sarna y neumonía en nuestros centros de salud”, informan desde Save the Children. A todo ello se suma la desestructuración familiar, provocada por las matanzas.

En los dos últimos años los ataques israelíes mataron a dos mujeres y niñas cada hora, más de 33.000 en total, según datos de Naciones Unidas. “Hoy en día, más de un millón de mujeres y niñas necesitan ayuda alimentaria y 250.000 precisan apoyo nutricional urgente. Una de cada siete familias de Gaza está dirigida por una mujer”, indican desde ONU Mujeres.

Las imágenes aéreas de la Franja muestran un territorio arrasado por las bombas, con buena parte de los edificios dañados, destruidos o en riesgo de derrumbe.

“Hay cincuenta millones de toneladas de escombros mezclados con huesos humanos de niños y adultos, con explosivos sin detonar y con restos químicos y otros contaminantes de las armas. ¿Qué se va a hacer con ello?”, se pregunta la investigadora estadounidense Phyllis Bennis, del Instituto Transnacional y del Institute for Policy Studies. “El lenguaje de la reconstrucción esconde una ocupación rediseñada a través del control económico y la gestión extranjera”, advierte.

El Ejército israelí mató esta semana a otro niño en Cisjordania, en una localidad cercana a Hebrón. Tenía 10 años. Con él son ya 1.001 los muertos por fuego israelí en dos años en Cisjordania
El Ejército israelí mató esta semana a otro niño en Cisjordania, en una localidad cercana a Hebrón. Tenía 10 años. Con él son ya 1.001 los muertos por fuego israelí en dos años en Cisjordania

Jerarquía colonial

Lo que se impulsa no es la paz, sino la consolidación del poder colonial, diseñado por Estados Unidos e Israel con la firma de Egipto, Turquía y Catar y con el apoyo de otros países árabes y europeos. El plan impuesto establece un marco de control del territorio y de la población palestina que lo habita. La tregua no detiene las estructuras de dominación que dictan quién debe gobernar Gaza, quién gestionará la ayuda y quién se beneficiará de la reconstrucción.

El proyecto del presidente de EEUU, protector de Netanyahu, excluye a los palestinos de los principales niveles de toma de decisiones. Su diseño prevé un organigrama jerárquico, con un organismo de gobierno en la cúpula denominado Autoridad Transitoria Internacional de Gaza, un término parecido al de Autoridad Provisional de Coalición de Irak, nombre del gobierno de ocupación ilegal de Irak en 2003.

Por debajo se pretende crear instituciones económicas destinadas a controlar las inversiones y los negocios urbanísticos y de reconstrucción, con comités de empresas internacionales al mando.También se establecerán equipos para la seguridad y, en un nivel inferior, comités para la ayuda humanitaria. “En el escalafón más bajo estará el equipo de coordinación constituido por tecnócratas palestinos, de los que nadie sabe quiénes serán ni cómo van a ser elegidos”, explica Bennis.

La supervisión de los palestinos es el eje vertebral del plan, basado en la misma idea racista que sustentó los mandatos británicos y los protectorados franceses en todo el mundo árabe hace más de un siglo, cuando el colonialismo todavía no había sido prohibido por el derecho internacional. Entonces los colonizadores ocupaban territorios con la excusa de que tenían que civilizar a las ‘poblaciones bárbaras’ porque no se podía confiar en que se gobernasen a sí mismas.

“Antes lo hacían en nombre de la civilización. Ahora lo llaman paz”, denuncia el periodista palestino estadounidense Ahmed El Din.

Familiares de palestinos desaparecidos en cárceles israelíes observan en Gaza imágenes de cadáveres entregados esta semana por Israel con signos de tortura y de ejecuciones
Familiares de palestinos desaparecidos en cárceles israelíes observan en Gaza imágenes de cadáveres entregados esta semana por Israel con signos de tortura y de ejecuciones

Más de 9.000 palestinos siguen en cárceles israelíes. 400 son menores y 52 mujeres. 3.500 no tienen cargos, ni juicio, ni fecha de salida

Torturas

A través del plan de Trump la medida más urgente no es la retirada de la gigantesca cantidad de escombros, ni el rescate de los cadáveres de los miles palestinos desaparecidos en Gaza, sino la búsqueda de los cuerpos de los dieciocho rehenes israelíes que faltan. Muchas familias palestinas aguardan su turno para localizar a sus muertos.

Esta semana Israel entregó decenas de cadáveres de palestinos arrestados, en el marco del acuerdo alcanzado. La mayoría llegaron irreconocibles, con signos de maltrato, tortura y ejecuciones sumarias, con brazos y piernas atados, señales de golpes, cortes, disecciones y disparos.

Los testimonios de los más de mil novecientos palestinos puestos en libertad el lunes, a cambio de los últimos veinte rehenes israelíes vivos, también mencionan maltrato o torturas. Es el caso del doctor Ahmad Mhanna, director del hospital Al Awda de Gaza, arrestado hace un año y diez meses, o el de Mahmoud Abu Foul, de 28 años, que ha salido con los ojos destrozados. “Me provocaron ceguera con descargas eléctricas continuadas y después me negaron el tratamiento médico que necesitaba”, ha denunciado.

La mayor parte de los palestinos liberados de las cárceles israelíes no tenían ni cargos ni condenas. Las detenciones arbitrarias, sin garantías y a menudo sin visitas son una práctica habitual de Israel, y así lo han denunciado informes de relatores de Naciones Unidas y organizaciones internacionales de derechos humanos. Una ley israelí permite arrestar sin cargos a cualquier palestino, incluso a menores de edad, sin juicio y con posibilidad de prórroga cada seis meses, lo que los convierten en rehenes de facto.

Actualmente, de los nueve mil palestinos que están en cárceles israelíes, al menos tres mil quinientos se encuentran en esa situación: sin cargos ni juicio. Entre ellos hay unos cuatrocientos menores, cincuenta y dos mujeres y decenas de médicos y sanitarios que fueron secuestrados en sus propios hospitales.

Jerarquía racial

La deshumanización de la población palestina está normalizada, y la propaganda proisraelí busca ahora dar un paso más en ese sentido. Así lo denuncia la relatora de la ONU para Palestina, Francesca Albanese: “El mundo ignora a los REHENES [sic] palestinos debido a una ‘barrera de especímenes’: en la jerarquía del valor humano, los palestinos no son vistos como plenamente humanos y, por lo tanto, no pueden ser ‘rehenes’ de lo sobrehumano. Seguimos ahí: barbarie disfrazada de orden”.

La jerarquía racial aplicada por el sistema de apartheid israelí contra los palestinos ha sido asumida también por el plan Trump y otros mandatarios internacionales que lo apoyan. Se mira hacia otro lado ante las evidencias de torturas y crímenes masivos. Se sigue apoyando al autor del genocidio y aplastando a sus víctimas.

En este sentido, la organización israelí B’Tselem ha señalado esta semana que “la misma base que permitió los crímenes de Israel en Gaza y Cisjordania durante los últimos dos años permanece intacta: el total desprecio por la vida y la dignidad palestinas en nombre de la supremacía judía. La ocupación y el apartheid siguen con toda su fuerza; la constante negación de la humanidad e identidad palestina, que posibilitó el genocidio, continúa hoy”.

La directora de Amnistía Internacional, Agnès Callamard, también ha señalado que los crímenes continúan y ha lamentado que la Unión Europea haya retirado la votación para la suspensión de algunos puntos del Acuerdo de Asociación preferencial comercial con Israel, basándose en el ‘cambio de contexto’: “Un alto el fuego no significa el fin del genocidio, la ocupación ilegal o el apartheid. El acuerdo entre la UE e Israel debe suspenderse”, ha escrito.

Tras dos años de masacres, de desplazamientos forzados, de hambre provocada sin posibilidad de huida para la mayor parte de la población, la segunda fase del genocidio israelí reduce el ritmo y la cantidad de asesinatos, pero no los detiene. Israel sigue destruyendo al pueblo palestino a través de la ocupación, de la segregación, del encierro entre muros y vallas, de asesinatos y desplazamiento forzado. El plan de Trump disfraza este nuevo escenario para permitir más apartheid y una ocupación militar de facto que roba más territorio a los palestinos.

Fuente: https://www.eldiario.es/internacional/fase-2-genocidio-israeli-ocupacion-53-gaza-asesinatos-segregacion-linea-amarilla_129_12694721.html