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FIdel no es Franco, Cuba no es España

Fuentes: El Mundo

Impresionante la expectación levantada a nivel mundial por la dimisión temporal del presidente de Cuba, Fidel Castro. En Florida, los sectores extremistas del exilio cubano salieron a festejarla por las calles, como si en vez de la dimisión hubieran comunicado su muerte. En el resto del mundo las reacciones estuvieron marcadas por la filiación política […]

Impresionante la expectación levantada a nivel mundial por la dimisión temporal del presidente de Cuba, Fidel Castro. En Florida, los sectores extremistas del exilio cubano salieron a festejarla por las calles, como si en vez de la dimisión hubieran comunicado su muerte. En el resto del mundo las reacciones estuvieron marcadas por la filiación política de gobiernos y partidos. No es normal que la dimisión de un Jefe de Estado provoque tanto revuelo. Tampoco lo explica el simple recuento de los años que lleva al frente de Cuba.

Causa principal es que Fidel es uno de los grandes personajes del siglo XX y, con seguridad, el dirigente político más relevante de Latinoamérica. La otra es que Fidel Castro supo dirigir, defender y mantener un sistema político marxista y beligerante en las barbas mismas de EEUU, a pesar de todo lo intentado por este país para destruir la revolución cubana y asesinar a Castro. Un sistema que supo resistir la hecatombe soviética y, pese a su inmensa soledad, reorganizar la economía y sacar al pueblo de la desoladora crisis causada por la desaparición del bloque soviético. Ningún gobierno del mundo hubiera soportado tal impacto. El cubano aguantó, sin sacar tropas a la calle. Una mayoría de gente quiso resistir.

A pesar de la adversidad, Cuba mantuvo las becas a alumnos extranjeros, hizo verdaderos milagros para que la crisis afectara mínimamente a niños y ancianos y mantuvo los sistemas de salud y educación prestando servicios básicos a la población. Quince años después del colapso soviético, la isla ofrece parámetros económicos notables, con un crecimiento promedio del 5% anual desde 2001. El crecimiento económico ha permitido elevar el nivel de vida de su población, presentando datos tan sorprendentes como una expectativa media de vida superior a la de EEUU o su condición de potencia deportiva continental, sólo superada por EEUU, aunque nada tengan que ver uno y otro país.

Cuba ha marcado hondamente los destinos de América. EEUU intentó aislarla de su entorno natural, al punto que, en lo álgido del bloqueo, era delito viajar a la isla. Meca de casi todos los movimientos guerrilleros y de izquierda, ha visto, cuarenta años después del triunfo revolucionario, cómo llegaban al poder muchos de los que acogió, entrenó y apoyó. La firma por Fidel Castro, hace pocas semanas, del acuerdo entre Cuba y MERCOSUR, opacado por la agresión israelí contra Líbano, no resta carácter histórico a esa reunión de presidentes. Sin que nadie lo proclamara, en Argentina se enterró, puede que para siempre, la política de aislamiento y bloqueo. Podía, Fidel, sonreír satisfecho, pues había ganado.

Hay quienes, en España, quieren hacer comparaciones entre Franco y Fidel, entre Cuba y España. Demuestran, con ello, lo poco que saben de ambos y cuán poco conocen la realidad latinoamericana. Dan por supuesto que la muerte de Fidel significará el fin del sistema por él dirigido. Quieren suponer que manejarán su enfermedad como lo hizo el gobierno franquista. Pueden esperar sentados a lo primero y dar por completamente errado lo segundo. La revolución ha construido un Estado sólido con una población instruida y profundamente patriótica, que difícilmente se entregará al enemigo histórico. Fidel, con mucha seguridad, se recuperará y, posiblemente, opte por ir delegando el poder para dirigir él la sucesión, que no transición. Puede que, finalmente, se retire como hizo Deng Xiao Ping en China, para facilitar el proceso provocado por la inevitabilidad de la muerte. Pero no habrá derrumbe a lo soviético, ni rendición total como en Nicaragua. Cuba es una singularidad. Para entender lo que pasa y pasará en la isla es preciso tener esto en cuenta.

* Profesor de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid ([email protected]).